Prueba: Hyundai Ioniq

No lo juzgues sin leer esto primero...

Pues sí, estimados petrolheads, hemos estado al volante de un coche híbrido. Dejad que os expliquemos: esta prueba del Hyundai Ioniq es fruto de la curiosidad. Llegó a nuestros oídos que el modelo, con motores térmico y eléctrico, no era como los demás modelos con motores térmico y eléctrico (léase Toyota Prius y Kia Niro, sus máximos rivales… a pesar de ser muy ‘colega’ de este último, con el que comparte plataforma y esquema mecánico). Debíamos comprobarlo. Podéis guardar las antorchas y dejar de rasgaros las vestiduras. ¿Qué habríais hecho si nos llegamos a meter en cualquiera de sus otras versiones, la eléctrica o la híbrida enchufable, eh? ¿Eh?

Este Hyundai Ioniq, para empezar, no tiene un diseño feo. Quizá sea un poco soso, pero se nota el esfuerzo hecho en pos del mejor coeficiente aerodinámico posible: parrilla con láminas activas, llantas específicas, bajos carenados, un difusor trasero… No emociona, pero tampoco disgusta.

Si su imagen nos parece bien resuelta… nos sacamos el sombrero al abrir la puerta. La calidad percibida en su habitáculo es alta, mayor que en otros modelos de la competencia; incluso supera la que ofrecen algunas marcas con el ‘apellido’ premium (o casi) adosado a su logo. Ya hemos dicho hace tiempo que los coreanos se han ‘puesto las pilas’ en este apartado (en casi todos, la verdad) y tienen en su cartera productos serios y solventes a un precio muy razonable (ahora iremos a ello). Atchung, German friends…

Para empezar, los asientos de cuero cuentan con un aspecto excelente, además de resultar mullidos, por lo que no acusarás el cansancio en los viajes largos. El buen tono general se extiende a los plásticos blandos del salpicadero, a la precisión y tacto de los mandos (destaca el manejo sencillo -¡por fin!- del sistema multimedia, centralizado en una pantalla táctil), al ajuste de las piezas. Evidentemente, ayuda contar con un equipamiento DE SERIE en el que ya están incluidos el control de crucero adaptativo con limitador de velocidad, la cámara de aparcamiento trasera, el avisador por cambio involuntario de carril, la frenada automática de emergencia, el navegador, la mencionada tapicería de cuero, volante y asientos calefactados (y banquetas ventiladas…). Sí, hablamos del acabado más alto de la gama, denominado Style, que te llevas por 28.200 euros. Créeme, para un coche híbrido con esta dotación básica (las únicas opciones son para la pintura de la carrocería), no hablamos de un importe elevado.

Un pasito más allá: Prueba del Hyundai Ioniq Híbrido Enchufable. Todo un ahorrador.

La amplitud en las plazas posteriores es… normal, igual que la capacidad del maletero: 443 litros. Las baterías del sistema híbrido están bajo los asientos de la segunda fila y no restan espacio, otro punto a su favor.

 

Al volante del Hyundai Ioniq híbrido

Llega la hora de arrancar y poner a prueba los 141 CV de sus motores eléctricos (hay dos) y el térmico, un 1.6 de gasolina creado específicamente para este Hyundai Ioniq. La marcha se inicia de forma silenciosa, aunque la mecánica tradicional entra en acción casi enseguida y con una suavidad pasmosa; no te enterarás de la transición. Vamos ganando velocidad sin prisa, pero sin pausa: este coche no está hecho para las prestaciones, recuerda. Se ha pensado para que vayas cómodo, relajado. Y lo consigue: todo pasa al ritmo al que tiene que ocurrir.

Así, el Ioniq resulta dócil, mucho, pero no peca de un comportamiento aburrido o pesado; a ello contribuye una caja de cambios automática de doble embrague y seis velocidades que no difiere en su actuación de cualquier otra transmisión similar asociada a un ‘no-híbrido’. Permite dos modos de gestión de las relaciones, Eco y Sport (simplemente, apura más el momento de cambiar de marcha) y puede manejarse de forma secuencial… pero es mejor que la dejes ir a su aire. Sabe lo que hace.

 

Si quieres conocer mejor a su mayor rival... aquí están las fotos del Toyota Prius

Como imaginarás por lo que estás leyendo, los viajes por autopista son lo suyo: una suspensión confortable hace que en las carreteras retorcidas todo vaya como la seda, ni más ni menos. No busques emoción, porque no la encontrarás. Eso sí: llegarás a tu destino descansado, sin pelearte con nada y habiendo obtenido un consumo que, en nuestro caso, ha rozado los 6 l/100 km. Se queda lejos de los 3,9 l/100 km oficiales, pero, amigo, como explico siempre… Los sistemas híbridos pesan. Cuando sólo funciona el motor eléctrico (en ciudad y poco más) está muy bien, ya que el gasto es cero. Pero en vías abiertas, esta cifra sube debido a los kilos que es necesario mover; eso se hace con el propulsor térmico. Aun así, hay que tener en cuenta que es un dato inferior al de otros rivales diésel con mecánicas de potencia similar y eso se añade a la lista de cosas que nos gustan de este Ioniq. No es el coche de tus sueños, cierto. Pero, si alguien pregunta, ya puedes decirle que, en lo que a híbridos asequibles respecta (hasta que haya disponible algún Porsche 918 Spyder baratito), está ante uno de los mejores entre las marcas generalistas. Y alguna premium.

Nuestro veredicto

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Etiquetas: Coches híbridos