Aunque hoy en día cualquier documento audiovisual está al alcance de un solo click, los amantes de la Fórmula 1, sobre todo los veteranos, recordarán vívidamente el accidente que tuvo Niki Lauda el 1 de agosto de 1976. Fue en el el antiguo trazado de Nürburgring cuando el piloto austriaco era devorado por las llamas dentro de su Ferrari.

Hoy, 47 años más tarde, rememoramos aquel fatídico día en el que el piloto de Viena a punto estuvo de perder la vida. Tan sólo habían transcurrido dos vueltas desde el banderazo de salida pero el asfalto aún estaba mojado por toda la lluvia que había caído durante la mañana en el trazado alemán. 

Tras un cambio de rasante, Lauda perdió el control de su monoplaza, se estrelló contra el guardarraíl y salió disparado de nuevo hacia la pista cubierto totalmente por el fuego. Pero el compañerismo reinó en esos críticos momentos y Arturo Merzario, Guy Edwards, Brett Lunger y Harald Ertl, ayudaron al vienés a escapar de su monoplaza en unos minutos de zozobra máxima.

Lauda sufrió quemaduras de primer y tercer grado en el rostro, la cabeza y manos. Además, también inhaló los gases del combustible, dañándole los pulmones. Cuando se mascaba la tragedia (un sacerdote amigo de la familia le llegó a dar la extremaunción), la raza del campeón y un corazón a prueba de bombas obraron el milagro. 

No hubo que esperar mucho para el regreso de Niki a los circuitos. En 40 días volvió a estar montado en su Ferrari. Su retorno lo hizo en el circuito de Monza, donde luchó por estar entre los mejores y acabó en cuarta posición. Eso sí, con los vendajes de su cabeza totalmente ensangrentados.

El piloto austriaco ironizó en una entrevista al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung que su accidente no había sido para tanto: "Para mí el 1 de agosto es un día como otro cualquiera. No me pongo delante del espejo y digo: '¡Hurra, hurra, hurra, estoy vivo!".

También relató que seis meses después del accidente recuperó su mejor versión e incluso la superó. Todo lo consiguió superando el accidente "al cien por cien". "El hecho de recuperarme rápido formaba parte de mi estrategia. No podía estar sentado en casa pensando en ello, por qué pasó y por qué a mí", relató el piloto.

Durante su baja (sólo dos Grandes Premios), Lauda vio recortada su ventaja en el mundial en favor de James Hunt. El de Viena llegó a la última carrera en Japón con opciones de revalidar su título de campeón. Pero las condiciones climáticas eran adversas, demasiada agua en la pista y el accidente de Alemania estaba muy reciente, por lo que al final abandonó la carrera.

Hunt necesitaba ser tercero para coronarse campeón, y así lo hizo. Ocupó la tercera plaza en Fuji para conseguir el ansiado título.

El piloto centroeuropeo se recuperó totalmente y un año después del accidente se proclamó campeón del mundo alzando así su segundo campeonato. Y no fue el último. Su tercera corona llegó en 1984 en el Mundial más ajustado de la historia, en el que se impuso a Alain Prost, su compañero de equipo en McLaren, por tan sólo medio punto.

Lauda falleció el 20 de mayo de 2019 a la edad de 70 años.