Vivir en una camper o caravana tiene sus "contras"

camper Opel Vivaro

Gustavo López Sirvent

Mónica y Fernando, junto a sus dos perros, viajan en una Opel Vivaro camperizada y ella nos ha contado cómo es su día a día cuando viajan. Hay muchos puntos a favor, pero también detalla nueve en contra. Como puedes imaginar, la falta de espacio es la gran protagonista en estos casos. 

La decisión de vivir para viajar o viajar para vivir, según cada cual, se puede afrontar de millones de maneras. El trayecto vital lo puedes hacer en cualquier medio de transporte, entre ellos las furgonetas camperizadas, que tan en boga están en la actualidad. Pero si viajas en pareja y con animales, ¿qué tal sería la convivencia así? ¿Es tan idílica como dicen? 

Las respuestas a esas preguntas nos la da Mónica, quien junto a su pareja, Fernando, y sus dos perros recorren diferentes parajes del mundo. Y parece que no es oro todo lo que reluce a bordo de una Opel Vivaro de 2003, que adquirieron por 5.500 euros y que camperizaron añadiéndole 1.700 euros más. El proceso, además, lo hicieron ellos a través de un canal de Youtube. 

El hecho de que cada vez que iban a hoteles u hostales dog friendly les pusieran trabas tales como prohibir que los perros pudieran estar con ellos en zonas comunes como el comedor les avivó el ingenio y les animó a viajar en esta camper. Pero, a medida que pasa el tiempo, se dieron cuenta de los problemas que ello conlleva.

Han disfrutado de aventuras, parajes y gentes dispares, pero todo tiene su cuota negativa. Vivir en una caravana adaptada cuenta con los siguientes "contras", según relata Mónica.

1. Corres el riesgo de que te aparezca una giba

La altura que tiene la Opel Vivaro en su interior es limitada, como puedes imaginar y sus ocupantes se ven obligados a estar bien sentados o bien tumbados, con lo que corren el riesgo de que acaben saliéndoles una giba cual dromedarios. El hecho de cambiarse de ropa o incorporarse son ejercicios dignos de gimnasio. 

2. No hay más espacio que el que ves

El hecho de ser una furgoneta limitada por el espacio no te deja otra que resignarte a que esa capacidad es la que es, ya que no estás en un domicilio al uso. Por eso, se recomienda llevar un vestuario justo y no incluir elementos que no se vayan a utilizar para que se pueda disfrutar de un mayor espacio. 

3. Los cambios del termómetro se notan (y mucho)

A pesar de que a día de hoy, el acondicionamiento climático de las furgonetas camperizadas es bueno (incluida la Vivaro de nuestros protagonistas), no deja de estar a la intemperie. Y el aislamiento climático es relativo, por lo que se hace muy complicado que el calor no les afecte en verano y en invierno se note la bajada del mercurio. 

4. La limpieza personal, más bien poca

El bienestar de un piso o apartamento tampoco lo tendrás a la hora de la higiene personal. Los campers saben que si no quieren recurrir a estar pagando un camping, deben reducir el consumo de agua, con lo que también se reducen las duchas y la limpieza corporal. En ese sentido, el ingenio y las toallitas húmedas te pueden sacar del atolladero para no derrochar agua del depósito.

camper Opel Vivaro

5 La privacidad desaparece

A pesar de que son pareja, Mónica y Fernando han renunciado a tener privacidad en el momento que optaron por vivir en una camper, pero para ellos no es un problema. Quizá para otras personas sí pueda serlo. “(La intimidad) brilla por su ausencia, tu cama y salón se convierten en cocina, baño, vestidor y todo que necesites en cuatro metros cuadrados”, afirma Mónica.

6.Lugares para pernoctar (que no estacionar)

Ya te contamos en esta, tu web, que no es lo mismo estacionar que acampar con una caravana y que la DGT te puede multar por ello. Por esta razón, dormir en una camper puede resultar una ardua tarea, tal y como confiesa nuestra protagonista: “Cuando llevas cuatro horas conduciendo, encontrar un sitio con vistas, donde se pueda dormir y haya un hueco para tu ‘furgo’ puede ser misión imposible”.

7. El desafío de convivir

El hecho de estar conviviendo en un espacio tan reducido complica el día a día, ya que el roce es constante por la limitación de capacidad. Así lo narra Mónica, quien lo considera un desafío: “Si vivir dos personas en 50 metros cuadrados es difícil, diez días de vacaciones en cuatro metros cuadrados se convierte en todo un reto”.

8. Cocinar, otro reto

Seguimos inmersos en el concepto de "falta de espacio" una vez más porque la cocina donde preparar los guisos es muy pequeña de tamaño.  lo que dificultará la preparación de los alimentos. Por ello, “las conservas son tu mejor aliado”.

9. No apto para dormilones

Si eres a los que les gusta dormir mucho, cuando vives en una camper eso es prácticamente una quimera, a pesar de que puedas estar de vacaciones y madrugar es lo que menos te apetece. "Es inevitable, sobre todo, cuando llevas dos perros y los campistas empiezan a hacer sus trekkings y pasar por tu furgo desde las 7:00 de la mañana. Serán tu mejor sistema de alarma”, dice Mónica.