Un concesionario abandonado de Ford conserva seis modelos a estrenar de los años 80

Gustavo López Sirvent

El concesionario, que está en Ingolstadt, Alemania, lleva cerrado desde 1994, pero la viuda de su fundador ha mantenido limpias las instalaciones y cuidado de que los vehículos estén limpios y con las ruedas hinchadas. En ese distribuidor podemos ver tres Ford Sierra, un Ford Orion y dos Ford Fiesta. Había un séptimo, pero se vendió hace más de 20 años.

Si ya de por sí encontrar un concesionario de coches abandonado con vehículos dentro ya puede resultar llamativo, que esos automóviles estén impolutos como la última vez que se expusieron, ya es magia pura. Ha ocurrido en Ingolstadt, sede de Audi, pero esta vez los modelos no son de los cuatro aros, sino del óvalo, Ford.

Estas instalaciones, que llevan cerradas más de 30 años, tienen en su interior modelos nuevos, a estrenar. En concreto son tres Ford Sierra, un Ford Orion y dos Ford Fiesta. Había un séptimo modelo que conservó la viuda del fundador, pero se expendió hace más de dos décadas. 

Auto Stock (nombre del concesionario) fue fundado por Joseph Stock a mediados de la década de los 60 y era el único distribuidor oficial Ford de Ingolstadt. 

Para que la marca estadounidense y Stock firmaran su unión, el empresario alemán debía aceptar que los coches no vendidos no los podía devolver al productor, lo que obligaba al distribuidor a conservar coches de otros años. De esta manera, tenía que almacenar coches nuevos, pero antiguos, que eran mucho más difíciles de comercializar.

A mitad de los años 80 concluye el convenio de Ford con Stock, que pasó a ser distribuidor independiente. Pero cuando el empresario alemán falleció en 1994 tenía sus almacenes a reventar de coches nuevos (más de 300 vehículos Ford sin matricular).

La viuda y el hijo heredaron el negocio del padre y decidieron bajar la persiana de este distribuidor, a la vez que vendieron los activos restantes. Este hecho provocó que se comercializaran coches antiguos por un precio muy inferior al que valían realmente. 

La viuda de Joseph Stock conservó los citados siete vehículos del concesionario para sus nietos, que son los que están aparcados en la exposición del establecimiento, salvo el que se vendió. 

Lo más increíble de todo es que tras cerrar el concesionario en 1994, la viuda del empresario alemán ha estado manteniendo las instalaciones y cuidando de los vehículos, que por eso lucen limpios y con las ruedas hinchadas. Además, durante una época, aquellas personas que quisieran podían entrar en la sala de exposiciones, pero comenzaron a desaparecer piezas y cerró las puertas definitivamente.