Öko-Polo: cuando VW apostó por un motor dos cilindros turbo

Volkswagen Oko-Polo
Un experimento en busca de mejorar el consumo y las prestaciones.

Muchos consideran que el 'downsizing' no empezó hasta bien entrado el Siglo XXI, pero lo cierto es que el concepto de reducir el tamaño del motor al máximo y suplir la falta de potencia gracias a la sobrealimentación es algo que se lleva desarrollando desde bastante antes. Un buen ejemplo es el Volkswagen Öko-Polo de 1988, un experimento con ruedas cuyo principal logro fue conseguir un consumo medio de solo 3 litros de combustible cada 100 km.

Te interesa: 5 motores de cuatro cilindros para amar al downsizing

¿Y cómo conseguía esa cifra tan buena? Pues gracias a un motor minúsculo y al apoyo del diésel como combustible más eficiente. Volkswagen a finales de los 80 estaba convenciéndose a sí misma de las bondades de la sobrealimentación. Los motores G40 nacieron en 1986 para ofrecer las versiones más deportivas del Volkswagen Polo. En el 88, ese mismo esquema llegó también a otros modelos como el Golf gracias al motor G60. 

Volkswagen Öko-Polo: el turbo para conseguir eficiencia

Todos sabíamos que los turbos eran una maravillosa manera de conseguir más potencia y prestaciones salvajes. Ahora bien, Volkswagen fue una de las primeras marcas en darse cuenta del potencial del turbo para poder conseguir mejores consumos. Aunque hay que decir que el motor diésel del Volkswagen Öko-Polo de potente tenía más bien poco.

Y es que bajo el capó de este experimento eficiente se escondía un motor de solo dos cilindros, con inyección directa y un turbo G-Lander derivado del motor G40 con el que podía llegar a alcanzar los 40 CV y superar los 130 km/h de velocidad máxima. Sin el turbo, este pequeño propulsor apenas sumaba unos ridículos 12 CV.

Este experimento contaba también con otras novedades técnicas como un sistema de aislamiento que reducía el ruido y las vibraciones en el habitáculo o una transmisión de cinco marchas semi-automática sin pedal de embrague y con un accionamiento electrónico cuando se accionaba el gatillo del pomo. Ah, ¡y también contaba con una especie de 'modo vela' capaz de desacoplar el motor cuando se quitaba el pie del acelerador! Recuerda, estamos en 1988.

Volkswagen, referente del downsizing

Volkswagen Golf GTI G60

Está claro que el downsizing es uno de los principales logros de Volkswagen y buena parte de culpa la tienen experimentos como este Volkswagen Öko-Polo. Dado sus altos costes de producción, este coche nunca llegó a los concesionarios pero sí sellaron a fabricar 75 prototipos con diferentes especificaciones.

Lo más interesante es que muchos de ellos llegaron a venderse, con una peculiaridad estética bastante llamativa: un arcoíris recorre su línea lateral de punta a punta. Hoy se puede considerar como uno de los Volkswagen más raros de la historia y si alguna vez te topas con uno por la calle, ya sabes lo que toca: ¡pide un deseo!