Leyendas de Le Mans #10: Audi R8 LMP, época de dominación

El inicio del milenio vino acompañado de una era de dominio por parte de Audi en Le Mans

En este nuevo milenio hay dos claros e indiscutibles vencedores de las 24 Horas de Le Mans. Primero fue el turno de Audi con tres coches sensacionales: el Audi R8 LMP, el Audi R10 TDI y el Audi R18 e-tron quattro. En total, 13 victorias en 15 años interrumpidas únicamente por Bentley y Peugeot.

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Aquellos tiempos pasaron y llegó el turno de Toyota, que lleva desde esta edición 2022 de Le Mans ni más ni menos que cinco victorias consecutivas con dos coches diferentes. Los japoneses van camino de plantar cara al récord histórico de la marca alemana, y hoy repasamos aquella época en esta nueva entrega de Leyendas de Le Mans.

Audi R8 LMP, un Sport Prototipo monoplaza y abierto

Emanuele Pirro en el Audi R8 LMP. 24 Horas de Le Mans, 2003.
Emanuele Pirro en el Audi R8 LMP. 24 Horas de Le Mans, 2003.

A principios de los 2000, Audi presentó en las 12 Horas de Sebring al reemplazo de su antiguo Audi R8C. Se trató de un bólido con unas formas de carrocería muy similares a lo que vemos ahora en prototipos, pero con la curiosidad de que carecía de cubierta.

El piloto iba al aire libre sobre un aparato con un chasis monocasco de aluminio y fibra de carbono impulsado por un motor V8 FSI biturbo de 3,6 litros que fue capaz de producir unos 618 CV y 700 Nm de par máximo para llevar a este Audi R8 LMP hasta los 350 km/h de velocidad máxima.

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Cabe destacar que el chasis del coche fue obra, ni más ni menos, que de la compañía Dallara, fundada por el italiano Gian Paolo Dallara. Una marca que se ha dedicado a producir chasis de icónico coches de calle, como el Lamborghini Miura; o en competición, como es el caso de los monoplazas de Indycar.

Su peso fue de unos 900 kg, y la aerodinámica general del vehículo ayudó a que tuviese un sensacional nivel de adherencia a la pista en zonas de curvas rápidas como el tercer sector de Le Mans o en circuitos como Sebring.

Allí ganó su primera prueba en el año 2000, y lo volvería a hacer un total de cinco veces más hasta 2005. Sin duda, Estados Unidos supuso un gran bastión para el coche insignia de la marca del Grupo Volkswagen.

¿La clave de su éxito? La tecnología de inyección FSI

Audi R8 LMP en las 24 Horas de Le Mans, 2002.
Audi R8 LMP en las 24 Horas de Le Mans, 2002.

La mayor innovación tecnológica que vivió este Audi R8 LMP fue el sistema FSI, que te sonará de muchísimos motores del citado Grupo VAG y, sobre todo, de coches de calle de Audi. Básicamente se trata de una inyección estratificada de combustible.

Los árboles de levas del bloque motor ponen en funcionamiento una bomba de alta presión que manda el combustible a los inyectores y más tarde a las cámaras de los cilindros. Este aumento de presión del combustible junto a un sistema turbo, genera un mayor nivel de potencia y par motor, además de ejercer un control superior sobre el consumo de carburante (que se ve reducido).

Esto supuso un salto enorme a nivel mecánico frente a los sistemas de inyección directa o incluso la carburación de los principales rivales de Audi en la época y fue un factor fundamental en sus victorias y en la futura tecnología derivada para las calles.

Toda esa potencia se transmitió al eje trasero a través de una caja de cambios secuencial firmada por Ricardo PLC mediante un sistema de levas electroneumático en el volante. Como siempre, los niveles de potencia 'oficiales' son relativos, y se cree que entre el 2000 y 2002, el Audi R8 LMP alcanzó en clasificación un total de 679 CV.

Una racha en Le Mans interrumpida por el Bentley Speed 8

Audi R8 LMP en el ALMS Petit Le Mans, 2003.
Audi R8 LMP en el ALMS Petit Le Mans, 2003.

Con la llegada del R8 LMP a Le Mans, Audi conoció la victoria en 2000, 2001, 2002, 2004 y 2005. Cinco victorias en seis años y una racha interrumpida únicamente en 2003 por el triunfo del Bentley Speed 8.

El bólido británico de Bentley se basó levemente en el Audi R8 LMP, pero aumentando el cubicaje del motor V8 de Audi hasta los 4,0 litros e incorporando multitud de modificaciones. El Team Bentley recibió entre sus filas a un antiguo piloto Audi: la leyenda Tom Kristensen, que fue quién consiguió la victoria.

Esto se produjo también gracias a un extremo BoP (balance of performance) que limitó la potencia de los coches alemanes a poco más de 550 CV. Además, Audi se desbancó levemente de la competición en 2003 dejando el grueso del esfuerzo a equipos cliente que, sin embargo, volvieron a vencer en los dos años posteriores con Tom Kristensen de nuevo.

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En 2005 se produjo el final de este capítulo, que no de la era de dominio de Audi. La marca ya había anunciado en 2004 que estaba inmersa en el desarrollo del Audi R10 TDI diésel. Aquel año, la ACO ajustó al Audi R8 LMP a su mínimo de potencia histórico, con apenas 520 CV. Sin embargo, el coche se alzó de nuevo campeón.

No solo eso, sino que Tom 'Mister Le Mans' Kristensen alcanzó su sexta victoria consecutiva en la prueba de resistencia del Circuito de la Sarthe. A partir de aquel momento, a Audi le esperarían otros ocho de años de triunfos para construir una de las sagas más exitosas en competición de todos los tiempos.