Como de costumbre y ante los temas más complicados de tratar, me alegro de poder salir al paso para hablar sin tapujos de la industria de automoción. No, hoy no es el turno de coches deportivos, aunque casi. Hoy hablaremos de Volkswagen y su apuesta por el coche eléctrico.

Yendo directamente al grano, la marca alemana reducirá en un 60% su gama de coches con motores diésel y gasolina en Europa durante los próximos años, lo que engloba a decenas de modelos cuyos recursos se van a ir directamente a lomos del caballo eléctrico.

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"Estamos centrados en la calidad [de los productos] y en los márgenes [de beneficio] más que en el volumen y cuota de mercado", aseguró hace unos días Arno Antlitz, director financiero del Grupo Volkswagen.

Eso está genial cuando eres Bentley: una marca histórica que evoca lujo, calidad, acabados premium, potencia, y un largo etcétera de adjetivos variopintos sobre sus magníficos coches (que pronto también serán eléctricos, por cierto). 

Seamos sinceros: Volkswagen no es una marca premium. No lo ha sido nunca y, por mucho que se empeñe en hacerlo creer, no lo es actualmente. Fabrica buenos coches y su cuota de mercado es abismal. Qué diantres, es el mayor grupo automovilístico del planeta, pero se la están jugando a una carta.

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En su momento, antes del conocido escándalo de las emisiones diésel, Volkswagen quería comerle la tostada a Toyota y General Motors. Pero la reputación es muy importante para una marca en un mundo globalizado como el de hoy en día, y tras el Dieselgate, VW se ha zambullido en la idea de la electrificación a marchas forzadas. Un plan genial, pero con una rentabilidad dudosa.

Volkswagen no es la mejor marca (y más rentable) del Grupo Volkswagen

Cómico, pero totalmente cierto. Las cifras del grupo apuntan a Audi y Porsche como las principales fuentes de ingresos del conglomerado alemán. Marcas del segmento premium, con coches premium tanto deportivos como familiares o SUV, que poseen sensacionales motores de combustión en el Audi RS3 o despuntan en el segmento eléctrico con el triunfante Porsche Taycan.

Y ojo, que una cuota de mercado pequeña puede ser todo un éxito. Que se lo digan a Cupra, con sus menos de 80.000 unidades vendidas en 2021, superando en beneficio, calidad e imagen de marca a la 'todopoderosa' Seat, que se encuentra en la misma encrucijada que Volkswagen.

La rentabilidad puede pasar por un bajo volumen de ventas y aumento de calidad... O por un aumento de calidad poniendo ganas y razón en lo que se hace. ¿No lo veis claro? Pues en Skoda lo ven transparente como el agua. Una marca con un volumen de ventas nada desdeñable que, a razón del buen hacer, pasión, e invertir bien los recursos, se alza día tras días como una marca en la que confiar.

¿Quieres potencia? El Skoda Octavia RS es sensacional, espacioso y con un gran rendimiento (y hablo por experiencia propia). ¿Quieres un eléctrico? El Skoda Enyaq te ofrece un SUV con unos acabados a la altura de lo que podrías esperar o incluso mejor. 

¿Te gusta la competición? Ahí tienes al Cohete Suárez dejando en lo alto el nombre de los checos con su Skoda Fabia en los tramos de rally de toda España. Siendo honestos, esto es algo secundario, pero la competición es importante y era momento de meter la referencia.

No, Volkswagen no debe reducir su volumen al máximo. Debe dar una vuelta a su modelo de negocio, sus acabados y sus precios. Y desde luego que aventurar una reducción de la producción del 60% de los modelos de una marca con más de un centenar de fábricas en todo el mundo y miles de empleos... Quizá no es la mejor manera de dar seguridad a trabajadores, inversores, entidades, etc.

Los japoneses destacan por ir siempre un paso más allá. Quizá el caballo del coche eléctrico no sea el vencedor que nos hacen creer

Vencer a Toyota son palabras mayores. Por muchos motivos, pero sobre todo por el I+D+i, donde los japoneses (incluyo a empresas como Mazda, Nissan, Yamaha, etc.) siempre han destacado. Y parece que la panacea eléctrica no les convence del todo.

Muchos ya sabéis por dónde voy, y efectivamente: no es casualidad que Toyota comience a electrificar toda su gama junto a Lexus en 2030 (hay que asegurar la tecnología de baterías y un rendimiento de calidad). No es casualidad que investiguen, como si de un secreto a voces de tratase, los motores de combustión interna de hidrógeno.

No es tampoco casualidad que pongan atención (igual que está haciendo Porsche, por cierto) en los combustibles sintéticos. Diversificar opciones en un momento de cambio puede darte un triunfo sensacional o, al menos, suavizar algún que otro ridículo.

¿Y si de repente la tecnología del hidrógeno se alza como la espuma? ¿Y si los combustibles sintéticos comienzan a fabricarse de forma masiva y demuestran ser neutrales en carbono y funcionar en coches de cualquier época? Lo habrás apostado todo al segmento eléctrico, mientras vemos y vivimos los problemas energéticos y de abastecimiento en todos los rincones del mundo.

Ahora imagínate que toda tu gama se reduce a coches eléctricos y que el parque en las calles empieza a crecer desproporcionadamente. Si hablábamos de la subida de precios de la gasolina, la que se vendría encima con la electricidad sería curiosa (y ya lo hemos vivido también).

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Como periodista, quiero pensar que riguroso, permitidme que dude. Como amante de los coches y de los clásicos, permitidme que dude aún más de la panacea de los coches eléctricos (con una infraestructura deficiente en España que aún no permite ninguna transición). Permitidme que dude de lo 'ecológico' de migrar todo a nuevos coches eléctricos y reducir los millones de coches actuales a chatarra.

Y sobre todo, voy a dudar de las marcas que no conocen su lugar. No hablamos de Mercedes o Aston Martin queriendo deshacerse de la imagen de 'coches para señores' y luchar por la de 'coches para vosotros, gente joven con dinero'. Hablamos de una marca que vende millones de coches anuales y ahora, parece que quiere ser premium.

Cada cual tiene su lugar, y no parece el momento de jugárselo todo a una sola corta. Sea cual sea. Menos aún, cuando puedes arrastrar contigo a miles de trabajadores, familias, empresas colaboradoras o incluso otras marcas.

Electrificación y optimización de modelos, sí. Pero en varios frentes, con varias tecnologías y con la pasión por el buen hacer por delante. Si no, todo lo que se ha construido durante décadas, puede quedar en nada.