El Mercedes CLK GTR es uno de esos coches que hacen de un garaje uno de los lugares más exclusivos del planeta. Probablemente, junto a esta joya habrá otras de igual valor, pues el que puede permitirse tal modelo no tiene demasiados problemas para llegar a fin de mes. Y aunque su precio es de locos, no es su mayor inconveniente, pues un coche está fabricado para ser conducido. Y este de Mercedes… ¿Por qué no se puede tener un CLK GTR todos los días? Aquí la respuesta.

 A finales de los años noventa, Mercedes debía cumplir con las exigencias de la FIA. Tendría que hacer 25 unidades del CLK GTR para poder homologarlo y disputar las carreras de la GT1, el objetivo de todo esto. Y así lo hizo. Creó un superdeportivo que supuso un hito dentro de la marca y que nos dejó uno de los mejores coches que hayan sido fabricados. Se trataba de un auténtico coche de carreras con licencia para ser conducido en carretera.

Y con esta última frase nos quedamos, pues una de las claves del coche era la posibilidad de ser disfrutado en la calle, en la vía pública. Una posibilidad que, cómo decirlo, no podíamos aprovecharla del todo. El Mercedes CLK GTR no era apto para ser conducido a diario, para llevarte al trabajo y devolverte a casa a la hora de comer. Un coche con diferentes peculiaridades que complicaban su uso normal.

En el vídeo que os dejamos más abajo os explican todas las dificultades para poder conducir a diario este coche. Y una de las más importantes es el acceso al habitáculo, pues para completarlo tenemos que completar diferentes operaciones hasta que finalmente nos subimos al diminuto habitáculo. Salir de él tampoco es nada fácil, con un espacio ínfimo para poder sacar nuestro cuerpo de la misma cabina.

¿Qué os ha parecido el vídeo de DK Engineering TV? Se trata de un coche asombroso, ¿verdad? Bajo la piel se esconde un V12 de 7.0 litros de aspiración natural y nada menos que 612 CV. ¡Ojalá poder disfrutar de sus virtudes y sus defectos!