¿Es Lewis Hamilton el mejor piloto de la Historia de la F1?
La pregunta tiene una difícil respuesta
Javier
Prieto
Tras su cuarto Mundial conquistado en México, nos preguntamos si Lewis Hamilton es el mejor piloto de F1 de la Historia. Seguramente que llevados por su patriotismo, nuestros colegas ingleses responderían afirmativamente a esta cuestión. En Top Gear vamos a confrontar las estadísticas del corredor de Stevenage con las de los mitos de la especialidad para encontrar una contestación objetiva.
A ver qué sale de todo esto. Lo que está claro es que se ha hecho un hueco en el Olimpo de la Velocidad, junto a leyendas como Juan Manuel Fangio, Ayrton Senna, Michael Schumacher, Niki Lauda, Jim Clark o Jack Brabham. Pero, ¿quién es el Zeus que reina entre todos esos dioses de la especialidad? Ahora lo descubriremos. De momento, el 44 de Mercedes ya ha igualado las cuatro coronas de Alain Prost y se encuentra a una de Fangio y a tres de Schumi. O sea que desde el punto de vista cuantitativo, es uno de los más grandes de todos los tiempos.
Pero tampoco debemos obviar las hazañas de otros tiempos cuando cada carrera se convertía en una cita con la muerte. Sí, nos referimos a una época en las que las medidas de seguridad no existían, los cascos eran simples gorros de cuero y los bólidos, ataúdes con ruedas. Vamos al lío... aunque las comparaciones son odiosas. Cada era tuvo sus héroes que firmaron hazañas increíbles.
Poleman explosivo
Precisamente, una de sus mayores virtudes reside en su velocidad a una vuelta. Así lo demuestra el hecho de ser el piloto con más poles de todos los tiempos, 71. Lejos quedan ya las 68 de Schumi y las 65 de Senna. Sin embargo, si nos fijamos en el porcentaje de éxito, en este apartado Hamilton solo ocupa la quinta plaza con un raquítico 34,82%. Reina Fangio (55,77%), seguido de los súbditos Jim Clark (45,21%), Alberto Ascari (42,42%), Senna (40,12%) y Schumi (22,08 %).
Sin embargo, al margen de los datos fríos, su precisión y velocidad a una vuelta, lo convierten en uno de los referentes en esta materia. ¿Es por tanto el mejor en la clasificación para la parrilla? Eso es algo muy subjetivo. Además la sombra del brasileño es muy alargada. De hecho, jamás le metió 1,2 segundos a su compi en Mónaco, como hizo el carioca en 1988... pero está muuuuuy cerca de él. De hecho encadenar siete poles seguidas como firmó Lewis en 2015 -el récord absoluto lo ostenta Senna con 8- está reservado a las deidades de este deporte.
Victorias inapelables
Algo similar nos ocurre al echar un vistazo a sus triunfos. El 44 de Mercedes acumula 60 victorias y es segundo por detrás del Káiser (91), si bien está por delante de Alain Prost (51), Sebastian Vettel (45), Ayrton Senna (41) y Fernando Alonso (32).
Sin embargo, si nos fijamos en la efectividad por carreras, su posición cae hasta el sexto puesto merced a un anoréxico 29,70%. En este apartado también manda Fangio con un bestial 46,15%, aunque en 52 Grandes Premios disputados.
El mejor británico
Hamilton ya ostenta más títulos que ninguno de sus compatriotas. Atrás quedan los tres entorchados de Jackie Stewart (1969, 1971 y 1973) y los dos de Graham Hill (1962 y 1968) y de Jim Clark (1963 y 1965). Al menos desde el punto de vista cuantitativo, parece que es el mejor en la tierra del brexit.
Aunque también habría que recordar que el padre de Damon Hill es el único que se alzó con la Triple Corona del Automovilismo. Venció en el GP de Mónaco (1963, 1964, 1965, 1968 y 1969), 500 Millas de Indianápolis (1966) y las 24 Horas de Le Mans (1972). Por tanto, la polivalencia del londinense para vencer cinco veces en el Principado y también hacerlo en dos disciplinas tan distintas como la Indy y la Resistencia, hacen de él un duro rival por el cetro británico.
Virtudes 'cualitativas'
Dejando a un lado los números fríos, hay otros factores intangibles a tener muy en cuenta en el estilo de pilotoje de Lewis Hamilton. Una de sus mayores virtudes reside en los duelos directos en la pista. Es un púgil corredor duro que jamás rehuye el cuerpo a cuerpo.
Precisamente en las distancias cortas se encuentra en su salsa. Tanto es así que su conducción gana muchos enteros en los duelos directos, terreno en el que otros se arrugan. Además, la fortaleza mental que le lleva a aplastar psicológicamente a los compañeros y rivales, le convierten en un tiburón del volante.Eso por no hablar de sus bestiales adelantamientos y apuradas de frenada.
A estos aspectos se suman una gran madurez alcanzada a los 32 años y regularidad durante toda la temporada, de las que antes carecía. Se acabaron esos bajones típicos que solía protagonizar a mitad de curso. Por su todo esto fuera poco, su voracidad competitiva y apetito de gloria no paran de crecer. De hecho, se habla que estaría negociando la renovación en Brackley.
Bendecido con un talento natural único y un estilo de conducción preciso y agresivo, Lewis está entre los monstruos de la especialidad. Pero, ¿es el mejor piloto de la Historia de la F1? Eso, decídelo tú mismo.
Siento deciros que con Ayrton Senna no soy objetivo. Es mi auténtico ídolo. Si alguno de vosotros tiene dudas de por qué Senna es el más grande os invito a que disfrutéis con la carrera del GP Mónaco 1984. Inmediatamente lo entenderéis. Aquel año debutó en la F1 con un humilde Toleman. Pero el diluvio universal que se extendió por las lujosas calles del Principado obró el milagro. Las mecánicas se igualaron y ante esa cortina de lluvia emergió una leyenda. Ayrton fue adelantando a los bólidos que le precedían hasta que se decidió suspender la carrera. En esos momentos comandaba la prueba un tal Alain Prost. El francés comprobaba como poco a poco se acercaba el bólido del carioca, tras él. Entonces la dirección de carrera decidió suspenderla. Ahí, además de un mito, nació una de las rivalidades deportivas más intensas de todos los tiempos. El piloto que conversaba con Dios fue capaz de explorar nuevos límites en la conducción de cada monoplaza al que se subía. Siempre buscaba las fronteras de la física para ser el más rápido. Su brillante trayectoria se truncó el 1 de mayo de 1994. Ese día alcanzó la inmortalidad en la maldita curva de Tamburello en el GP de San Marino, Ímola donde se estrelló. Desde esa fatídica fecha reina en el Olimpo automovilístico junto a otros ilustres compañeros. Era más veloz y competitivo que ningún rival. Solo pensaba en la victoria y en la perfección. Así lo define su frase: “El segundo clasificado es el primero de los perdedores.” En el ámbito personal fue un ciudadano muy comprometido con las causas sociales. En Brasil recuerdan sus donaciones para la construcción de hospitales y escuelas. A este respecto solía comentar lo siguiente: “No puedo vivir en una isla de prosperidad, cuando estoy rodeado de un mar de miseria." Talento, magia, carisma y humanidad en uno de los corredores más recordados e idolatrados. El paulista permanece muy vivo entre sus fans. Fue campeón del mundo en 1988, 1990 y 1991. Corrió 11 temporadas en las que participó en 161 grandes premios, firmando 41 victorias, 65 poles, 19 vueltas rápidas y 80 podios. A día de hoy nadie ha osado destronar al príncipe de Mónaco, ganador en 6 ocasiones en el trazado más exigente y técnico del globo.
Juan Manuel Fangio
El argentino Juan Manuel Fangio es sin ninguna duda uno de los corredores más grandes del motor. Y además es considerado por muchos expertos como el primer astro de las carreras de F1. Consiguió los títulos mundiales de 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957. Y nada menos que con 4 escuderías distintas: Alfa Romeo, Maserati, Mercedes y Ferrari. Este dato revela la versatilidad y facilidad de El Chueco para adaptarse a las características de cualquier montura, algo que muy pocos han logrado. Fue el absoluto dominador de los 50 derrochando calidad y valentía a los mandos de aquellos bólidos. Porque amigos, no podemos obviar que los coches de aquellos tiempos resultaban extremadamente peligrosos. No solo se trataba de llegar el primero, sino de sobrevivir a cada carrera. En ambos aspectos Fangio destacó como nadie. El pentacampeón obtuvo en la categoría reina del automovilismo24 victorias, 35 podios, 29 poles y 23 vueltas rápidas en un total de 51 grandes premios disputados. Esos números arrojan un promedio de triunfos y poles en torno al 50% de las pruebas en las que participó. Unos impresionantes registros muy difíciles de superar. Además es el corredor más veterano al sumar su quinta corona con 46 años. Increíble.
Niki Lauda
Este popular y sensacional piloto es uno de los grandes favoritos de los aficionados a la velocidad. Más allá de sus tres coronas -1975, 1977y 1984-, Niki Lauda se ganó el corazón del público al sufrir un aterrador accidente en el Circuito de Nürburgring en 1976. Salvó la vida milagrosamente. Sin embargo sufrió varias fracturas y quemaduras que le dejaron unas marcas en su rostro y en otras zonas del cuerpo para el resto de su vida. A pesar de la gravedad del siniestro y de su convaleciente estado de salud -sufría un dolor insoportable al ponerse el casco puesto que tenía la piel abrasada- volvió a correr tan solo un mes y unos pocos días después del siniestro. El gesto de superación personal conmovió a todos. Se convirtió en un héroe y en un ejemplo a imitar. Había nacido un mito. En esa temporada -1976- fue subcampeón, después de retirarse en la última carrera del calendario disputada en Japón. Consideró que las condiciones no eran las adecuadas. Al año siguiente se tomó la revancha y el segundo título fue a parar a las vitrinas del vienés. Cosechó en 13 temporadas 25 victorias, 24 poles, 24 vueltas rápidas 54 podios, en 171 grandes premios disputados. Sus duelos con James Hunt marcaron a toda una generación, dos personajes antagónicos dentro y fuera del asfalto, pero con una misma meta: vencer.
Michael Schumacher
Michael Schumacher ostenta la mayoría de los récords de la F1. Desde el punto de vista cuantitativo el Káiser no tiene rival, y desde el cualitativo, también es uno de los mejores de todos los tiempos. En 19 temporadas, participó en 307 carreras, sumó 91 victorias, 68 pole positions, 77 vueltas rápidas y 155 podios. Su mayor e impresionante registro son los 7 títulos, de campeón del mundo logrados en los años 1994, 1995, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004. Su ambición dentro del trazado no tenía límites. Nada ni nadie debía interponerse entre Schumi y el triunfo, su único objetivo. Protagonizó algunas actuaciones polémicas, que le valieron varias descalificaciones y sanciones. Sus detractores consideraban su conducción muy sucia y sus fans, simplemente competitiva. En lo que todos ellos están de acuerdo es que el germano es uno de los grandes mitos de la especialidad. Desde el accidente sufrido en 2013 se encuentra en un complicado estado de salud. Desde Top Gear le enviamos toda nuestra solidaridad, apoyo y mejores deseos.
Fernando Alonso
Hasta la llegada de Fernando Alonsopoco se sabía de la F1 en España. Con él se desató la locura en nuestro país por las carreras de velocidad. En poco tiempo, el asturiano se convirtió en una estrella dentro y fuera de nuestro país. Pocos pilotos tienen el talento que el ovetense, quien siempre ha quedado por delante de sus compañeros de equipo y ha sabido rendir por encima de las prestaciones de sus bólidos. Llegó al Gran Circo cuando los españoles carecíamos casi completamente de protagonismo en él. Y lo más sobresaliente, se hizo con un asiento sin comprarlo, lo que revela su extraordinario talento. Los más frikis recuerdan la anécdota del Nano cuando probaba para Minardi. Salió a pista y pulverizó el crono del piloto oficial del equipo. El jefe de la escuadra asustado le dijo que no fuera tan al límite ya que podía destrozar el coche. Y Fernando le respondió que no había hecho la vuelta a fondo, pero que si lo deseaba, podía demostrárselo. En Renault consiguió dos títulos inolvidables -2005 y 2006-. Tocó la gloria y su legión de fieles también. Todavía se mantienen en la retina de los buenos aficionados aquel duelo épico que le ganó a Schumacher en el GP de San Marino 2006. El Káiser era destronado por un españolito con un Renault frente al todopoderoso Ferrari. Toda una gesta inolvidable que supuso el relevo generacional. Más tarde, la mala suerte y las elecciones de escuderías no siempre correctas, nos han privado de volverle a ver triunfar. Pero no perdemos la esperanza.