La prohibición del AMA: ¡los años más oscuros del motorsport en EEUU!

NASCAR 1959 Daytona
Una época de alta tensión y de conversaciones por la puerta de atrás.

El mundo del motorsport es sinónimo de estrategias, de tecnología y de marketing. Creo que estas tres variables son claves para entender cómo las marcas de coches nuevos utilizan el mundo de las carreras para su propio beneficio y esto se muestra más claro que nunca sobre la época más oscura del motorsport en EEUU: la prohibición del AMA. ¿No tienes ni idea de lo que te estoy hablando? No te preocupes, es normal: esta no es una historia muy conocida en España, pero sin duda es una etapa interesante repleta de jugarretas y de estrategia que me parece especialmente interesante.

¿Qué es AMA? Vamos a empezar por ahí: el AMA es la Automobile Manufacturers Association, un grupo de fabricantes de coches en el gigante americano que nació en 1911 y que, durante muchas décadas, fue un ente realmente importante a la hora de tomar decisiones colectivas que pudiesen favorecer a los propios fabricantes. Una asociación para cerrar filas ante posibles ataques externos, especialmente los que podían llegar de la propia administración pública.

Y la pregunta clave: ¿qué es la prohibición del AMA? Pues sin duda uno de los capítulos más tenebrosos en la historia del motorsport en EEUU, una época de dudas, de traiciones y de estrategia al más puro estilo hollywoodiense. ¿Cómo nació? Fue un periodo de tiempo que se puede concretar entre 1957 y 1962. ¿Todo un lustro sin carreras de coches? Más de uno no lo soportaría, menos todavía en aquellos años en EEUU, donde la NASCAR y otras competiciones eran tremendamente populares…¡y una gran plataforma de marketing para las marcas!

¿Qué pasó entonces? El año 1955 fue el año más trágico del motorsport, con el terrible accidente de Pierre Levegh en su Mercedes 300SLR durante las 24 Horas de Le Mans: falleció el piloto francés y otros 82 espectadores, ya que el Mercedes salió volando y explotó en la tribuna. Fue un golpe terrible que puso sobre la mesa la seguridad existente en en mundo de la competición. Por ejemplo: Mercedes se retiró hasta casi medio Siglo después. En todo el mundo los gobiernos endurecieron las leyes para mejorar la seguridad y países como Suiza prohibieron las carreras de coches en su territorio.

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En EEUU, la competición del motor era clave para los grandes gigantes: Ford, Chrysler y General Motors. En 1957, un nuevo accidente en la NASCAR, que también puso sobre la mesa el peligro que corría la gente que acudía a las carreras, hizo que el Gobierno de Estados Unidos empezara a considerar tomar medidas para apaciguar este peligro latente. ¿Quizás una prohibición total de las carreras del coches? ¿Desvirtuarlas de alguna manera? Era un época muy dura para el motorsport y la toma de decisiones en caliente podría ser fatal para las marcas. Es ahí donde entro la AMA para evitar males mayores.

¿Y cómo lo hizo? Auto-prohibiendo las carreras de coches. Los principales fabricantes americanos decidieron que era mejor marcarse una prohibición entre ellos mismos que dejar al gobierno actuar en solitario, pudiendo ser un verdadero fastidio para el futuro de estos fabricantes. La AMA vendió esta decisión al gobierno como una muestra de sensatez y tuvo justo el efecto deseado: los políticos dejaron de molestar con este asunto.

Prohibición del AMA: adiós a los equipos oficiales en EEUU

Este acuerdo afirmaba que los equipos oficiales dejarían de participar en los eventos del motor durante esta prohibición, aunque es interesante comprobar como todos los fabricantes buscaron sus estrategias para seguir participando de otra manera, por la puerta de atrás. Algunos se lo tomaron más en serio que otros, aunque al final todos se traicionaron entre ellos, en una guerra sin cuartel en los despachos con total discreción. 

Por ejemplo, Ford fue uno de los más activos a la hora de apoyar al motorsport por la puerta de atrás, con relaciones de esponsorización con equipos concretos: a finales de 1958 ya empezó a meter mano. En la temporada de 1959 dotó al equipo Holmann Moody de diez Thunderbirds preparados para ser profundamente modificados. La NASCAR era una plataforma espectacular como para dejar a sus coches fuera. El resto de fabricantes, especialmente Chevrolet, hizo lo propio con sus Bel-Air, mientras que Chrysler mantuvo el desarrollo de sus 300, con el desarrollo en la sombra de un nuevo motor V8 capaz de alcanzar las 145 millas por hora (233 km/h).

En 1959 se inauguró el circuito de Daytona Beach y ya en 1960 nadie dudaba de la actividad que realizaban los grandes fabricantes, en la sombra. No obstante, las medidas estaban resultando todo un éxito: lograron esquivar las posibles prohibiciones del gobierno en materia de seguridad, como por ejemplo una limitación de la velocidad máxima, y su imagen se mantenía gracias a equipos privados subvencionados en la sombra. 

Este nuevo circuito, con una capacidad para 168.000 espectadores, era la muestra de que la NASCAR estaba más viva que nunca (aquí puedes ver un resumen de la última NASCAR 500 en Daytona). En esta época, era Henry Ford II el presidente de la AMA y durante 1960 y 1961, tanto Chevrolet como Chrysler, ya no se molestaban tanto en camuflar sus verdaderas intenciones. Un buen ejemplo de la manera que tenían para disimular fue el desarrollo del Corvette Grand Sport de segunda generación, que finalmente nunca se llegó a producir mostrando al mundo su compromiso con la prohibición, aunque después por detrás desarrollaban motores, chasis y apoyaban a equipos privados.

Finalmente, Henry Ford fue el encargado de terminar con esa farsa: en 1962 anunció que se terminaba la prohibición de participar en este tipo de carreras y dio el pistoletazo de salida para una de las épocas doradas de la NASCAR. A mediados de 1962 Holman Moody desarrolló un Ford Falcon tremendamente preparado y bautizado como ‘The Challenger’ para participar en las 12 Horas de Sebring. Tal fue el ímpetu con el que volvió Ford después de la prohibición del AMA que incluso quiso comprar Ferrari para convertirse en el amo y señor del mundo de la competición a nivel mundial, más allá de EEUU.

El resto de la historia probablemente ya la conozcas: Enzo Ferrari le dio largas y Henry Ford II prometió venganza, una venganza que llegó en 1966 con el Ford GT40 y su histórico triunfo en las 24 Horas de Le Mans. Y en 1967. Y en 1968. Y 1969. ¡Ford dio un golpe sobre la mesa! Probablemente las cosas habrían sido muy diferentes sin la prohibición del AMA. Henry Ford y sus colegas supieron sortear al gobierno americano en un momento en que las competiciones del motor estaban en un punto crítico. Gracias a estas decisiones, apenas una década después nadie se acordaba de la tragedia de Le Mans en 1955 y probablemente se vivió una de las épocas más doradas del motorsport. ¡Una jugada maestra!

Foto: Carlos Castella

Etiquetas: NASCAR