Estos últimos años están siendo bastante problemáticos para la industria del automóvil y los coches eléctricos no están contribuyendo precisamente a solucionar la situación. Un informe de PwC Consulting citado por Automotive News asegura que el 34% de los lanzamientos en 2023 tuvieron retrasos en la producción.

Y además, otro 21% adicional tuvieron problemas debido a diversos factores, así que estamos hablando del 55% de los nuevos lanzamientos. Estándares de calidad, problemas con cadenas de suministros... Las razones son muchas, pero está claro que esta nueva tecnología y forma de movilidad avanza esquivando piedras en el camino.

Desde 2020, la industria sufre multitud de retrasos con sus nuevos modelos

Según el informe, estos retrasos pueden costar a una marca más de 180 millones de euros anuales. Y es que por poner en contexto las cifras, en 2018 solo se retrasaron un 5% de los lanzamientos y únicamente otro 18% sufrió contratiempos. Una diferencia enorme.

Sin duda, la crisis del COVID-19 puso en jaque a toda la industria y al parecer, también la Guerra de Ucrania y la crisis de semiconductores provocada por el auge de la tecnología del hogar y los gadgets. Aunque en PwC señalan que en plena era de cambio, las marcas se enfrentan a otro gran problema: el software.

Por algo un gran comentarista de fútbol dijo una vez "Zapatero a tus zapatos, portero a tu portería". Y los fabricantes han empezado a recurrir a grandes gigantes como Nvidia, Qualcomm, Google o Apple para el desarrollo de inteligencia artificial, sistemas de ayuda a la conducción (ADAS) o entretenimiento.

Cada año los vehículos se vuelven más complejos a nivel hardware y software. Y esto se ha solapado con la transición eléctrica y los recientes problemas de abastecimiento, lo que ha provocado serios contratiempos de producción. Y estos problemas podrían extenderse hasta 2026 con un aumento de hasta el 40% de retrasos de fabricación.