La razón por la que no deberías seguir en coche a un amigo

Carreteras sin límite de velocidad: autopistas alemanas

Gustavo López Sirvent

Aunque pueda parecer baladí, no lo es, porque si no guardamos las distancias y seguimos a alguien puede conllevar que aumentemos la velocidad y ese incremento nos lleve a cometer errores que puedan provocar un accidente. El estudio, realizado por una universidad estadounidense, se ha realizado en 16 jóvenes de entre 18 y 22 años, todos ellos con carnet, lógicamente.

Hay estudios de investigación que, a primera vista, pueden parecer estúpidos o incongruentes. Pero si lo analizas de cerca y ves sus consecuencias, es probable que te detengas a leerlo. En Estados Unidos han indagado el motivo de por qué no debemos seguir  al coche de un familiar, amigo o conocido. Y aunque te parezca una chorrada sin sentido, créeme que lo tiene.

Ir detrás del vehículo que va delante, supuesto guía que conoce el camino, puede llegar a ser muy peligroso porque puede arrojar un resultado que nadie quiere, sobre todo por equivocaciones y maniobras arriesgas que pueden derivar en un accidente.

Los investigadores de la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, han realizado un estudio que a su vez ha sido publicado en la revista ‘Frontiers in Psychology’, por el que seguir a un coche de alguien conocido conlleva riesgos.  

El profesor de ingeniería y líder de la investigación de este centro docente, Robert Gray, comenzó a investigar este hecho después de analizar un accidente para un juicio. En este suceso, un conductor resultó gravemente herido cuando seguía a un amigo.

Dieciséis estudiantes que tenían entre 18 y 22 años, todos ellos con carnet, se sometieron a este examen. Cada uno de ellos se enfrentó a tres escenarios diferentes, analizándose su comportamiento en cada uno de ellos. 

El primero se trató de una ruta que ellos mismos eligieron. En el segundo caso se guiaron por las  instrucciones de un GPS. Y en el último escenario tenían que seguir a otro coche. 

Después de observar los diferentes comportamientos, como la velocidad, la distancia que había respecto al coche que iba delante o el tiempo que tardaban en cambiar de carril, entre otros factores, se llegaron a conclusiones diferentes. 

El cabeza visible de esta investigación declaró en la revista Science Daily que cuando los conductores seguían a otro automóvil su comportamiento al volante variaba “aumentando la probabilidad de verse involucrado en un accidente”.

Otra de las conclusiones de este estudio fue que los estudiantes analizados conducían más rápido, y además, lo hacían cometiendo muchos errores. Cuando se topaban con cambios ya fueran por señalizaciones, dificultades derivadas por el tráfico o por problemas de la carretera reaccionaban de forma más peligrosa.

Ese proceder se comparó al que tenían cuando iban con el GPS y las diferencias fueron considerables.
La idiosincrasia del ser humano (de algunos, no todos) es que cuando tratamos de seguir a alguien (amigo, familiar, conocido) tratamos de no perderlo de vista. Ese hecho puede provocar cierto estrés, incrementando la velocidad y realizando movimientos arriesgados sin darnos cuenta.