El Goodwood Festival of Speed 2016 ya está aquí

Javier Prieto

Coches, velocidad... ¿qué importa lo demás?

Este fin de semana se celebra -y de qué manera- el Goodwood Festival of Speed en la espectacular finca Goodwood House, que está en el Condado de West Sussex (Inglaterra) y pertenece a un hombre con mucho, mucho, mucho dinero que se llama Lord March. Desde 1993 y en este marco incomparable tiene lugar una de las citas más importantes del calendario automovilístico tanto en el Reino Unido como en Europa, con perdón para los ganadores del Brexit. Allí se reúnen mitos del volante en activo y glorias del pasado, millonarios en busca de emociones -dentro y fuera de la pista- y una multitud de personas normales como tú y como yo. El nexo común de todos ellos es la pasión por los cacharros de cuatro ruedas más rápidos y hermosos del planeta.

La principal actividad que dio origen y en torno a la cual gira el Goodwood Festival es la Hill Climb o Subida a la Colina. Con este nombre tan sencillo, no me digáis que no os imagináis de qué va la cosa. Pero por si acaso alguno no lo pilla, os contaré que se trata de una carrera cronometrada por la finca del lord, incluyendo la ascensión a un aristocrático cerro.

Compiten todo tipo de vehículos y motocicletas, con el objetivo de recorrer los 1.860 metros del trazado en el menor tiempo posible. La participación se obtiene por rigurosa invitación. El récord de la prueba con un tiempo de 0:41.60 lo tiene desde 1999 Nick Heidfeld, ex piloto alemán de Fórmula 1, a los mandos de un McLaren MP4/13. Sin embargo, el anfitrión de la fiesta decidió hace ya unos años que ante el peligro que comportaban los monoplazas de la Categoría Reina no volverían a competir, pero sí podrían realizar pruebas, o mejor dicho, paseos de exhibición. Y es que en los dominios de Mr. March entienden por máximo dispositivo de seguridad unas cuantas balas de paja a lo largo del recorrido. Un recurso muy vintage, pero que produce escalofríos solo de pensarlo.

En definitiva, y como os he contado, durante cuatro días, la egregia morada de Lord March y su Goodwood Festival of Speed se convierten en el epicentro continental de la velocidad. Así, los extensos jardines del aristócrata inglés, mudan sus dulces fragancias por el vertiginoso aroma de la gasolina y el neumático quemado. El escenario natural, en medio de la campiña inglesa, no puede resultar más idílico. La propiedad, rodeada de frondosos bosques y abundante vegetación –suponemos que también habitarán por allí zorros y ciervos- se transforma en un museo viviente y al aire libre para los amantes del motor y de otras cosas, porque no solo de cilindros y pistones viven ni la mujer ni el hombre.

En el evento podréis salivar con supercoches, clásicos, prototipos, monoplazas, piezas de colección actuales y todos aquellos vehículos que por su relación con las distintas disciplinas de la competición o la exclusividad, brillan con especial fulgor. Por cierto, pero aquí tienes todos los modelos que se van a mostrar en Goodwood. O dicho de otra manera: cochazos de ensueño que solo con un par de botes del Euromillón nos podríamos comprar tú y yo. Y claro si tienes un Pagani Zonda LM o un McLaren P1 LM, lo suyo es que te exhibas o compitas con tus vecinos de mansión en el Goodwood Festival. Porque de lo contrario, y aunque los proletarios no lo entendamos, la vida de un millonario puede ser muy tediosa. Lo bueno es que en el Goodwood Festival of Speed no se aburre nadie, ni los ricos de bolsillo ni los de espíritu, entre los que me encuentro. No hay tiempo para ello.

Orígenes, el capricho de un millonario

Seguramente os preguntéis, ¿por qué un Lord inglés creó en su parcelita una prueba de automóviles, con las molestias que el ruido de los coches y la invasión de público plebeyo le generan? ¿Fue por una apuesta, una promesa o un acceso de locura transitoria derivado del exceso de ingesta de ginebra? Tranquis, todo tiene su explicación. Resulta que este hijo de la Gran Bretaña es un apasionado de la velocidad. Y desde hacía tiempo perseguía el sueño de organizar carreras en su propiedad porque, por si no lo sabéis, en sus dominios, además de un castillito y un hipódromo, tiene un circuito de velocidad; pero no es un Scalextric, no, no, es un autódromo real. Este había albergado carreras entre 1948 y 1966. Sin embargo, a partir de ese año, y ante la negativa de la acaudalada familia a construir chicanes en el trazado, dejaron de rugir los motores. Y su uso se redujo al de pista de pruebas. Precisamente, en una sesión de ellas, Bruce McLaren falleció en 1970 tras sufrir un accidente mientras probaba un vehículo de la CanAm.

Lord March, un apasionado de cualquier artilugio que tuviera un propulsor y cuatro ruedas, echaba de menos los días de carreras en casa. Y entonces decidió en 1993 organizar el Goodwood Festival of Speed. En la cita podrían participar aquellos automóviles que destacaran por su historia en la competición -Fórmula 1, Mundial de Rallyes, 24 Horas de Le Mans, Nascar, etc.- o por sus altas prestaciones y exclusividad -supercars, piezas de coleccionista o regalos de amantes-. Junto a esos juguetitos de ensueño, también invitó a pilotos en activo y retirados de varias disciplinas. Y tratándose de un auténtico hidalgo inglés no se olvidó de convocar a lo más selecto de la alta sociedad británica. El primer certamen del Goodwood Festival of Speed que tuvo lugar en 1993 fue todo un éxito. Congregó a más de 20.000 personas. Pero Lord March, que está en todo, se dio cuenta de que el Goodwood Festival of Speed coincidía con las 24 Horas de Le Mans. Y decidió que a partir de entonces su sarao tendría lugar en un fin de semana entre finales de junio y principios de julio en el que no se disputaran ni pruebas de Fórmula 1 ni de resistencia importantes. Por eso, amigos míos, la fecha varía de unos años a otros.

Tras el masivo incremento de participantes y asistentes en la prueba inaugural que tuvo lugar en domingo, añadió un año más tarde un segundo día, el sábado, al FOS (por sus siglas en inglés). Posteriormente, se amplió al viernes y el jueves en 1996 y 2010. Así las cosas, el Goodwood Festival of Speed se desarrolla cuatro días seguidos.

Actualmente el FOS se ha convertido en el referente europeo del sector más importante. La asistencia de público suele superar los 200.000 visitantes. Y entre ellos es habitual encontrarse con ases del volante como Kimi Räikkönen -se rumorea que en su última visita llegó a sonreír- o Jenson Button, y del paddock, como Ron Dennis.

En el Goodwood Festival of Speed 2016 que acaba de arrancar y rinde homenaje a los vehículos y motocicletas más potentes del mundo, ya han confirmado su presencia Lewis Hamilton y Nico Rosberg. Los dos enemigos íntimos acuden en representación de su marca, Mercedes que presentará un nuevo modelo en el FOS.

Porque los principales fabricantes de coches vieron hace mucho que el Goodwood Festival of Speed es un maravilloso escaparate en el que presentar sus últimas creaciones. Si eres uno de esos afortunados con una cuenta corriente de más de siete cifras, incluso te invitarán a dar un par de vueltas con sus modelos más exclusivos.

Para comprender la dimensión del Goodwood Festival of Speed hay que señalar que su trascendencia va mucho más allá de una simple exhibición o concentración de coches, o una cita con la velocidad. En realidad, este acontecimiento social, se convierte por unos días en el centro neurálgico más importante del Viejo Continente que reúne en la campiña inglesa a todos los protagonistas que comparten una misma pasión: el sonido de los cilindros y el rugido de los V12.