Récord mundial de alcoholemia: ¿sabías que lo batió un vasco en 2016?

Control alcohol y drogas Guardia Civil
Recorrió 240 kilómetros al borde del coma etílico.

Dicen que cuando superas los 3 gramos de alcohol por litro de sangre estás al borde del coma etílico. Pues bien, un conductor vasco marcó un récord mundial de alcoholemia en 2016 en la localidad francesa de Libourne, en la autopista A-89 que comunica Perigueux con Burdeos. ¡4,75 gramos de alcohol por litro de sangre!

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Al parecer, los gendarmes franceses acudieron al vehículo del susodicho conductor cuando lo vieron parado en un carril de emergencia. Al mostrar signos muy evidentes de estar bajo los efectos del alcohol y de no ser ni siquiera capaz de poder soplar, fue trasladado a un hospital donde se le realizó un análisis de sangre que dio como resultado un récord mundial de alcoholemia.

Un milagro de la física

Al comprobar la tasa de alcohol en sangre de 4,75 gramos, parece un milagro que este conductor tremendamente imprudente pudiese seguir consciente. Todo un acontecimiento, ya que no es habitual ver registros por encima de 3 gramos en sangre. Lo peor de todo es que según la policía francesa, este conductor pudo haber recorrido cerca de 240 kilómetros al volante sin ni siquiera darse cuenta de nada. ¡Todo un peligro púbico!

Por supuesto, la primera medida fue la retirada del carné de conducir durante seis meses. Además, tras declarar ante el Tribunal Penal de Libourne por un delito contra la seguridad del tráfico se le prohibió circular por territorio francés durante tres años. Te recuerdo que el límite es de 0,50 gramos de alcohol por litro de sangre o 0,25 mg por litro de aire. A buen seguro deberían prohibirle también conducir por España...

La alcoholemia sigue siendo un problema grave y este récord mundial de alcohol en sangre demuestra una vez más que sigue habiendo conductores que no tienen claro que no se puede beber y conducir a la vez. Y por mucho que las campañas de tráfico lo recuerden, hay quienes hacen oídos sordos, poniendo en peligro no solo su vida, sino especialmente la de los demás conductores.