Muchas cosas van a cambiar de ahora en adelante, desde luego. El mundo después del Covid no será igual y eso afecta a todos los aspectos de nuestras vidas. Si lo llevamos a nuestro terreno, conducir es algo que, en principio, no debería entrañar mucho riesgo. Pero, ¿qué pasará con los salones del automóvil?

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Si vamos en nuestro coche solos o acompañados, protegidos con mascarillas, todo debería estar en orden. Pero hay otros actos y situaciones relacionadas con el automóvil que no lo tienen tan fácil. Por ejemplo, eventos como el Salón de Ginebra congregan a mucha gente procedente de multitud de países diferentes en un espacio cerrado. 

Este año, por razones obvias, fue cancelado… pero es que incluso se habla de la posibilidad de que la edición de 2021 tampoco tenga lugar. “La organización del evento en 2021 es muy incierta en este momento. De hecho, los principales expositores del Salón Internacional del Automóvil de Ginebra nos recomiendan encarecidamente planificar la próxima edición para 2022”, han explicado. 

La verdad, estas declaraciones no son muy alentadoras. Los salones son un lugar fantástico para que las marcas de coches sean noticia y sus deportivos y/o criaturas recién nacidas brillen impolutas bajo los focos, pero también suponen un desembolso económico muy importante para todos aquellos que forman parte de ellos.

De hecho, la fundación que organiza la muestra ha tenido que pedir al cantón de la región un préstamo de apoyo de unos 11 millones de francos suizos (es decir, algo más de 10 millones de euros al cambio actual) para cubrir los gastos de cancelación de este año. 

Las autoridades locales ofrecieron dinero, pero a cambio de que las próximas ediciones sean organizadas por Palexpo en el futuro, la compañía propietaria de la feria de muestras donde se celebra. Y claro, se han negado, ya que dicen que va contra una tradición que comenzó hace 100 años. 

¿Se ha abierto la Caja de Pandora de los salones del automóvil?

Por tanto, ante una situación mundial alterada a nivel sanitario -nadie sabe todavía cómo va a evolucionar esto con el paso de los meses-, una economía duramente golpeada y mucha incertidumbre sobre si de verdad merece la pena pagar por organizar este tipo de eventos, la cosa no pinta nada bien…

Ya se había comentado que los salones del automóvil eran especies en extinción, pero la crisis del coronavirus parece haber sido el detonante para empezar a pensar si merece la pena o no su supervivencia. 

Además, los fabricantes han aprovechado este periodo para saltar al mundo digital y muchos de sus coches y proyectos han sido presentados a través de las redes sociales, de manera mucho más exclusiva y sin nadie que les robe la atención, con un importante éxito. Es el caso, por ejemplo, del Porsche 911 Targa 992. 

Sin embargo, duele pensar que ya nunca jamás podamos asistir a uno de ellos, así que nos gustaría pensar que alguno de los más importantes, como es el caso de Ginebra, se mantengan con el tiempo. Aunque sea como herencia. Aun así, nos preguntamos: ¿es el principio del fin?