5 razones para preservar coches como el Bentley Continental GT

Bentley Continental GT.

Lujo, potencia, rendimiento... Sí, todo eso es genial. Pero esto va sobre la herencia.

¿Bentley Continental GT? Pues sí, es un ejemplo magnífico para tratar el tema del que vamos a hablar hoy. Este coche estrenó su primera generación en 2003 y ha ido evolucionando desde entonces al bólido que conocemos hoy.

Un coupé de cuatro plazas, tracción integral pero con un buen peso sobre el eje trasero, con más de 500 CV, cambio automático de doble embrague y 8 velocidades, un motor W12 de 6,0 litros TSI que alcanza los 635 CV o la opción V8 de 4,0 litros biturbo de 550 CV.

TopGear probó el Bentley Continental GTC: La variante descapotable de esta belleza inglesa

Muchas cifras sí, pero las cinco razones por las que nunca deberían desaparecer estos coches van más allá de cifras. Van sobre lo que se transmite al exterior, al mundo. Sobre la historia y sobre lo que representa.

1. Con utilitarios no se hace historia.

Ford Mustang Shelby GT500KR.
Ford Mustang Shelby GT500KR.

Es una frase que un servidor suele utilizar muy a menudo. Y es que es así. Con utilitarios no se hace historia. Y ejemplos de ello los hay hasta aburrirse. Ford con su Mustang, Aston Martin con su Vantage o Cadillac con el ATS Coupé.

Todas estas marcas tienen sus nichos. Hacen coches más o menos masificados, de más o menos lujo... Pero el nombre de la marca no se preserva a base de berlinas convencionales. El nombre de la marca se preserva con coches que hacen historia, como es el casto del Continental GT.

2. La mecánica de las sensaciones.

Motor W12 del Bentley Continental GT

Bentley

La reunión de Bentley en la que se acordó desarrollar un motor W12 debió de ser maravillosa. Si ya es raro ver motores de 12 cilindros en según qué deportivos, hacer un bloque con la configuración en W ya es el golpe en la mesa definitivo.

Es cierto que un V6 o un seis cilindros en línea puede ser espectacular, no cabe duda. Pero la innovación en el apartado de la mecánica es fundamental. Más aún en coches con proporciones tan específicas como los GT. Da prestigio a una marca, hace ver que los ingenieros de la compañía son audaces y saben lo que hacen. Presentan tendencia o se diferencian.

Es exactamente lo mismo por lo que Mazda, sin ir más lejos, se hizo un nombre. Por apostarlo todo al motor rotativo Wankel. O Bugatti con el W16. Es una mecánica de combustión, de la vieja escuela, que emociona al piloto y sus acompañantes. Y eso, por mucho que llegue lo eléctrico, es algo que jamás va a conseguir.

3. La herencia es fundamental.

Aston Martin DBS Vantage.
Aston Martin DBS Vantage.

Si a una persona que sabe algo de coches, pero no mucho, le enseñas un Bentley Continental GT... Es probable que adivine la marca. Lo mismo pasa si le enseñas un Cadillac ATS Coupé, un Nissan GTR R35 o un Porsche 911 GT3 992.

Lo que tienen todos estos fabricantes en común es que llevan décadas desarrollando las mismas líneas. En ocasiones, incluso, los mismos motores. Claro que ahora son más modernos y estilizados, pero no son menos elegantes que sus abuelos.

Porsche es un caso muy especial de lo que significa la herencia para una marca. El 911 se empezó a fabricar en 1964 y continúa hoy en día. Después de 58 años, no ha perdido ni un ápice de su esencia original. Los faros, la forma del capó, la parte trasera con su famosa rejilla, el motor bóxer...

El prestigio de una marca se juega a la hora de que alguien pueda reconocer uno de sus coches rápidamente. Unos lo consiguen con solo un color, como Ferrari. Y otras deben esforzarse por hacer que sus diseños trasciendan en el tiempo.

4. Los gran turismo como una clase esencial.

Rolls Royce Wraith.
Rolls Royce Wraith.

Rolls Royce

Muchos afirman que el Bentley Continental GT es el mejor gran turismo del mercado. O al menos, el más completo y elegante. Hablamos de una configuración que ha acompañado a la automoción desde hace muchos, muchos años.

Tradicionalmente, se resume en un reparto de asientos 2+2, mucha comodidad (sobre todo yendo dos personas), motor delantero (aunque hay excepciones) y un concepto deportivo muy marcado. Representan un segmento realmente importante para muchas marcas, y un escenario de lucha genial.

Escenario de lucha, porque los GT están sujetos a una enorme competitividad. Partiendo de que suelen ser coches de proporciones y configuraciones similares, las empresas deben diferenciarse unas de otras de manera muy marcada. Y ahí entran factores como la citada herencia.

Muchas compañías han hecho historia en este tipo de automóviles. Bentley es una de ellas, pero no se quedan atrás Maserati, BMW o Aston Martin o Rolls Royce con su espectacular Wraith, por ejemplo.

5. La competición se une con la carretera.

Cadillac CTS-V Coupe GT.
Cadillac CTS-V Coupe GT.

Cadillac

Los GT nacieron del Grand Tour. Utilizados para largos viajes, a lo que más tarde se sumó la palabra 'deportividad'. Son, en esencia, deportivos de alto rendimiento pero extremadamente cómodos.

Pero si vamos aún más allá, han representado mucho para la competición. De hecho, coches como el Bentley Continental GT, el nuevo BMW M4 o el Lexus RC F poseen configuraciones GT para circuito. Concretamente en la categoría de GT3.

Muchas disciplinas, como el Campeonato Mundial de Resistencia con los GTE o el GTWorldChallenge utilizan versiones extremas de estos coches que, llegado el momento, hacen evolucionar incluso a las versiones de calle.

Si se quiere seguir en competición, hay que desarrollar coches gran turismo. Y si se quieren vender y crear versiones más radicales para la calle (también necesario para homologar las dedicadas a circuito), hay que ganar carreras.

Es la clásica idea de Ford y Ferrari en Le Mans durante los años 60: si haces ganar al Ford GT40, la gente querrá uno porque se sentirán parte de la victoria. Y así creas un deportivo rentable en la pista, en la calle y de paso escribes tu nombre en la historia y dejas bien claro de lo que eres capaz.

En definitiva, que vivan los GT. Y que nunca desaparezcan.