Un nuevo estudio mide la vida de las baterías de los vehículos eléctricos

El Hyundai IONIQ5 es uno de los coches analizados.

Gustavo López Sirvent

La degradación de las baterías eléctricas es mayor en los primeros años del coche y, posteriormente, se estabiliza.

Muchas personas en nuestro país son reticentes a comprar un vehículo eléctrico porque no tienen claro cuánto durará la batería y si le va a dar problemas mecánicos. Esta pregunta está en el día a día de los concesionarios de automoción y ahora, un estudio realizado por la empresa Recurrent, nos va a sacar de dudas. 

Este análisis se ha realizado extrayendo datos de aproximadamente 15.000 automóviles de diferentes marcas y tamaños de batería. Esa es una cantidad bastante amplia, pero incluso los investigadores admiten que el informe no puede darnos la historia completa en gran parte porque muchos vehículos eléctricos en el camino hoy en día tienen sólo un par de años. 

Los eléctricos más antiguos del mercado masivo, el Nissan Leaf y el Tesla Model S, tuvieron el porcentaje más alto de reemplazos de batería, pero en general, sólo se reemplazó la pila eléctrica en el 1.5 por ciento de los analizados.

Según las cifras de esta investigación, hay datos de degradación hasta los 160.000 kilómetros recorridos en muchos de los casos, y en otros el kilometraje es inferior porque son modelos lanzados más recientemente.

También se señala que después de haber recorrido esta cantidad de kilómetros es habitual que mantengan en torno al 80% de su autonomía original; es decir, que una degradación del 20% parece algo relativamente habitual y común a los coches eléctricos tras 160.000 kilómetros recorridos.

Un apunte relevante de este examen es que la curva de degradación se acentúa en la parte inicial y, sin embargo, poco a poco se estabiliza. Es decir, que los coches eléctricos tienden a sufrir una mayor degradación de baterías en los años iniciales a su compra, y sin embargo, la pérdida de autonomía va reduciéndose de forma progresiva a medida que pasa el tiempo.

Fijándonos en un coche como el Hyundai IONIQ 5, vemos lo afirmado ene l párrafo anterior: una fuerte degradación hasta los 30.000 kilómetros, aproximadamente, y a partir de ahí la pérdida de autonomía apenas se aprecia a lo largo del kilometraje.

Hay muchas más referencias a destacar en este estudio. Sin ir más lejos, que la temperatura de las celdas es crítica para minimizar la degradación de la batería y, de ese modo, reducir las pérdidas de autonomía a lo largo del tiempo y el kilometraje. Es decir, que un buen sistema de refrigeración es crucial para garantizar una larga vida útil de un coche eléctrico. 

Los expertos ratifican algo que ya se sabía, que es que los sistemas de carga rápida pueden acelerar la degradación de las celdas de las baterías de los coches eléctricos, porque provocan una mayor temperatura de las celdas. Y, asimismo, se encuentra el problema de que descargar excesivamente la batería es perjudicial para su vida útil. 

La recomendación es clara. Siempre que se pueda, debemos mantener la batería en cualquier punto entre el 20% y el 80% de su capacidad. Con eso se consigue que la pila sufra de una menor degradación y que, por tanto, a lo largo de los kilómetros la pérdida de autonomía no sea tan grave.