Viejas glorias: ¡la historia del Mazda RX-7 en su 40 aniversario!

Mazda RX-7 FD
De una época en la que todos querían tener un deportivo. ¿Por qué lloras? Ah...

Si tu debilidad son los coches japoneses este artículo te encantará: hoy hablaremos de la historia del Mazda RX-7 justo cuando el modelo cumple sus 40 primaveras... y tras más de 15 años desaparecido del mercado habiendo vendido más de 800.000 ejemplares. Sí, es injusto. Y también doloroso. Pero aquí no estamos para llorar como plañideras: ¡disfrutemos aprendiendo!

El contexto del Mazda RX-7: una crisis energética brutal

Atención: ¡Mazda fabrica su coche 50 millones!

Por mucho que pasaras de las clases de Historia en tu juventud, es prácticamente imposible que no estés al tanto de la profunda crisis energética que tuvo lugar en los años 70 a consecuencia del bloqueo a las exportaciones que hicieron una buena cantidad de países productores de petróleo de Oriente Medio como respuesta al apoyo internacional a Israel durante la guerra conocida en sus tiempos como de Yom Kipur o del Ramadán. Te has imaginado ya cuál fue uno de sus efectos más directos y devastadores, ¿verdad? Exacto: una subida sin precedentes del precio de los combustibles que produjeron una contracción en el mercado ya que el público se veía incapacitado para darle de beber a los sedientos coches nuevos de la época. 

Si por algo se han caracterizado las marcas de coches niponas ha sido siempre por saber aprovechar las oportunidades que cada contexto ha brindado a quienes han sabido identificarlas... y por eso Mazda no lo dudó ni un momento: era momento de lanzar al mercado un vehículo deportivo que estuviera propulsado por un pequeño motor tan eficiente como apasionante. Había nacido el RX-7, uno de los automóviles de mecánica Wankel más interesantes jamás vistos en el mundo hasta ese momento. 

1978: nace el primer Mazda RX-7... convertido en un mito con ruedas

A un paso de que terminara la alocada década de los 70 sería presentado al público uno de los Mazda de motor rotativo más interesantes: fue bautizado como RX-7, tenía una imagen tremendamente deportiva y unas prestaciones realmente espectaculares teniendo en cuenta que se trataba de un modelo orientado al público general. Era capaz de firmar un 0-100 de sólo 8,5 segundos con una velocidad punta de 193 km/h. ¿Su secreto? El conjunto no llegaba a marcar los 1.000 kilogramos en la báscula y su brioso bloque Wankel de dos rotores, aspiración atmosférica y 1,2 litros de cilindrada lograba erogar 115 CV -a 7.000 vueltas, ojo- con 152 Nm de par máximo. Por supuesto, su caja de cambios era manual y transmitía el movimiento a las ruedas del tren posterior. 

Mazda RX-7 FB

Como ya te habrás imaginado, el pequeño Mazda RX-7 pronto encandiló a prensa y público que, como es lógico, supo darle al recién llegado japonés una acogida tremenda: durante los años en los que estuvo en venta la primera generación del modelo salieron de los concesionarios más de 470.000 unidades que harían muy felices a sus propietarios, que en 1981 y 1985 vieron cómo la montura de sus sueños recibía pequeñas actualizaciones destinadas a prolongar su vida un poco más... mientras ya se estaba gestando el segundo capítulo de esta preciosa historia. 

1985: los gustos del mercado cambian... y es hora de hacer un mejor Mazda RX-7

Con el paso de los años el temor constante a una nueva crisis petrolífera fue diluyéndose... pero la huella dejada por la más sorprendente de todas fue profunda en el mercado: el público ya no quería vehículos con motores desproporcionadamente grandes y poco a poco empezaba a entender que las alternativas con mecánicas menos tragonas podían ser igualmente satisfactorias. Y si no, que se lo digan al primer Golf GTI. A pesar de que los constructores nipones llevaban años con la fórmula del éxito bajo el brazo, ninguno quiso dormirse demasiado y, por eso, en 1985 llegaría la segunda entrega del Mazda RX-7. Que ahora sería conocida como FC. 

La evolución del automóvil se hizo evidente en esta segunda entrega del RX-7 y, desde el momento en que se hicieron públicas las primeras imágenes del modelo, a todo el mundo le quedó muy claro que se trataba de un producto mucho más maduro: a pesar de seguir siendo un deportivo de raza, ahora mostraba una imagen y maneras al volante más propias de un auténtico GT con el objetivo de conquistar uno de los grandes mercados del momento. El estadounidense, sí. Además de incorporar a la gama una variante descapotable, el ya no tan pequeño -ni ligero gracias a sus 1.200 kg- Mazda traía bajo su capó un Wankel de dos rotores y 1,3 litros de cilindrada capaz de entregar 150 CV con 182 Nm de par máximo capaz de verle completar el 0-100 en 8,4 segundos con una máxima de 210 km/h. 

Mazda RX-7 FC

¿Te ha gustado lo que acabas de leer? Pues eso no es nada: poco tiempo después de ser desvelado oficialmente apareció una variante bautizada como ‘Turbo II’ -que en realidad seguía los pasos de un modelo específico para Japón de la primera serie- que, gracias a la acción de un turbocompresor, era capaz de exprimir al pequeño motor rotativo del Mazda RX-7 para entregar 180 CV y 247 Nm. Con ellos podía presumir de unas cifras de infarto: hacía el 0 a 100 en 7,2 segundos y su punta eran nada menos que 230 km/h, que fueron mejoradas en 1990 con la introducción del modelo de 200 CV para verse reducidas a 6,7 y 240, respectivamente. Sí, aquí ya estamos hablando de algo muy serio. 

1992: tercera y última entrega del Mazda RX-7

Quieres este Mazda RX-7 de Grupo B. Y lo sabes

A comienzos de los años 90 apareció el que sería el tercer y último capítulo de la saga del Mazda RX-7 -y el más célebre gracias a Fast and Furious-: se llamaría FC, duraría en el mercado nada menos que 10 años... y trajo consigo en origen un Wankel biturbo de 1,3 litros que, de una vez por todas, pasaría de las medias tintas gracias a los 255 CV y 294 Nm de par que entregaría en su versión estándar -239 en Europa debido a ciertos retoques para ajustarse a las normativas de la época-. Con semejante corazón latiendo bajo el capó las prestaciones eran, como ya te habrás imaginado, de infarto: podía rodar a 250 km/h completando el 0-100 en sólo 5,4 segundos. ¿Necesitas una referencia? Un Porsche 911 de la caja 964 en su versión Carrera de dos ruedas motrices era una décima más lento alcanzando los 100... y superaba su punta sólo en 10 km/h. Con una cilindrada casi tres veces mayor. Oh, sí. 

Durante los 10 años que duró el tercer RX-7 a la venta aparecieron distintas versiones que verían a su potencia alcanzar la cifra de los 280 CV con apellidos tan interesantes como Type R, Type RZ, Spirit R e incluso alguna que otra dedicada al espectacular trazado de Bathurst -también conocido como Mount Panorama y el mismo al que te has aburrido de dar vueltas en tu videoconsola-. En el año 2003 se vería reemplazado por el RX-8 que, con un planteamiento algo distinto, nunca terminó de encajar del todo en los gustos de un público cada día más caprichoso y complicado de entender que en pocos años descubriría que el automóvil de sus sueños tenía forma de SUV. Sí, yo tampoco he podido reprimir las lágrimas... 

Mazda RX-7 FD

¿Quieres un Mazda RX-7? Tira de pasado... o espera al futuro

Si necesitas tener en tu garaje un Mazda RX-7 -te entiendo, créeme-, sólo tienes dos opciones: esperar a la llegada del que está llamado a ser su sucesor y que será conocido como RX-9... o armarte de paciencia para hacerte con un ejemplar de segunda mano. El abanico de precios es bastante amplio y podrás gastarte tanta pasta como quieras: desde los 4.000 euros que se piden en Europa por un FB en un estado de conservación aceptable hasta los 18 o 20.000 que podrías llegar a ver si deseas un FD que no esté destrozado a base de fibra para emular a los colegas de Paul Walker. Si yo fuera tú, me lanzaría a por uno de la primera caja: es más bonito, más elegante, más clásico y más todo. Y punto. 

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