Extraños compañeros de viaje: Ford Mustang y McLaren

Ford Mustang McLaren M81

Hay muchas colaboraciones extrañas en el mundo del motor y una de las más llamativas fue la de Ford y McLaren, que trabajaron para crear un deportivo muy especial que no llegó a la producción en serie: el Ford Mustang McLaren M81

La historia del automovilismo ha dado lugar a colaboraciones inesperadas, pero una de las más peculiares -y a su vez, menos recordadas- es la que nos ocupa hoy, entre Ford y McLaren. Allá por los años 70, ambos fabricantes se unieron para crear un coche que combinara las buenas prestaciones y la eficiencia. ¿El resultado? El Ford Mustang McLaren M81.

Para conocer las razones que llevaron a este modelo, hay que pensar en el contexto de la época. A principios de la década de 1970, la crisis del petróleo afectó especialmente a los Estados Unidos. Sus coches, conocidos por ser enormes y consumir gasolina por encima de sus posibilidades, no eran la mejor compra en el momento. Por ello, se intentó hacer algo diferente.

Muchas marcas empezaron a lanzar modelos con motores más pequeños -sí, aquí ya había downsizing- y eficientes, si bien ofrecían menos prestaciones. Mientras tanto, Ford lanzó el Mustang II, que no funcionó bien. Así, hacia finales de la década lanzaron la tercera generación del Ford Mustang, llamada ‘Fox Body’.

Ford Mustang Cobra de tercera generación -Foxbody- (1979)
Ford Mustang Cobra de tercera generación -Foxbody- (1979)

En esta variante se ofrecían distintos motores, pero siempre ha sido el V8 el motor más identificativo de este tipo de deportivos. En este caso, se ofrecía uno de 4,2 litros con 120 CV, pero la idea era lanzar algo más eficiente. Así, con el departamento de altas prestaciones Special Vehicle Operation -SVO- recién estrenado, se empezó a trabajar en ello.

La firma del óvalo contó con la colaboración de McLaren para este proyecto y así comenzaron a desarrollar el que se llamaría Ford Mustang McLaren M81, un coche realmente especial en muchos apartados. Por ejemplo, en su mecánica, donde no se optó por un V8, pero sí por un propulsor con mejores capacidades.

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En concreto, se utilizó un motor de cuatro cilindros y 2,3 litros de 132 CV, pero al que se le añadió un turbocompresor de 0,7 bares que permitía subir la potencia a 175 CV. Esta fuerza se transmitía al tren trasero, por supuesto, mediante una caja manual de cuatro velocidades.

Con esto, las capacidades de esta variante diferían de las configuraciones convencionales, pero esta no era su única diferencia. Que esto era algo especial se podía ver desde lejos, gracias a una carrocería más ancha, unas llantas BBS de 15 pulgadas y un color naranja papaya como el de los monoplazas de Fórmula 1 de McLaren para la carrocería.

Junto a esto, también se añadió una suspensión específica, mientras que en el interior del Mustang McLaren M81 se aportó un aire más deportivo. ¿Cómo? Con asientos deportivos Recaro, un volante más pequeño, una jaula de seguridad y un panel de instrumentos Stewart Warner.

Con todo, esta edición especial pudo lograr grandes cosas, pero quedó como algo anecdótico. Inicialmente, la producción se fijó en 250 unidades, pero solo se acabaron fabricando 10. Dos de ellas, además, podían contar con 190 CV, ya que montaban un controlador que permitía regular el turbo.

Sin duda, pudo haber sido una compra interesante, pero entre los problemas del Ford Mustang McLaren M81 estaba que se fabricaba a mano a partir de unidades convencionales. Se hacía en Livonia (Michigan, EE. UU.), mientras que piezas como el capó las fabricaban especialistas como Creative Car Craft.

Así, puede que el coste de fabricación hiciese que este proyecto no fuese viable, lo que ha dejado a este modelo como una de las variantes especiales más curiosas de la historia del Mustang. Aun así, no es especialmente cara, ya que algunas unidades se han vendido hace pocos años por menos de 40.000 dólares. Un precio razonable por la muestra de una peculiar colaboración entre Ford y McLaren.