El Singer ACS es el Porsche 911 Safari del siglo XXI

¿Solo para ser admirado en el garaje? No esta unidad...

El Singer ACS (All-terrain Competition Study) se ha construido a petición de un cliente que quería un 911 refrigerado por aire que pudiera "competir en carreras todoterreno y demostrar sus capacidades off road". 

Singer ACS

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Y, además, es la primera incursión de estos especialistas en restomod en el mundo de la competición. Para ello se han asociado con el experto en preparaciones de 911 de rallyes Richard Tuthill, quien lo ha construido en sus instalaciones en las inmediaciones de Oxford.

Pregunta: ¿Hay algo mejor que un Porsche 911 reimaginado por los locos californianos de Singer?

De hecho, este cliente ha pedido dos: el blanco que aparece en las fotos es para eventos en el desierto; luego hay otro rojo "diseñado para los de asfalto de alta velocidad y alto agarre". Y es generoso, ya que ha dado permiso a Singer para poder replicar esta creación si alguien más quiere uno.

Respuesta: Sí, un Porsche 911 de Singer que es capaz de dominar la Baja 1000 o el Rally Dakar. 

 

Los rallyes están firmemente arraigados en el ADN de Porsche. La primera carrera en la que compitió un 911 fue el Rally de Montecarlo de 1965 (llegó quinto) y desde entonces ha hecho historia en forma de versiones ultrapotenciadas y sobreelevadas en eventos como el París-Dakar o el Rally Safari, preferiblemente con decoración de Rothman's o Martini.

Los 911 SC Safari de Vic Preston, Jr y Björn Waldegaard en el Rally Safari de 1978. Foto: Porsche
Los 911 SC Safari de Vic Preston, Jr y Björn Waldegaard en el Rally Safari de 1978. Foto: Porsche

Volviendo al Singer ACS, el donante es un 911 964 de 1990 y el motor que utiliza es un 3.6 biturbo refrigerado por aire que desarrolla alrededor de 450 CV, aunque eso se puede aumentar fácilmente dependiendo de las necesidades específicas de cada situación.

Tiene tracción total permanente, caja de cambios secuencial de cinco velocidades, tanque de combustible de largo alcance, dos ruedas de repuesto, una en la parte delantera y otra en la trasera, y una jaula antivuelco apta para las competiciones de la FIA. 

Nada de esto es especialmente ligero, por lo que los paneles de la carrocería son de fibra de carbono para compensar. El frontal y la trasera se abren para poder acceder al interior en cualquier momento con rapidez y en los bajos hay planchas de aluminio de 5 mm de grosor que también se pueden quitar.

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La carrocería gana altura libre con unas suspensiones de competición de largo recorrido con dos amortiguadores ajustables en cinco posiciones y unos neumáticos BF Goodrich montados en llantas de aluminio forjado de 16 pulgadas. Tras ellas, frenos de acero con pinzas de cuatro pistones.

En contraste con el minimalismo del Porsche 911 964, las proporciones son como de cómic y el exterior tiene detalles sencillamente espectaculares: ¿te has fijado en los guardabarros mutantes, el logotipo de Porsche en relieve en la cubierta del motor o los arcos de las puertas y el parachoques trasero en una sola pieza de aluminio?

El interior ofrece todo lo necesario para poder superar cualquier dificultad o atravesar cualquier terreno: bacquets con el sello de la FIA, un sistema de navegación completo frente al copiloto, un freno de mano hidráulico accionado por una barra de fibra de carbono y un sistema de hidratación integrado para ambos ocupantes.

En los asientos y como color de realce encuentras pintura fosforita que le quita un poco de dramatismo. Y todo, desde el estriado de la palanca de cambios hasta el volante obscenamente hermoso (compartido con el otro unicornio de Singer, el DLS), está empapado de amor y atención. Incluso el gancho de remolque es digno de montar en la pared de tu salón...

¿El precio del Singer ACS? Digamos que si estás interesado en encargar uno, será mejor que te prepares para llegar a las siete cifras... y la voluntad de llevar a este coche de carreras a los polvorientos rincones de la Tierra para los que fue concebido. Los especuladores, mejor que vuelvan a sus concursos de elegancia en verdes praderas de césped.

Foto: Mark Riccioni