La fulgurante arrancada de Valteri Bottas en el GP Austria F1 2017 ha puesto de actualidad el sistema de la FIA que vigila las salidas en las carreras.

Quizás creas como mi cuñado que la 'técnica del ojímetro' sea lo más avanzado que tienen los responsables del Gran Circo para detectar si algún piloto listillo da gas antes de que las cinco luces del semáforo se apaguen. 

Y en parte tienes razón, ya que el director de carrera sigue los prolegómenos de la misma desde un puesto de control que ofrece una visión privilegiada de la parrilla. Además Charlie Whiting cuenta con la ayuda de un montón de comisarios que a través de unas pantallas enormes observan todo lo que pasa antes, durante y después de la competición.

Sin embargo, como hay veces que la vista de un grupo de seres humanos no es suficiente, la FIA inventó un chivato electrónico que echa una mano en estas labores. Se trata de unos sensores que están 'enterrados' en el asfalto de los box grid o cajones de la parrilla donde se sitúan los bólidos antes de que comience la acción.

En realidad, estos transpondedores que tienen el tamaño de una pulga anoréxica, son capaces de detectar el más mínimo movimiento de un monoplaza. Bueno también hay otros sensores que viajan a bordo de los propios coches.

Todos lo datos recabados por estos minúsculos dispositivos son transmitidos a un receptor que los registra. La información que recogen viaja por una red de cableado de fibra óptica que posteriormente envía los datos a la 'timing tower' y al puesto del director de carrera.

Después de conocer la labor de estos sensores parece un invento bastante fiable. Por tanto las quejas de Sebastian Vettel ayer, como casi siempre en su caso, no tenían razón de ser. El irascible teutón debería recordar que este método permite determinar con una gran precisión si el corredor ha hecho un jump start, es decir, si ha arrancado o no antes de tiempo.

Echa un vistazo al vídeo que aparece bajo estas líneas y que te explica cómo funcionan el sistema que controla las salidas en la F1.