Al igual que el mejor invento del mundo, el palillo, el Superb no ha recibido las alabanzas que merece. Es un coche muy atractivo, elegante y tremendamente espacioso, de eso no hay duda. La firma checa ha decidido darle un lavado de cara a su buque insignia para seguir incrementando el millón de unidades comercializadas, hito que se alcanzó en 2017. Además, se ha introducido un nuevo motor, el 2.0 TDI EVO, y una variante más campera, que es precisamente la que pruebo: el Skoda Superb Scout 2019.

Estéticamente hablando, los cambios no son muy profundos; tampoco es que los necesitase. Sí adopta una nueva parrilla, más amplia y con unos listones dobles. Ésta está escoltada por unos grupos ópticos más estrechos con tecnología LED de serie para las luces cortas y largas, diurnas y de posición -opcionalmente, por primera vez en un Skoda, puede equipar los Matrix Full LED-. Los faros antiniebla, también de diodos luminiscentes, son de nuevo cuño.

Por su parte, la zaga presume de cambios, como el embellecedor de cromo que une los pilotos, éstos también Full LED y con nueva firma lumínica, o el nombre de la marca en el portón, rasgo que le sienta muy bien y que ya introdujo en su día el Scala. La última novedad en el exterior son los colores Negro Crystal y Azul Race que pueden cubrir la carrocería. El exclusivo para esta versión off-road es el Naranja Tangerine, que junto con los aditamentos en aluminio y la mayor distancia al suelo -15 mm adicionales- consiguen más distinción respecto al resto de la gama.

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El cambio de diseño del paragolpes delantero ha hecho que el nuevo Superb haya crecido 8 mm, por lo que ahora cuenta con una longitud de 4.869 mm. Eso en la berlina, porque en el Combi, carrocería que más se comercializa -54% frente a 46%-, la cifra es menor: 6 mm y 4.862 mm, respectivamente. La anchura, la altura y la batalla siguen siendo las mismas, excepto en el Scout, puesto que eleva la distancia al suelo en 15 mm. Debido a estas cifras y al buen hacer de la compañía checa, el espacio que me encuentro en las plazas traseras es sensacional, tanto para las piernas como para la cabeza. Lo que me esperaba. 

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Esas nuevas pinceladas del exterior también han sido trasladadas al habitáculo. Ahora porta más elementos cromados, nuevas tapicerías y costuras decorativas. En el caso del Superb Scout, luce molduras decorativas con efecto madera y el nombre de la versión bordado en el respaldo del asiento. Lo que no varía son los materiales utilizados, que aprueban con creces, y la buena calidad percibida. 

Antes de comenzar la prueba del Skoda Superb Scout 2019 me dirijo al maletero. Abro su portón eléctrico y aparece ante mí el mayor espacio de carga del segmento: 660 litros ampliables a 1.950 si se abaten los respaldos de los asientos posteriores (625 y 1.769, respectivamente, en la berlina). La cantidad de cuerpos que podría meter Jimmy Conway en una jornada laboral... De verdad, llama la atención su tamaño. Como también el doble piso oculto, la bandeja dividida en compartimentos y el Organizador Flexible con una barra horizontal móvil. ¡Simply clever!, aunque solo disponible en el Scout. 

Es hora de comprobar cómo se mueve el nuevo Skoda Superb durante la prueba. De ello se encarga uno de los seis motores que forman la gama: tres diésel y tres de gasolina con potencias que van desde los 120 a los 272 CV -a principios de año llegará la versión híbrida-. Pueden ir asociados a un cambio manual o uno automático DSG de 7 relaciones que son capaces de transmitir la potencia al suelo a través de uno o dos ejes. La mayor novedad es el 2.0 TDI EVO, el primer propulsor de este tipo que se puede equipar en un Skoda. Es más ligero y consume y contamina menos, pero no se podrá adquirir hasta septiembre -lo mismo que el 1.5 TSI, también de 150 CV-. Lo hemos podido probar en el Skoda Superb 2019 con carrocería berlina. Tiene fuerza como para mover con soltura el vehículo ofreciendo un consumo realmente ajustado: 5,2 l/100 km (el oficial todavía no ha sido desvelado por la marca). 

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La motorización con la que más kilómetros he recorrido, el 2.0 TDI 190 CV con cambio DSG y tracción 4X4, tiene más punch, sobre todo a partir de las 2.000 rpm, que es cuando comienza a despertar. Sube rápido de vueltas, siempre acompañado por la caja automática de siete velocidades. Acompaña una dirección de buen tacto y una suspensión que ofrece una comodidad a bordo de sobresaliente, y eso sin balancear apenas la carrocería en curva. 

El Skoda Superb equipa nuevos sistemas de asistencia y funciones mejoradas. Por ejemplo, el Control de Crucero Predictivo, que puede ajustar la velocidad del vehículo al leer la señalización de la calzada; la Emergency Assist -disponible desde mediados de 2020-, que en una emergencia es capaz de cambiar de carril y detenerse en el arcén por sí solo; el Side Assist, que funciona a distancias de hasta 70 metros; o el Front Assist con Protección Predictiva de Peatones.

Tras la prueba del Skoda Superb Scout 2019 puedo decir que la firma checa lo ha vuelto a lograr. Sus diseñadores le han 'premiado' con un diseño elegante y una ingente cantidad de espacio. Ahora se suma mucha tecnología y sigue manteniendo una excelente relación calidad-precio. Está disponible desde 31.590 euros con el motor 1.6 TDI 120 CV y el cambio DSG, 44.990 euros si se trata de la unidad de pruebas, el Skoda Superb Scout 2.0 TDI 190 CV, que siempre va unido a la tracción 4x4.