Si mencionamos a los motores rotativos, lo más probable es que se os venga a la cabeza un fabricante: Mazda. La firma japonesa ha creado muchos vehículos con este tipo de motor a lo largo de los años, en muchas ocasiones con enfoque deportivo. Pero ¿y si os dijéramos que también lanzaron un minibús? Así era el Mazda Parkway 26.
En la década de 1960, la marca asiática empezó a crear minibuses destinados a pequeñas escuelas, negocios e incluso para su uso como ambulancias. Pronto, estos vehículos ganaron popularidad y en 1965 lanzaron la primera versión para el público general. Tenía 25 asientos y un diseño futurista para ese momento, por lo que gozó de una buena aceptación durante algunos años.
Debido a este éxito, en 1972 Mazda optó por crear un nuevo modelo más refinado y con un mejor equipamiento. Se llamaba Mazda Parkway 26, siendo este número el número de pasajeros que podía albergar, y contaba con detalles como una radio o calefacción para el invierno.
Sin duda, era un modelo más avanzado, pero su cualidad diferenciadora se encontraba bajo el capó. Los anteriores minibuses de Mazda montaban motores convencionales, pero entonces la marca optó por utilizar un bloque rotativo para que este modelo fuese menos contaminante que sus antecesores. En aquel momento, este empezaba a ser un problema del que se oía hablar, aunque aún quedaría mucho para que se lanzasen al mercado modelos realmente poco contaminantes.
La idea de Mazda fue utilizar el motor 13B del RX-3, que en ese momento era de los más respetuosos con el medio ambiente en Japón. Sin embargo, el problema fue el consumo de combustible, ya que era necesario otro motor de 1.000 cc para las versiones con aire acondicionado. Así, el Parkway 26 necesitaba dos tanques de combustible de 70 litros para compensar esto, pero el peso también aumentó, lo que perpetuó el problema.
A esto se añadieron los elevados costes de producción, de manera que no fue un modelo barato y sus ventas no fueron descomunales. Solo 44 unidades se fabricaron hasta 1976, por lo que hoy en día se trata de uno de los vehículos más raros de la marca. Se creó una nueva generación en 1982, pero ya no contaba con un motor rotativo.
Una de estas escasas unidades, anteriormente usada como autobús escolar, se puede encontrar en la actualidad en el museo de la familia Frey dedicado a Mazda en Augsburgo. El minibús fue comprado en Japón y posteriormente se envió a Europa donde, tras ser restaurado, ahora puede ser visto en el Mazda Classic Museum de la ciudad alemana. Un superviviente que representa una parte de la historia de la marca y del que muy poca gente ha oído hablar.