¿Cosas de americanos? Aquí tienes cinco muscle cars que hemos hecho en Europa

Mercedes 300 E 6.0 AMG ‘The Hammer’

Es un segmento tan amplio...

Los muscle cars son coches especiales. Son deportivos con grandes motores V8 que tienen un sonido adictivo y una capacidad innata para devorar los neumáticos traseros. Estados Unidos es toda una institución cuando se trata de crear este tipo de modelos, pero lo cierto es que no todos vienen del país de las barras y estrellas. Aquí van 5 muscle cars que no son americanos.

Hay muchos ejemplos para elegir y sabemos que lugares como Australia nos darían suficientes como para hacer varias entregas de esta clasificación. Sin embargo, vamos a optar por opciones menos evidentes, pero que también han sido sorprendentes. 

Jensen Interceptor

Un Jensen Interceptor, con un Jensen FF detrás.
Un Jensen Interceptor, con un Jensen FF detrás.

En los años 60 y 70, Inglaterra contó con su propio muscle car. Fue el llamado Jensen Interceptor, un gran turismo con un diseño inconfundible que se caracterizaba por una gran luneta trasera. También se creó una versión descapotable, pero no es tan apreciada como la original.

Más allá de su diseño, bajo el capó de este deportivo se situaron varios motores V8 de origen Chrysler a lo largo de los años. Llegó a haber un bloque de 7,2 litros que era capaz de producir unos 330 CV, pero estuvo disponible por un tiempo limitado. Aun así, este acabó siendo uno de los coches más interesantes del Reino Unido en aquellos años.

Mercedes 300 E 6.0 AMG ‘The Hammer’

Mercedes 300 E 6.0 AMG ‘The Hammer’

Sin duda, una de las creaciones más especiales dentro del universo de los Mercedes-AMG. En los años 80, este entonces preparador decidió fabricar un coche a partir del Mercedes Clase E, al que dotó de nuevos elementos en la carrocería, nuevas llantas y una suspensión más deportiva. Aun así, la mecánica era lo más importante.

Se crearon varias versiones, pero la que montaba el V8 de 6 litros era el más radical. Con 385 CV y 556 Nm de par, podía pasar de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y era capaz de alcanzar 300 km/h de velocidad máxima. Se podía ver pintado de negro y fue apodado ‘Black Hammer’ por ello y por sus sorprendentes cualidades.

De Tomaso Pantera

De Tomaso Pantera

Entre los años 70 y 90, el fabricante italiano De Tomaso ofreció un interesante deportivo con tracción trasera y un V8 americano colocado en posición central-trasera. El propulsor era el que montaba el Ford Mustang y producía más de 300 CV, aunque se crearon distintas versiones que variaban las prestaciones. Aun así, podría ser considerado un muscle car de todos modos.

Una de las versiones más radicales era el De Tomaso Pantera GT4, que estaba orientado a la competición. Su potencia era de 500 CV y estaba orientado a devorar los circuitos, aunque es cierto que el papel de este modelo en competición nunca fue demasiado sorprendente.

Lexus IS F 

Lexus IS F

Lexus es una firma orientada al lujo, pero también nos ha traído más de un deportivo emocionante. A mediados de los 2000 se atrevieron con una versión de su berlina IS, a la que denominaron IS F. Con una estética más deportiva, su objetivo era plantarles cara a los grandes modelos provenientes de fabricantes como Audi, Mercedes y BMW.

Para ello, se montó un motor V8 de 5 litros bajo el capó, el cual rendía unos 423 CV. Por supuesto, esa fuerza se enviaba al eje trasero a través de una transmisión de 8 relaciones. Podía pasar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y su velocidad máxima se limitó a 270 km/h. Era un coche emocionante, pero su historia llegó a su fin en 2014 con 11.000 unidades vendidas.

BMW M3 GTR

BMW M3 GTR E46

Probablemente, uno de los BMW M3 más codiciados y también uno de los más famosos para los que crecimos jugando a ‘Need for Speed’. En 2001 se creó esta versión tan especial del M3 E46, de la cual solo se fabricaron 10 unidades. ¿Su objetivo? Ser homologado para las American Le Mans Series, que establecían que debían existir al menos 10 coches de calle de los participantes.

Así nació el M3 GTR, que se caracterizaba por contar con el chasis de competición, un interior muy vaciado, nueva suspensión, un kit de carrocería... Además, montaba un motor V8 de 4 litros con 350 CV que se asociaba a una caja manual de 6 relaciones. Pesaba 35 kg menos que un M3 CSL y costaba 250.000 euros cuando era nuevo.

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