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Se trata de un servicio de transporte que ha levantado ampollas allá donde se ha implantado, y el caso español no ha sido una excepción. Problemáticas aparte, te dejamos en este artículo una selección de los 10 coches que todos querríamos ver en Uber.
Un taxi BMW de lado en Nürburgring
¿Sabes lo que es Uber ? Se trata de un servicio de transporte privado en el que los propios usuarios pueden ofrecer su vehículo como medio de locomoción a otros miembros de la comunidad. Gestionado a través de una aplicación para el teléfono móvil, el sistema permite a cualquiera solicitar un coche en su ubicación, ser trasladado a destino y realizar el pago a través del propio smartphone , de modo que no sea necesaria realizar ninguna transacción física durante el proceso.
Ahora que ha llegado a España el servicio, hemos pensado en hacer una selección de los coches que todos querríamos ver en Uber, con alternativas para dar respuesta a todo tipo de necesidades: desde un pequeño coche urbano pensado para la ciudad como el Smart Brabus 2016 hasta una auténtica bestia todo terreno como el Mercedes G500 4x4 al cuadrado , pasando por otras soluciones más divertidas como el Ariel Nomad o más respetuosas con el medio ambiente como el Tesla Model X o... el Porsche 918 Spyder .
Las críticas que decían que, al construir 918 de estos vehículos, Porsche había mordido más de lo que su base de clientes multimillonarios podía masticar son ahora un susurro lejano. Todos están más que vendidos y ya cambian de manos por 1,4 millones de euros, aproximadamente. Unos 600.000 euros más de lo esperado.
Es complicado ignorar esa cifra mientras Matthias Hoffsümmer, jefe de monitores del 918 (enseña a los compradores con montones de dinero, pero un poco menos de conocimiento, cómo manejar su inversión), nos da las llaves. Pedimos que quiten los paneles del techo para disfrutar al máximo de los escapes, en posición alta. Nuestros oídos lo agradecerán más tarde… pero nuestra frente, quemada por el sol, no.
Ajustamos el asiento -de forma manual-, ponemos el volante un poco más cerca de nuestro pecho y pasamos los ojos por la consola central. La pantalla está en un ángulo ridículo, ya que el conductor apenas puede ver lo que se muestra, pero la ejecución es artesanía pura. Giramos la llave y el Porsche 918 se coloca en modo E-Power, así que salimos en silencio del aparcamiento. Se trata de una herramienta muy útil para aquellos los propietarios de superdeportivos tímidos y discretos que no quieren anunciar su marcha a toda la provincia.
Durante los primeros minutos, nos mantenemos en el programa eléctrico, mientras nuestra visión periférica recalcula la anchura prodigiosa del 918. A pesar de que el motor V8 actúa, de momento, como un lastre, este coche es muy rápido: ofrece una jugosa ración de aceleración (eléctrica) que te lleva directamente a 150 km/h. Pero se acaba cuando recorres 30 km.
Mientras intentamos absorber lo que ocurre, Matthias nos explica –a un precio por hora muy sustancioso- los distintos modos de conducción: E-Power, Hybrid, Sport y Race. Es un montón de información para asimilar, pero empieza a juguetear con el dial en el volante y todo encaja. El 918 es un coche salvajemente complicado en aspectos que ni siquiera puedes ver, pero manejarlo es extrañamente sencillo.
El programa híbrido piensa por ti, combinando las diferentes fuentes de potencia para sacar aceleración cuando lo deseas y eficiencia cuando no quieres pasarte. Existen dos posiciones para la amortiguación y se activan desde botones independientes (el modo más suave ya ofrece agarre de sobra para una carretera secundaria). Puedes dejar que la caja de cambios PDK opere por sí misma o utilizar las levas para ir paseando por sus siete marchas según te plazca.
Rápidamente nos damos cuenta de que, en vías como éstas, el programa Sport y la transmisión en modo manual configuran el punto óptimo, ya que mantienen el motor permanentemente dándolo todo y el coche preparado para el máximo, listo para un salto en el tiempo, si se tercia. En cuestión de minutos, ganamos confianza (vale, el Porsche 918 es ancho, pero eso significa que tiene un agarre lateral inquebrantable en las curvas): la aerodinámica cumple su trabajo y las cuatro ruedas motrices hacen malabares con la fuerza para llevarla donde se necesita.
Básicamente, te hace sentir mejor conductor de lo que eres, permitiéndote frenar más tarde, mantener pisado el acelerador donde levantarías el pie si llevaras un 911 y cubrir distancias a un ritmo… bueno, más que decente. No te intimida, más bien te ofrece una diversión inimaginable.
La caja de cambios se maneja como un instrumento musical, golpeando las levas, sobre todo, para experimentar la gama de notas que ofrece el motor. Porque, honestamente, no importa la marcha en la que vayas: estarás continuamente nadando en fuerza. Los propulsores eléctricos pueden provocar que tu cabeza se eche hacia atrás cuando aceleres… aunque marches a 1.000 rpm en séptima.
Eso ocurre antes de que la mecánica empiece a galopar, emitiendo el aullido que esperas en un coche de carreras mientras se acerca al corte, situado en 9.150 rpm; el mundo se vuelve muy borroso. Lo que hace que todo cobre vida es el juego continuo entre la entrega de potencia eléctrica, casi de ciencia ficción, y la sensación orgánica del V8 atmosférico. Cada uno de los dos mejora el otro, así que todo parece innovador y futurista, pero tosco y pasado de moda al mismo tiempo.
El peso del Porsche 918 es alto, 1.685 kilos (1.640 con el pack de fibra de carbono Weissach), pero no modera su actuación: sólo la mitiga un poco, ayudándole a dar una impresión de mayor seguridad, de estar totalmente pegado al suelo. Lo cierto es, y jamás pensamos que escribiríamos esto, que podría utilizarse a diario.
Con una carga rápida por la noche, sería posible disfrutar cada mañana de ir al trabajo con él… sin contaminar. Y otra cosa: mientras sus proporciones parecen estratosféricas si viene hacia ti, pintado en plata y sin pegatinas ridículas, de verdad que no da tanto el cante. No, al menos, comparado con un McLaren P1 o con un Ferrari LaFerrari, por ejemplo.
Esa noche, tomando unas cañas, Matthias nos habla de una prueba interna de eficiencia. El Carrera GT y el 918 fueron conducidos durante 1.000 km, juntos, a velocidad idéntica y por la misma ruta. Al parecer, este último utilizó un 30% menos de combustible, a pesar de superar al GT en todas las cifras de prestaciones que se midieron. Ése es el ritmo del progreso.
Así que si te has cansado de tener que desplazarte en un aburrido eficiente taxi Toyota Prius en tus desplazamientos urbanos, no te pierdas los coches que todos querríamos ver en Uber. A lo mejor alguien toma ideas y se comienzan a ofrecer en la aplicación... ganaría mucho.