Prueba del Merces-Benz AMG One: tecnología de Fórmula 1 en la calle

Un homenaje a los triunfos en F1 de las fechas plateadas

Conducir un superdeportivo híbrido con un motor tan cercano a la Fórmula 1 no es algo común, pero es lo que hemos hecho durante la prueba del Mercedes-Benz AMG One. Un escaparate técnico de 1.063 CV de potencia que ha puesto el motor V6 turbohíbrido de la temporada de F1 2016 en un coche que podría conducir tu primo, el que se acaba de sacar el carné sin ser Lewis Hamilton.

Una odisea que comenzó con el anuncio del deportivo en 2017 con las entregas previstas para 2020, pero llegó la pandemia y la cosa se ha ido hasta 2022. Aunque al final todo ha cuadrado bien. El Mercedes-Benz AMG One está en producción justo cuando Tobias Moers, jefe de AMG, se fue a Aston Martin. Así que las 275 unidades se empezarán a entregar en otoño y acabarán a finales de 2023.

¿Cuál es el motor del Mercedes-Benz AMG One?

Mercedes-Benz AMG One

El de un Fórmula 1. Concretamente cuenta con un motor V6 turboalimentado de 1.6 litros de 566 CV en combinación con un sistema eléctrico MGU-K de 121 CV y una unidad MGU-H de 161 CV que lo convierten, en esencia, en un híbrido como los que ves en competición cada fin de semana.

El output de potencia máximo es de 1.063 CV y no se conoce ninguna cifra de par máximo, pero no es difícil imaginar que serán más newton metro de los que podrías desear. Además, la caja de cambios automática desarrollada por X-Trac es muy similar a la de los monoplazas del gran circo.

Y por si te preguntas si este motor tiene fecha de caducidad, te diremos que sí. Habrá que reconstruir el motor de combustión interna cada 50.000 kilómetros, y Mercedes es quién está capacitada para llevar a cabo esta labor.

Hasta entonces podrás disfrutar de su aceleración de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y de 0 a 200 m/h en 7 segundos junto a una velocidad máxima de 352 m/h. Nada mal para sus más de 2 millones de euros...

Diseño exterior e interior

El Mercedes-Benz AMG One es un compendio de elementos aerodinámicos móviles que se controlan desde su pantalla multimedia interior. Su estructura está construida enteramente en fibra de carbono, al igual que la carrocería, lo que le otorga un peso de 1.695 kg. Cifra que no es algo de otro mundo, y que está al nivel de hiperdeportivos mucho menos costosos como el Ferrari SF90 Stradale...

Sin embargo, su diseño es algo radical. Cuenta con dos cadenas de flaps móviles sobre las aletas delanteras, un alerón trasero activo con aleta de tiburón, un túnel central que canaliza el aire hacia el fondo plano del coche, más elementos móviles, una toma de aire para el motor sobre el techo al estilo de muchos prototipos de las 24 Horas de Le Mans, difusor trasero...

Muchas soluciones técnicas para mantener a la máquina pegada al asfalto en todo momento y en cualquier condición. Y todo controlable, claro, desde el 'modesto' interior, donde destacan los asientos baquet de fibra de carbono, un volante muy similar al de los monoplazas de Fórmula 1 y dos pantallas TFT de 10 pulgadas a modo de cuadro de instrumentos y panel multimedia.

En la tapicería, mucha tela de alcántara y fibra de carbono al descubierto al lado de otros metales. Aunque para ser un coche enfocado en rendir al máximo en los circuitos, tiene climatización, sistema de audio con Bluetooth, USB-C y un más que aceptable sistema de audio. Accesorios que en muchas ocasiones, son opcionales en coches como el McLaren 765LT Spider que probamos recientemente.

Y si quieres guardar algo, no hay ni maletero ni nada. Un compartimento con tapa transparente en la consola central en el que te cabe, como mucho, la llave del bólido y el smartphone. Para viajar lo vas a tener complicado, no digamos ya si llevas acompañante...

Al volante del Mercedes-Benz AMG One

Mercedes-Benz AMG One

La prueba del Mercedes-Benz AMG One que realizamos tuvo lugar en Nürburgring junto al (nervioso) equipo de apoyo del superdeportivo alemán. Vale que en Top Gear hemos tenido algún que otro percance en el Infierno Verde, pero no es para tanto.

Lo primero es una sesión de aprendizaje detrás de un Mercedes-Benz AMG GT Black Series pilotado por Bernd Schneider, la leyenda del DTM. El tipo va y dice que sus neumáticos tardarán en calentarse e iba a ritmo de clasificación de la categoría GT3, un show.

Nosotros estamos en modo 'Calle', sin la aerodinámica desplegada, pero con toda la potencia disponible. Desde dentro es uno de los coches más ruidosos que jamás hemos conducido, sobre todo durante las frenadas. Cosas de la competición, como el estridente sonido del motor que se clava como un puñal en tu cabeza. En la primera vuelta sonríes, luego te duele todo.

Aunque el AMG One subvira un poco en curvas, quizá sea cosa de la temperatura de los neumáticos. Íbamos en modo automático, y en una reducción al pasar el coche de tercera a segund marcha, de repente el V6 deja de funcionar y salta una advertencia en la pantalla.

Sudores fríos y llamamos por radio a Berndt, pero mientras hablamos, la unidad de potencia vuelve a la vida y el Mercedes AMG One vuelve a hacer gárgaras. Todo esto sin haber tocado un solo botón. Misterios varios del Infierno Verde.

Cuando pudimos apretarle las tuercas, se reveló un hiperdeportivo increíble. No se parece a nada existente. Es único, con un motor increíble que se despoca por encima de las 9.000 rpm, aunque los cambios ascendentes de marcha suenan descuidados. Se nota el empuje eléctrico para eliminar el turbolag, sin duda.

En modo 'Race', el chasis se vuelve físicamente férreo, aunque el subviraje no termina de desaparecer por algún motivo. Y respecto al ruido, acabamos usando tapones para los oídos. Era sencillamente infernal, así que tratamos de concentrarnos en el trabajo de frenos. La deceleración inicial es simple, pero mantener al coche al borde del ABS en curvas es difícil. Muchas sensaciones al mismo tiempo.

Conclusión: el Mercedes-Benz AMG One será recordado como una de las grandes locuras de la automoción y una máquina fascinante

Mercedes-Benz AMG One

Este bólido es uno de los coches más bonitos, espectaculares y locos que se han fabricado. ¿Justifica eso su precio de 2,2 millones de euros más impuestos? Bueno, algún propieratio de Pagani o Koenigsegg podría discutirlo.

En Mercedes afirman que no hay planes para fabricar un roadster o una versión vitaminada con el apellido Black Series, así que todo quedará en las 275 unidades que se están produciendo en las instalaciones de Reino Unido.

Respecto a la reconstrucción completa del motor, por ahí se rumorea que puede llegar a costar 850.000 euros. Casi es mejor usarlo en ocasiones especiales, porque doler, duele. Aunque su motor finciona en condiciones muy diferentes a las de un F1, posee 17 km de autonomía eléctrica y es más respetuoso en cifras de contaminación que un BMW M3.

Nuestro veredicto

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