Un estudio asegura que la autonomía de los coches eléctricos baja un 35% con frío

Audi eTron GT conducción invierno en nieve o hielo

Gustavo López Sirvent

El Jaguar I-Pace, el que menos pierde, y el Volkswagen ID.4, el que más

Un estudio realizado por la empresa estadounidense Recurrent refleja que los vehículos eléctricos pueden perder hasta un 35 por ciento de su autonomía cuando hay temperaturas bajo cero. Esta investigación se hizo sobre 7.000 automóviles de diferentes marcas y las temperaturas fueron entre -1 y -7 grados centígrados.

Hubo dos vehículos que fueron polos opuestos (nunca mejor dicho). En el extremo de menor pérdida de rango estuvo el Jaguar I-Pace, que tuvo una pérdida de alcance estimada del tres por ciento. En la otra punta del gráfico aparecieron dos coches: el Volkswagen ID.4 y el Ford Mustang Mach-e, que marcaron una pérdida de alcance del 30 por ciento a esas temperaturas.

Esa es la mala noticia. La buena, entre comillas, es que la batería no va a sufrir degradación a largo plazo.  A medida que el hielo se derrita y las temperaturas aumenten, la autonomía esperada de su vehículo con carga completa debería volver a la normalidad. 

Según los investigadores estadounidenses, la pérdida de rango en invierno ocurre por dos principales razones, que son químicas y mecánicas:

La primera: Las reacciones químicas y físicas en la batería ocurren más lentamente en temperaturas frías. Esto reduce la potencia de los vehículos eléctricos. Las bajas temperaturas inhiben las reacciones químicas y actúan como una resistencia que ralentiza los procesos físicos. 

La segunda: Los coches eléctricos tienen que generar su propio calor. Los motores de combustión interna (ICE) que impulsan los automóviles tradicionales son sorprendentemente ineficientes. Toda la energía que tienen estos vehículos no la usan para impulsarse hacia adelante sino que se convierte en “calor residual”, que generalmente es solo energía perdida.

gráfico sobre la pérdida de autonomía de los coches en temperaturas gélidas

Sin embargo, en climas fríos, los coches de combustión redirigen este calor residual del motor para calentar la cabina. Por otro lado, un eléctrico tiene un motor mucho más eficiente que no genera tanto calor. En el frío, el calor disponible del motor se enruta para calentar la batería, lo que significa que la calefacción de la cabina requiere una fuente de energía. 

Los calefactores de cabina generalmente se alimentan de la batería de alto voltaje, lo que reduce la cantidad de batería que queda para conducir. 

Varias organizaciones han estudiado estos efectos, pero a menudo se completan en entornos de laboratorio o con sólo varios vehículos. Este proyecto de investigación incluye un conjunto de datos mucho más grande. En lugar de docenas de vehículos, Recurrent ha analizado y registrado miles de coches para ver su rendimiento en condiciones de conducción reales.

Etiquetas: batería, autonomía