Probamos el prototipo sobre el que Mazda ha desarrollado su primer coche eléctrico

Nos adelantamos a un lanzamiento mundial

Faltan apenas unos días para que Mazda presente de manera oficial su primer modelo completamente eléctrico en el Salón de Tokio, pero antes me ha dado la oportunidad de poder probar este Mazda e-TPV (Electric Technology Prove-Out Vehicle), que así es como han llamado internamente al prototipo sobre el que lo han desarrollado.

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Por fuera es un Mazda CX-30, pero el modelo final no será un CX-30 eléctrico. Ni mucho menos. De hecho, se basa en una plataforma que se ha desarrollado de manera específica para los nuevos modelos electrificados de la marca. Esto quiere decir, no solo 100% eléctricos, sino híbridos e híbridos enchufables (si quieres conocer más detalles sobre hacia dónde apuntan los coches eléctricos de Mazda e incluso su solución con motor rotativo, no dejes de visitar este enlace en el que te contamos todo lo que nos han desvelado en este viaje al centro de I+D de Mazda en Frankfurt).

Lo que tampoco hemos podido confirmar al 100% es que se vaya a tratar de un SUV, aunque todo parece indicar que un modelo tipo crossover será la opción más indicada teniendo en cuenta la actual demanda.

No me han desvelado demasiados datos técnicos sobre este prototipo eléctrico de Mazda y mucho menos de su versión de calle definitiva. Pero si me han confirmado que montará un motor de corriente alterna refrigerado por agua cuya potencia máxima es de 105 kW (unos 142 CV) y su cifra de par de 265 Nm. Por su parte, equipa una batería de 35,5 kWh de capacidad.

Autonomía ideal para un urbano

Durante esta prueba del prototipo eléctrico de Mazda no he podido comprobar de primera mano ningún dato referente al consumo, ya que el ordenador de viaje no estaba operativo, sí me tiro a la piscina y adelanto que su autonomía rondará los 250 km.

Los responsables de desarrollo de nuevos modelos de Mazda afirman que es más que suficiente para moverse por ciudad, que el terreno donde consideran se debe mover un eléctrico. Aspirar a más autonomía o prestaciones supondría hacer un coche, con baterías más grandes, más pesado y, por tanto, más caro.

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Manos a la obra. Nada más arrancar me sorprende lo suave que es el primer coche eléctrico de Mazda. A diferencia del común de los eléctricos, la entrega de potencia es más progresiva y tiene cierto retardo a la hora de empujar, como si se tratara de un modelo de combustión. De primeras no me gusta este efecto, pero poco a poco compruebo que es una reacción más natural y, por tanto, más apropiada para gran parte de los conductores.

Y no creas que no muestra genio. Pese a sus 105 kW, si le pisas a fondo sí que empuja y, al menos este prototipo, gana velocidad acompañado por un sonido artifical que llega a mis oídos a través de los altavoces y que me recuerda incluso a un coche de combustión. Es falso, pero ¡me gusta!

Prueba prototipo Mazda eléctrico CX-30

También muestra un comportamiento diferente al habitual cuando levantas el pie del acelerador. No retiene tanto como un eléctrico al uso. Y es una respuesta buscada. El objetivo es lograr un comportamiento como el que ya estamos acostumbrados a notar en un coche normal. Para que me entiendas, es como si fueras en quinta en un coche de gasolina y levantaras el pie del acelerador. No es que no retenga nada, pero tampoco es que vayas como en punto muerto. Si quieres recuperar energía tienes que pisar ligeramente el freno, cuyo pedal en la primera parte de su recorrido cumple mayormente esa misión, la de regenerar potencia, y no tanto la de frenar. Si lo que quieres es detenerte, entonces debes pisar con más ganas.

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Un último detalle a este respecto: me confirman que el modelo de calle derivado de este modelo posiblemente cuente tanto con levas en el volante como con canal secuencial en la propia palanca de cambios para poder adaptar el grado de retención del vehículo al estilo de modelos como el Hyundai Kona eléctrico, pero durante este prueba del prototipo Mazda eléctrico no lo hemos podido ver, porque todavía no estaba decidido si el modelo de serie llevará ambas opciones o solo una, ni el número de fases de retención.

¿Qué más cosas te puedo decir de su comportamiento? Pues que como las baterías van colocadas bajo el suelo, el centro de gravedad se rebaja y por tanto el coche se muestra muy asentado y estable. Además, han logrado un reparto de pesos de 55/45, así que en las curvas no muestra balanceos ni malos modos. En esto ayuda su contenido peso, del que no han querido darme datos oficiales, pero percibo que debe ser muy ajustado, porque si no lo fuera en las curvas hubiera actuado de otra manera.

La suspensión filtra perfectamente las irregularidades del terreno y sujeta bien la carrocería y la dirección es suave, pero en absoluto imprecisa.

Prueba prototipo Mazda eléctrico CX-30

Está claro que el primer Mazda eléctrico va ha llegar a la calle con la tecnología más que probada, porque cuando echo un vistazo al marcador veo que indica más de 7.000 km y el ingeniero que me acompaña durante esta prueba para comprobar que el vehículo trabaja dentro de los parámetros correctos me confirma que esa cifra es real. Ya estoy nervioso por comprobar cómo será el modelo de verdad que se verá en Tokio.

Nuestro veredicto

0.8