La historia del Brabham ‘coche-ventilador’ que solo ganó una carrera de F1

Brabham BT46B

Una de las creaciones más llamativas de la F1

Los libros de historia muestran que la temporada de F1 de 1978 perteneció a Lotus. El diseñador Colin Chapman había revolucionado el deporte con el fenómeno aerodinámico del efecto suelo, lo que aportó a sus coches grandes cantidades de carga aerodinámica. En otras palabras, les hizo realmente rápidos.

El Lotus 78 logró un par de victorias al principio de ese año, pero fue el Lotus 79 el que realmente llevó lejos al equipo: introducido en la sexta carrera de la temporada -en Bélgica-, llevó a Mario Andretti hacia la pole con más de un segundo de ventaja y después dobló a la mayor parte de la parrilla en su camino hacia la victoria.

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El piloto estadounidense logró el título en un año empañado por la muerte de su compañero de equipo, Ronnie Peterson. Al mismo tiempo, Lotus ganó cómodamente la corona de constructores.

Pero todo podría haber sido muy distinto. En Brabham, Gordon Murray le daba vueltas a la cabeza tratando de averiguar cómo superar a Lotus. El BT46 del equipo había tenido un comienzo problemático, en parte porque el coche tenía problemas de refrigeración, pero también porque no tenía una respuesta al ingenioso efecto suelo de Lotus.

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Murray volvió a estudiar el reglamento y, después de examinar detenidamente las regulaciones, se topó con algo: las reglas decían que cualquier dispositivo cuya función principal fuera afectar la aerodinámica tenía que ser completamente inmóvil. Entonces, ¿qué pasa con un dispositivo cuya función principal era algo más?

Después de hablar con un abogado, Murray supo que había encontrado una escapatoria y se puso a trabajar en la creación de su ‘asesino de Lotus’. Nació así el BT46B y, después de probar el nuevo diseño en secreto en Brands Hatch, el coche quedó listo para el Gran Premio de Suecia, en Anderstorp.

Faldones laterales y un ventilador detrás

El coche con la especificación B generó su efecto suelo de dos formas: la primera fue mediante la adición de unos faldones laterales inspirados en Lotus que, a falta de una mejor metáfora, actuaban como una ventosa debajo del coche. El segundo método era un ventilador montado en la parte trasera que aspiraba el aire que pasaba debajo del monoplaza, aumentando la potencia de succión y la velocidad en las curvas.

Los otros equipos protestaron de inmediato, pero Brabham había sido inteligente. Argumentó que, debido a que más de la mitad del flujo de aire generado por el ventilador pasaba a través del radiador, su función principal era la de actuar como un dispositivo de enfriamiento. Por lo tanto, no podía ir en contra de las reglas.

Las autoridades estuvieron de acuerdo y el coche fue autorizado para correr. El equipo confiaba tanto en su ritmo que el propietario, Bernie Ecclestone, instruyó a sus pilotos para que se lo tomaran con calma en la clasificación y no alteraran a nadie porque los tanques de combustible estaban a rebosar. Sorprendentemente, aquello no funcionó. John Watson y Niki Lauda se clasificaron en segundo y tercer lugar.

Nadie lo sabía, pero la carrera fue una especie de formalidad, especialmente cuando se derramó aceite en la pista y el Brabham simplemente la atravesó cuando los rivales se vieron obligados a reducir la velocidad. Watson se retiró pronto, pero Lauda cruzó la bandera a cuadros con más de medio minuto de ventaja. Una gran brecha en cualquier era de la F1.

Parecía que el campeonato se había abierto de par en par, pero la política se interpuso en el camino. Al principio, los rivales de Brabham intentaron afirmar que el ventilador era peligroso porque arrojaba piedras y polvo; una afirmación que Murray negó. Cuando eso no funcionó, gente como Colin Chapman y Ken Tyrrell dejaron claro a Ecclestone que la Asociación de Constructores de Fórmula 1, -la organización que Ecclestone dirigía junto con sus deberes de propiedad del equipo- estaría acabada.

"Habríamos ganado el campeonato fácilmente", reflexionó Murray cuando Top Gear UK fue a ver su increíble colección de coches. Pero, después de que Ecclestone le contase la presión bajo la que se encontraba, Murray "accedió a regañadientes" a retirar el coche.

El ‘coche-ventilador’ de Brabham se retiró con un récord de victorias del 100%, el único monoplaza que ha logrado tal hazaña en la historia de la F1. Además, Murray nos ha dado más coches increíbles para los fanáticos desde entonces. Por ejemplo, el McLaren F1 y el nuevo T.50. Dios bendiga a los vacíos legales.

Texto original de Joe Holding