Comparativa Bentley Bentayga vs Mercedes Clase G: ¿cuál es mejor para el contrabando?

Los contrabandistas tienen en estos dos todoterreno sus mejores aliados para cruzar las montañas a toda pastilla.

Corría el Siglo XVIII, Andorra no era más que un territorio cogobernado por el Obispo de la Seu d’Urgell y el representante del antiguo Condado de Foix, el Rey de Francia. Una tierra de alta montaña, cuya principal diferencia con otros valles pirenaicos es precisamente esa, de quién reciben las órdenes.

El contrabando, hasta ese momento, ni siquiera se constata: no se tiene esa conciencia de qué es legal y qué no. Las guerras entre Francia y España hacen que la frontera sea cada vez más robusta, clara y marcada. En esa época Andorra cultiva vino, aunque no resulta comparable ni con el producido en Francia ni con el producido en Cataluña. Buscan una solución: el tabaco. Durante esos años, este bien está regulado por un monopolio estatal y los aranceles son muy jugosos para el estado. El germen del contrabando en Andorra está a punto de explotar.

Hoy me encuentro en una de las rutas más queridas por los contrabandistas, la que comunica el pueblo andorrano de Pal con el español de Tor. Una ruta utilizada durante años, siglos, para pasar de todo: primero aquel primitivo tabaco andorrano, más tarde las mulas del Siglo XIX y posteriormente casi cualquier producto, desde alcohol hasta azúcar, sin olvidar el triste tráfico de personas durante las distintas guerras del Siglo XX.

Mercedes Clase G vs Bentley Bentayga (contrabando)

El contrabando aquí es algo más que habitual, algo que incluso a día de hoy parece haber vuelto con fuerza, en el marco de la crisis económica. Esa persecución entre contrabandistas y las fuerzas del Estado es algo que siempre me ha parecido curioso, cómo este hecho tan primitivo ha supuesto la supervivencia económica de muchas familias durante décadas. ¡Incluso más de uno se ha hecho millonario!

Me habían hablado de esta ruta y yo, como loco de los coches, no tardé demasiado tiempo en echar a volar mi imaginación. Imagínate que eres un contrabandista, eludiendo a la Policía a alta velocidad por impracticables pistas de montaña, huyendo de aquí y de allá. ¿Qué coche utilizaría?

Hoy vivimos en un mundo monopolizado por los SUV, así que mi primer candidato estaba claro: rápido, con buena capacidad off-road y gran tamaño para esconder de todo. No voy a andarme con medias tintas, si elijo un SUV elijo el mejor. El Bentayga Diésel nació como un error histórico, como esa hamburguesa grasienta que nadie quiere pero que todos compran. ¿Un Bentley SUV? ¿Un Bentley diésel? ¿Un Bentley SUV diésel? A los puristas de la marca Bentley todavía no les han vuelto a crecer los pelos de la cabeza.

Bentley Bentayga

Pero yo creo que es bastante lógico y racional. Vale, emocionalmente es un palazo, pero un todoterreno de gran tamaño se asocia perfectamente con un motor diésel grande, moderno y con un par capaz de arrastrar la catedral de Notre Dame. Es rápido, muy rápido, tiene mucha fuerza y, si te vas a pasar todo el día de aquí para allá en el interior de tu coche, ¿qué menos que sea agradable? El interior de este buque de lujo es mucho más que agradable: por fin un Bentley ofrece un interior moderno y a la altura. Sí, la madera, el cuero y demás materiales nobles están muy presentes, pero se siente moderno, con esos pequeños detalles que te hacen sentir en un coche actual.

Sin duda el Bentley Bentayga es, a día de hoy, el mejor SUV del mercado. Pero no es el mejor todoterreno en el ámbito puro de esta palabra. El mejor todoterreno, hoy, ayer y mañana es el Mercedes Clase G. Al lado del SUV británico se ve como una gigantesca caja de tabaco con ruedas, pero no nos engañemos, esa estética simple, sencilla, que evoca robustez en cada arista e impone respeto, es una de sus mayores bazas.

Mercedes Clase G

Es como el Porsche 911, pasan los años y nadie necesita que cambie. El día en que el Clase G quiera ser un SUV guapo, refinado y redondeado, perderá todo su atractivo. Afortunadamente, parece que en Stuttgart este punto lo tienen bastante claro, menos mal. Pero aunque estéticamente sea inmortal, es cierto que es un coche de otro tiempo. El interior es de otro tiempo, su aerodinámica de camión es de otro tiempo.

Bentley Bentayga o Mercedes Clase G: ¡dos mundos distintos!

Nunca dos coches que por concepto parecen tan similares son, en realidad, tan diferentes. Son como la noche y el día. El Bentley te da placer cuando sientes el maravilloso masaje que te da la butaca mientras escuchas tu sonata favorita en el sistema de audio Naim de 21 altavoces, 1.920 vatios y un precio que se fija en cinco cifras. El Mercedes te da placer cuando cierras la puerta con una fuerza capaz de arrancar la cabeza a alguien y cuya respuesta se limita a un chasquido que no debe ser muy diferente al que producía un tanque Panzer de la Segunda Guerra Mundial cuando cerraban la escotilla.

¿Dos conceptos tan diferentes pueden tener algo en común? Sí, los dos son los mejores coches del mundo para el contrabando. O al menos eso dice mi imaginación. El Bentley es uno de esos coches que disfrutas en cada segundo a sus mandos. Es un producto redondo y debo reconocer que los amantes de los SUV tienen en él el mayor de sus aliados. Es así y solo queda aceptarlo. Tan cómodo como un Flying Spur, prácticamente tan rápido como un Continental GT y con la particularidad de poder ir más allá del asfalto.

Mercedes Clase G vs Bentley Bentayga

Vale, no es un todoterreno auténtico, pero mi unidad de pruebas, con el paquete todoterreno, puede salvar con todo el decoro del mundo situaciones complicadas. Tiene los bajos protegidos y cuatro modos de conducción extra para sobrevivir en cualquier terreno. El as en la manga, como otros SUV de este tipo, se lo guarda en su suspensión neumática de altura variable que permite mejorar sus cotas de ataque y salida sin mermar su eficiencia y efectividad sobre el asfalto. Cada día está más de moda tener un coche para todo: el Bentayga representa esa tendencia a las mil maravillas.

El Mercedes es todo lo contrario, la antítesis. Aquí quiero abrir un debate entre vuestros amigos o familiares. ¿Es mejor tener un coche para todo o tener diferentes coches que sean mejor en cada apartado? El Mercedes tiene MUY claro que no quiere ser bueno en todo, solamente quiere ser bueno en aquellas situaciones extremas donde un coche te puede salvar el pellejo. Está pensado para ser indestructible.

Hoy es un coche de culto y más de la mitad de las versiones que se venden están firmadas por AMG, en un claro ejemplo de postureo estético, pero la versión que realmente mejor define su alma es esta diésel, con un gran perfil de neumático y ese punto guerrero que resulta tan atractivo.

Bentley Bentayga Diésel: ¡el rey del asfalto!

Hoy, la ruta entre Pal y Tor muestra dos caras bien diferenciadas: por la parte andorrana está perfectamente asfaltada, debido a la presencia de la estación de esquí de Pal-Arinsal. En cambio, la frontera hace desaparecer el asfalto y, por la parte española, no es más que una pista forestal de alta montaña, con sus piedras y con sus dificultades. ¡No hay ruta mejor para poner a prueba a estos dos mastodontes!

El Bentley es el Rey sobre el asfalto. Su suspensión neumática es como una alfombra voladora de una efectividad que asombra. Creo que es la mejor suspensión que he probado en mi vida, por ese mix entre confort, eficacia y rendimiento fuera del asfalto. El Mercedes a su lado es como una lavadora gigante. La dirección es torpe, la suspensión mucho más seca y, cuando llegan las curvas, más te vale tener bien agarrado el volante: los balanceos y el reparto de masas hacen que sea un coche muy sensible. En el Bentley, las curvas se toman como el té ingles, con el dedo meñique levantado

Durante esta comparativa entre Bentley Bentayga y Mercedes Clase G se puso a nevar sí, ¡y de qué manera! Otra variable importante para probar: aquí, con sendos productos que superan las dos toneladas y media, serán los neumáticos los que marquen la diferencia. La carretera llega a su fin y en lo alto del puerto de Tor está ya todo blanco.

Comparativa Mercedes Clase G vs Bentley Bentayga

La frontera, el punto donde empiezan las complicaciones, el punto donde la mercancía se convierte en un objeto fuera de la ley, está justo delante. La venganza del Clase G no tarda en llegar. El camino que baja hasta el pueblo de Tor es el típico camino donde el Mercedes se encuentra como en casa. Es como ese oso que deja el zoo para volver a su hábitat natural y es feliz.

Aquí la velocidad es irrelevante, por lo tanto, el comportamiento dinámico también. Despacio, esta bestia off-road avanza con una autoridad imparable. Abro camino con el G, mientras que el Bentley se queda en un segundo plano, aguantando de manera muy noble y sin la necesidad de demostrar algo que no es. La nieve cubre ya el camino y la nevada cada vez se intensifica más, mientras que la noche se nos abalanza.

Mercedes Clase G: ¡un camión imparable!

En ese momento me pongo en la piel de los miles de contrabandistas que han pasado por aquí con todo tipo de vehículos durante siglos, bajo cualquier circunstancia; frío, nieve o lluvia. Igual que me imagino el arduo trabajo de aquellos miembros de las fuerzas del orden que han sufrido para intentar evitar esta lacra para las arcas públicas. ¡Qué mundo este! El camino está blanco y decido que es suficiente. Yo no me juego la cárcel, me juego mi trabajo y la verdad es que no quiero terminar el día con más de 400.000 euros en el fondo de un barranco. Bloqueo el diferencial central del Mercedes y en ningún momento hace amago de perder tracción.

El Bentley sigue sus pasos sin demasiados apuros, también con el modo nieve activado. Da la sensación que ambos coches no tienen grandes problemas en salir de esa situación, aunque el G da mucha más confianza; es así, lo siento. Empieza a ser momento de sacar conclusiones. Lo hago repostando al sediento Mercedes, capaz de tragar diésel como si no hubiese un mañana. Son dos coches muy diferentes, pero a la vez, muy parecidos. Representan a las mil maravillas lo que debe ser un todoterreno de lujo, aunque para llegar ahí siguen caminos muy diferentes. El Mercedes es más eficaz cuando sales del asfalto, las cotas son mejores, permite bloquear los tres diferenciales así como la reductora, también se muestra más robusto a la hora de maltratarlo.

En contra, muchas cosas: es incómodo, sobre asfalto transmite más bien poco, su eficiente motor diésel choca contra una aerodinámica y un peso muy alto, lo que le lleva a conseguir unos consumos desorbitados, ¡hasta cinco litros más que el Bentley con la mitad de potencia! No obstante, parece no importar: el Clase G se vende más que nunca, ha pasado de ser un coche a convertirse en un objeto de culto, un coche único en su especie y esa robustez y fiabilidad le hacen tremendamente atractivo.

El Bentley es la medicina que debemos tomar los que vemos a los SUV como algo negativo. Es brutalmente confortable, su pisar es increíblemente noble e incluso en zonas de curvas sale indemne. Bentley no tiene palabras de agradecimiento para Audi y el Grupo Volkswagen por poder usar sus motores: con este V8 biturbo de 435 CV este mastodonte no solamente corre mucho y bien, sino que yendo tranquilo es refinado y consigue consumos de auténtica risa, marcando medias por debajo de los 10 litros con facilidad. Todo esto con el toque de lujo y distinción que los británicos saben impregnar a sus coches. Son muy diferentes, pero estoy seguro que los contrabandistas de cualquier tiempo los hubiesen disfrutado tanto como los he disfrutado yo. ¿Con cuál se quedarían? Probablemente con ninguno: son demasiado caros y demasiado llamativos.  

Nuestro veredicto

0.9

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