El Touge es, sencillamente, la base de los coches japoneses, la cultura de las modificaciones y los bólidos de carreras callejeros de todo el mundo. Touge es la forma occidentalizada de la palabra Tōge (峠), que significa 'paso', en alusión a los tramos de montaña de Japón.

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El país del sol naciente cuenta con poco territorio fuera de las montañas, y gran parte de su sistema de carreteras debe atravesarlas serpenteando a lo largo de kilómetros por toda la nación. Fue allí donde hace décadas, los primeros conductores de deportivos japoneses comenzaron una aventura que traspasaría fronteras.

Los inicios del Touge

Este tipo de carreteras suelen contar con dos carriles, uno en cada sentido. Además, poseen grandes curvas y, en ocasiones, una visibilidad limitada por la vegetación de las propias montañas, la niebla y la lluvia que suele ser común en estos entornos.

El Touge Street Racing nació a finales de los años 80', y de este estilo salieron grandes leyendas del automovilismo internacional, como Keiichi Tsuchiya, uno de los mejores pilotos de drift del mundo y que acabó compitiendo en pistas tan legendarias como el Circuito de Ebisu.

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Un ejemplo de carreras estilo Touge son las mostradas en el famoso anime de Inital D, en el que dos coches se enfrentan entre sí en una modalidad que le otorga la victoria al que va delante si aumenta notablemente la distancia con el de atrás, o al segundo si consigue adelantar a su rival.

Suelen ser cuesta abajo, pero en otro tipo de eventos se llega a competir con coches más potentes cuesta arriba. O sencillamente, a hacer tiempos contrarreloj de tramos al más puro estilo de los rallyes de asfalto.

Ilegal, peligroso y muy popular en todo el mundo

Evidentemente, hablamos de una forma de correr completamente ilegal en cualquier país del mundo. Sin embargo, en Japón ha pasado a formar parte de la cultura de los jóvenes (y ahora adultos) aficionados a los coches de alto rendimiento.

De hecho, muchos de los adolescentes que actualmente lo siguen practicando en Japón, descienden de familias cuyos abuelos ya fueron los precursores de esta cultura. Por eso no es extraño ver viejas glorias como los Nissan GT-R, Silvia, Mazda RX-7 o los Toyota Supra en manos de chiquillos después de haber pasado por las de sus padres y abuelos a lo largo de varias décadas.

Aún así, la competitividad no es la base del Touge, aunque sea un punto importante. Generalmente, los conductores se dedican a perfeccionar sus habilidades al máximo nivel y, sobre todo, a evitar los accidentes. 

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Las montañas son eminentemente peligrosas debido a su mala visibilidad, la fauna, los coches que puedas llevar delante o en sentido contrario y la velocidad. Por ello, no son pocas las noticias de algunos accidentes e incluso fotos realmente icónicas con geniales máquinas estrelladas contra los quitamiedos.

El estilo dio el salto a Europa y EE.UU rápidamente, sobre todo en zonas de montañas. En España, sin ir más lejos, existe una amplia cultura del 'tramo' sobre todo en el norte de la península, estrechamente relacionada con el mundo del rally.

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Para correr están los circuitos. Eso es así, pero es innegable el encanto de las montañas y las sinuosas curvas de muchos lugares. El problema del Touge está lejos de solucionarse en Japón, pero dio lugar a soluciones más que curiosas.

La Mazda Turnpike Hakone es una carretera de peaje patrocinada por Mazda (y antes por Toyo Tires) que serpentea mientras sube por una gran montaña. Cuenta con un asfalto en buenas condiciones y ancho. Fue construida en 1962, y en la actualidad suele cerrarse habitualmente para albergar competiciones de todo tipo.

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Desde carreras en subida hasta bajadas de drifting. Incluso se pueden alquilar coches al más puro estilo de Nürburgring para recorrerla por unos 50 euros durante más de una hora. Y no es extraño ver a algunos de los mejores drifters del mundo y equipos en jornadas de grabación.

La idea es de lo más original y, siendo sinceros, una contrapartida fabulosa a los circuitos convencionales en pos de la seguridad y la diversión.