Suzuki Celerio

El Suzuki Celerio es la apuesta más urbana de la marca japonesa. Sus reducidas dimensiones y su agilidad hacen de él un automóvil ideal para desenvolverse con soltura por los abarrotados núcleos urbanos. Sin embargo, este coche no es solo una herramienta para sobrevivir a las grandes aglomeraciones, si no que puede ser el compañero de viaje perfecto gracias a sus cualidades en carretera. Además, cuenta con otro punto a favor, y es que mantiene una excelente relación calidad-precio, algo a tener en cuenta para muchos conductores. Su comportamiento es bastante mejor al que cabría esperar de un vehículo de menos de 10.000 euros. Es cierto que no ofrece un confort desproporcionado y que los lujos en el interior son prácticamente nulos, pero este coche es capaz de afrontar carreteras de muy diversa índole sin apenas pasar apuros. Durante los recorridos largo se mantiene fiable y aísla bien a sus ocupantes, algo que no siempre se puede ver en un automóvil de estas características.

La gama de motores que monta el Celerio es bastante reducida, pues tan solo cuenta con un único propulsor. Se trata de un bloque de gasolina de un litro de cilindrada que desarrolla 68 caballos de potencia. Puede que no parezca mucho, pero no se podría haber elegido un motor mejor para este modelo. Sus consumos son de lo más reducido y su comportamiento está muy lejos de ser tosco y sin nervio. Este motor incorpora de serie una caja de cambios manual de cinco velocidades, precisa pero con las relaciones algo largas. Sin embargo, de manera opcional se puede elegir un sistema de transmisión automática 'Automatic Gear Shift', que incluirá embrague ruborizado. La estructura del chasis y la suspensión no son grandes trabajos de ingeniería automovilística, pero mantienen al Celerio pegado a la carretera si no se le aprieta demasiado.

En cuestiones de diseño, Suzuki no ha apostado demasiado con este coche, que conserva una imagen demasiado insustancial como para llegar a quedarse obsoleta. De acuerdo con la tónica dominante en los utilitarios japoneses de gama más baja, la carrocería solo incluye los detalles que resultan totalmente imprescindibles. Nada de alardes estéticos ni de elementos que puedan encarecer ligeramente el precio de este coche. Su frontal es una combinación básica de faros, parrilla y entrada de aire, en la que ninguno de los elementos toma especial protagonismo. Los faros tienen un diseño bonito, aunque propio de modelos de la década pasada, y se fusionan con cierta estética con la parrilla horizontal. En el lateral del Celerio apenas hay elementos que llamen la atención. La carrocería adquiere formas sencillas y alargadas que más tarde se traducirán en un amplio espacio interior. Las puertas son grandes y de formas rectas, algo que siempre facilitará el acceso al interior. Finalmente, la zaga de este coche mantiene esa filosofía minimalista y funcional. El portón y los pilotos está colocados con habilidad, e incluso se podría decir que tienen cierto atractivo en sus formas.

En el interior se respira cierto ambiente minimalista, que convierte a este coche en una herramienta profundamente práctica. El puesto de conducción ofrece un espacio destinado al dominio de todos los ángulos del coche, mientras que el resto de asientos goza de un espacio bastante amplio si lo comparamos con otros vehículos de categoría similar. El equipamiento es escaso y obvia casi cualquier sistema de asistencia a la conducción. Igualmente, los materiales y los acabados no son de lo mejor, y hay quizá una presencia excesiva de plásticos duros. En cualquier caso, la habitabilidad está muy bien resuelta y se convierte en otro de los puntos fuertes de este coche.

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