Paul Walker: toda la verdad sobre su fatal accidente y muerte

Paul Walker
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"Si algún día la velocidad me mata, no lloréis por mí: me habré ido sonriendo".

Han pasado cuatro años desde que Paul Walker perdiera la vida en un brutal accidente que tuvo lugar a su salida de un evento benéfico en la ciudad de Santa Clarita, situada en el condado de Los Ángeles. El suceso, que ocurrió durante el rodaje de la séptima entrega de la exitosa saga Fast and Furious -¿has visto ya el octavo capítulo estrenado en 2017?-, dejó patas arriba el rodaje de la película -cuyos creadores decidieron dedicar a su figura- el universo de Hollywood e incluso puso en un serio aprieto a la mismísima Porsche... aunque finalmente la justicia norteamericana no cargó contra el gigante de Stuttgart. ¿Te has hartado de leer artículos poco veraces sobre lo que ocurrió en realidad con el accidente de Paul Walker? Estás en el sitio adecuado. Acomódate. 


Paul Walker: una vida de cine

El compañero de reparto de Vin Diesel en A todo gas nació el día 12 de septiembre de 1973 en Glendale -California-, aunque se crió en El Valle de San Fernando, dentro del área metropolitana de Los Ángeles. Con las ideas claras desde muy pequeño, su debut en la pequeña pantalla se produjo en la serie CBS Schoolbreak Special, cuando Paul Walker sólo tenía 11 años. Algo más tarde -en 1986- tendría lugar su aparición en un largometraje con la película ‘El monstruo del armario’, cuyo tráiler te dejo bajo estas líneas simplemente para que entiendas que, por muy bien que puedas hacer las cosas en la vida, todos tenemos un pasado... 

La vida y muerte de Paul Walker llega al cine

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Tras haber participado en otros filmes como ‘The Skulls: sociedad secreta’ y ‘Alguien como tú’, finalmente se produciría su estallido profesional con el estreno de la primera entrega, en el año 2001, de A todo gas -aquí tienes las frikadas que debes conocer de ella-. Gracias a su papel protagonista en el thriller de acción que pivotaba alrededor de los coches tuneados -qué recuerdos, ¿eh?- el nombre de Walker empezó a sonar muy fuerte en Hollywood y le permitió acceder a otros éxitos de la gran pantalla como ‘Nunca juegues con extraños’, ‘La fortaleza’ o ‘Bajo cero’. ¿Quieres un consejo? No veas esta última salvo que no tengas ningún cariño a los animales... ni corazón. 

Paul Walker se enamora: de los coches, se entiende

El papel encarnado en el capítulo original de Fast and Furious no sólo dio a Paul Walker una merecida fama como actor, sino que también trajo a su vida la que se convertiría en su gran pasión desde entonces: la velocidad. Propietario de una espectacular colección de coches que incluía piezas tan interesantes como varios Porsche 911, una unidad del primer BMW M3 e incluso un maldito BMW M1, el bueno de Paul siempre tuvo muy claro que, fuera de la gran pantalla, lo único que rodaría con él serían los deportivos de altas prestaciones. "Si algún día la velocidad me mata, no lloréis por mí: me habré ido sonriendo", dijo en una ocasión. Y sólo el destino sabía cuán ciertas serían sus palabras en muy poco tiempo. 

El accidente de Paul Walker

30 de noviembre de 2013, eran las 15:30 de la tarde y Paul Walker salía junto a Roger Rodas de un evento solidario para ayudar a las víctimas del tifón Haiyan que, sólo unas semanas antes, había asolado Filipinas dejando tras su paso un total de 6.300 víctimas mortales. La ausencia de testigos presenciales que pudieran aportar un testimonio veraz sobre cómo ocurrió el accidente dificultó mucho las labores de investigación del suceso, que se prolongó durante dos largos años antes de que se diera por cerrado el expediente. ¿La causa principal de la muerte de Paul Walker? Adivina: la velocidad. Según las autoridades el vehículo en el que viajaba el actor yanqui perdió el control cuando circulaba a un ritmo muy superior al indicado e impactó brutalmente contra un poste de luz y unos árboles situados en el barrio de Valencia de la ciudad californiana de Santa Clarita. Instantes después de haberse detenido el automóvil fue pasto de las llamas, que no tardaron en dejar ambos cuerpos completamente calcinados dificultando, todavía más, el esclarecimiento del alcance de las heridas derivadas del choque.

¿En qué coche viajaba Paul Walker en el momento de su accidente? 

Los Porsche más deseados de la Historia

Como ya he señalado anteriormente, Fast and Furious inyectó en la sangre de Walker el peor veneno de todos: la gasolina. Era un petrolhead empedernido enamorado de cualquier artefacto capaz de desafiar las leyes de la Física y, por aquel entonces, el Porsche Carrera GT era uno de los cohetes tierra-tierra más espectaculares para intentarlo. El superdeportivo de Stuttgart estaba propulsado por un bloque V10 atmosférico de 5,7 litros capaz de entregar nada menos que 612 CV y 590 Nm de par máximo al tren trasero a través de una caja manual de seis velocidades que, bien usada, le permitía presumir de unas prestaciones de infarto: sólo necesitaba 3,9 segundos para alcanzar los 100 km/h y su velocidad punta era de 330. Puede que algo así no te impresione en este momento... pero el coche apareció en el mercado en el año 2003. Sólo tres años después de que lo hiciera el maldito PT Cruiser

Las causas reales del fallecimiento de Paul Walker

La saga Fast and Furious ha costado ya 500 millones en daños... y subiendo

Aunque la velocidad jugó un papel importante en el accidente que arrancó la vida de un plumazo al actor estadounidense -se estima que circulaban a 160 km/h cuando perdieron el control del vehículo y que el impacto contra el poste y los árboles se produjo a unos 70-, las últimas investigaciones llevadas a cabo dentro del culebrón en el que se convirtió el proceso dictaminaron que una de las principales causas para que el Carrera GT terminara estrellado fue... el deplorable estado de sus neumáticos. Según parece, el joven actor de 40 años lo había comprado de segunda mano -soportando alguna que otra perla, seguramente- y, pese a haber recorrido sólo 5.500 kilómetros, contaba en el momento del accidente con las gomas que montaba cuando salió del concesionario... en 2004. Como te habrás imaginado, el consejo de que cambies los zapatos de tu Opel Corsa cuando envejecen es aún más importante cuando éstos tienen que transmitir al suelo más de 600 CV. 

Porsche y la familia llegan a un acuerdo

Tras el accidente y con apenas 18 años recién cumplidos, la hija de Paul Walker decidió poner una demanda a Porsche por negligencia: al parecer, la familia del actor argumentaba que el vehículo sufría diferentes fallos que pudieron provocar la muerte del actor, como por ejemplo un fallo en el circuito de la gasolina que provocó la explosión y el incendio del vehículo tras el impacto, así como un posible fallo en los cinturones de seguridad. Porsche negó las acusaciones y, tras las investigaciones realizadas sobre el vehículo, se afirmó que la principal causa del accidente, además del estado poco óptimo de los neumáticos, era un exceso de velocidad: la marca alemana asegura que el vehículo circulaba a 151 km/h en el momento del impacto, mientras que los abogados de la familia afirman que circulaba a una velocidad entre 101 y 114.

Finalmente, Porsche y la familia llegó a un acuerdo secreto, seguramente con una buena suma de dólares de por medio para que la familia de Paul Walker dejara estar el asunto. Además de esta posible suma millonaria, la hija de Paul Walker, Meadow Walker, también recibió una indemnización de 10,1 millones de dólares de la familia de Roger Rodas, el conductor del coche en el momento del impacto. En abril de 2016, un juez rechazó la demanda contra Porsche que había interpuesto la viuda de Rodas, por lo que el caso ha quedado completamente cerrado. Una tragedia que ha dejado como reguero una importante suma de millones.

¿Cómo te has quedado tras conocer todos los detalles de la muerte de Paul Walker? Lo cierto es que la pasión por la velocidad es difícil de controlar en ocasiones y, sobre todo, llevando entre las manos según qué artefactos. Pero para eso están las tandas de circuito. Con sus puzolanas, sus barreras de neumáticos y sus servicios de emergencia. Tened mucho cuidado ahí fuera, muchachada. Queremos que sigáis leyéndonos, poniéndonos a caer de un burro en las redes y lanzándonos sillazos en el Parque de los Patos. 

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