Ola de robos de cables de carga de coches eléctricos en España

Cargadores Volvo eléctricos

Gustavo López Sirvent

El motivo no es otro que el cobre del que están hechas estas mangueras. La venta de este tipo de componente tan caro provoca que los amigos de lo ajeno busquen cómo hacerse con ellos. Pero si eres de los que ha sufrido este tipo de hurtos, mira bien en tu seguro que es probable que lo cubra tu póliza.

Estados Unidos, Holanda o Francia fueron los primeros países del mundo en sufrir una ola de robos de los cables de recarga de los coches eléctricos. De unos años a esta parte, España se ha unido a esa peligrosa tendencia, en la que los cacos hacen su agosto robando las mangueras de los cargadores públicos y privados de este tipo de vehículos. 

Este tipo de cables están formados, mayoritariamente, por grandes cantidades de cobre. Y si el alza del precio de este material ya ha supuesto multitud de robos en todo el mundo de material eléctrico o de construcción, los ladrones han encontrado ahora un nuevo nicho para conseguir este componente.

El precio de un kilo de cobre en Europa es de 7,68 euros y en la actualidad está un 0,97% más caro que el año pasado. Una manguera de carga pública, de las de carga de 200kW de potencia, con su conector, pesan 10Kg. Por cada manguera que robe el amigo de lo ajeno, pueden darle en torno a los 70 euros, dependiendo del mercado al que se dirija. 

Pero en el caso de los cargadores públicos y los supercargadores de alta capacidad, son instalaciones más potentes que disponen de cables largos para poder llegar a las tomas de corriente de los coches eléctricos estacionados y tienen una sección mayor para trasvasar mejor la electricidad.

Esto implica un contenido de cobre más elevado que, aunque muy bien protegido por una gruesa funda aislante, es sustraído por los ladrones cortándolo con unas cizallas para posteriormente venderlo como chatarra para su reprocesamiento.  Uno de los más deseados por los ladrones es famoso supercargador de Tesla

La solución a esta ola de hurtos es bien sencilla. La principal sería poner vigilantes o cámaras de seguridad en las electrolineras o centros comerciales con puntos de recarga. 

Sin embargo, la solución más coherente podría ser un mejor control del sistema de compra-venta de cobre. Pero esta situación pasa por exigir un número de serie o un contrato mediante el cual se formalizase la compra de ese cobre y así evitar que el ladrón quede al descubierto y se piense muy bien el acto del robo.

Las aseguradoras, al rescate

 En el mercado de las compañías de seguro ya hay firmas que incluyen el robo del cable de recarga de coches eléctricos en su póliza. Contemplan que el cable es una parte más del coche y como tal lo cubren para robo. 

En caso de que el hurto ocurra en pleno viaje y te dejen sin batería, la aseguradora ofrece el desplazamiento a un taller o el envío de uno de sus vehículos con sistema propio de carga y recargártelo in situ.