¿Prefieres ver una carrera de Fórmula 1 o una de la Nascar?

Q4 en la Formula 1
Siempre he sido más de rallys. Por algo será.

Vayamos por partes: yo antes sí me sentaba a ver Fórmula 1. Con "antes" me refiero a esa época anterior a Fernando Alonso que muchos creen que es leyenda, aunque existió. Pero los cambios de reglamentación provocaron que las pruebas se fueran haciendo cada vez más y más aburridas, con unos adelantamientos que se realizaban durante las paradas en boxes (y muy pocas veces sobre la pista), estrategias que evitaban el cuerpo a cuerpo y que no dejaban brillar a los pilotos (lo que contaba era la mecánica, la aerodinámica y el ingeniero, ¿verdad, Adrian Newey?) y chismorreos que muy poco tenían que ver con la competición en sí. Lo de "Gran Circo" le venía al pelo.

No me meteré con aquellos que empezaron a interesarse por esta disciplina al calorcito de Alonso y que se han ido diluyendo con los años. Esos aficionados buscarán en el fútbol la sustitución a las carreras, así que probablemente tampoco les atraerá la Nascar. Máxime cuando son eventos que se disputan, en su mayoría, en circuitos ovalados (ojo, que no todos son así. Algunos, como el de Watkins Glen, tienen su miga), así que la pericia a la hora de trazar las curvas queda un poco descafeinada. Error.

Para empezar, la técnica de conducción que hay que desplegar en estas pistas es compleja, pues las curvas siempre giran hacia el mismo sentido y las fuerzas centrífugas "atacan" al mismo lado del cuerpo. Aquí brilla el piloto que mejor sabe moverse en un trazado atestado de coches, con todos rodando cerca. Hay lucha, emoción, ya que rara vez se abren huecos tan grandes entre los vehículos como entre los monoplazas de Fórmula 1. Ah, y los modelos son reconocibles. Están aligerados al máximo, pero la carrocería, al menos, "te suena".

Si hablamos de presenciar el evento "in situ", ni me lo pensaría: a la Nascar de cabeza. El ambiente en la Fórmula 1 es aséptico, distante, frío (curioso, cuando hablamos de uno de los deportes más pasionales que hay: las carreras de coches). Todo está regulado, no te puedes acercar a... nada, no se te permite vivir de cerca algo por lo que se paga mucho dinero para ver. En la competición americana, el espectáculo empieza en el aparcamiento del trazado, fuera de éste, con los aficionados organizando una auténtica fiesta (comida grasienta y cerveza, el paraíso de Homer Simpson) antes de que empiece la acción. Sólo eso ya merece la pena. Es distinto, aún se respira ese aire de fiesta entre el olor cercano de la gasolina y de los neumáticos desgastándose. Te sientes parte de la carrera, estás ahí.

Así pues, si tuviera que elegir entre ver la Fórmula 1 y la Nascar, ¿haría la maleta hacia Estados Unidos? ¿Buscaría la forma de seguirla en directo por internet? Tampoco. No sé por qué os empeñáis en los circuitos: os tengo dicho que los pilotos de verdad están en los rallys.

Etiquetas: NASCAR