Ford GT

El nuevo Ford GT es uno de los deportivos puro más espectaculares que se pueden encontrar en el mercado. Es una de las mejores creaciones de la marca del óvalo, y mantiene un perfecto equilibrio entre la herencia recibida de la competición y los más modernos sistemas mecánicos que lo convierten en el deportivo norteamericano definitivo. Su diseño sigue conservando los elementos más característicos de los Ford GT40, como su frontal afilado o los faros grandes en los extremos del frontal, todo ello colocado en una carrocería que se mantiene muy cerca del suelo. Aún así, a simple vista se puede apreciar como este coche ha recibido una profunda actualización, puesto que, a pesar de haber perdido los dígitos en su nombre, este Ford continúa con el extenso legado de aquellos automóviles estadounidenses que llegaron a Le Mans para convertirse en los dueños del asfalto.

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Menos cilindrada, mayor potencia

Para su buque insignia, Ford ha decidido apostar por un bloque V6 de tres litros y medio, rompiendo la tradición de los potentes coches americanos que debían su carácter a un bloque V8. Aún así, este nuevo motor turboalimentado ofrece una potencia de 647 caballos, más que suficiente para que el GT ruede por cualquier circuito con un rendimiento ejemplar. De hecho, y a pesar de que su motor es más pequeño y cuenta con menos cilindros que la mayoría de superdeportivos, el Ford GT ha batido las marcas de otros coches de renombre como los modelos más recientes de McLaren o de Ferrari. En cuanto a la ubicación de este propulsor, Ford se ha decantado por colocarlo entre los asientos y el eje trasero, de manera que rebaja el centro de gravedad del conjunto. En cuanto a sus cifras, la aceleración de cero a cien se consigue en menos de tres segundos, mientras que su velocidad máxima llega hasta los 347 kilómetros por hora. La transmisión correa a cargo de un sistema automático de doble embrague y siete velocidades, a la vez que existen diferentes modos de conducción. El más interesante de todos quizá sea el denominado 'Track Mode', reservado únicamente para circuitos cerrados y que rebaja la suspensión hasta que la altura total del conjunto apenas supera los 1,06 metros.

Diseño pulido pero sin olvidar sus raíces

El diseño exterior del Ford GT exhala dinamismo y deportividad por cada rincón. La anchura del conjunto, de más de dos metros, aporta robustez y una sensación de estabilidad que se acentúa con las enormes llantas que monta este coche de serie. En el frontal del Ford GT destacan sus grandes faros, herencia de las primeras generaciones, y unas profundas hendiduras en el capó que aportan adherencia y restan coeficiente aerodinámico. El lateral está caracterizado por unos voladizos bastante cortos y formas propias de un superdeportivo. El acceso al interior de realiza a través de unas puertas de apertura superior, que facilitan la entrada al habitáculo pero resultan algo complicadas de cerrar para las personas de menor estatura. Detras de las puertas se encuentran las grandes tomas de aire que permiten la refrigeración del motor y unas estructuras aerodinámicas que unen el techo con las aletas traseras con un diseño propio de la arquitectura más contemporánea. Finalmente, la parte trasera del Ford GT tambien tiene mucho que decir. El elemento más importante es sin duda su alerón, que puede modificar su posición y su ángulo en función de la velocidad a la que se circule. Con el coche detenido esta pieza permanece oculta, pero a medida que el GT va ganando velocidad se despliega y aporta mayor carga aerodinámica. Por último, los pilotos se colocan en los extremos y cuentan con unas formas redondas bastante simples. Las salidas del escape cuentan con un diseño similar, aunque los dos tubos sobresalen por la parte trasera justo por debajo del alerón, ya que bajo el coche no queda espacio suficiente.

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Un habitáculo heredado de la competición

En cuanto se accede al interior, y por si quedaba alguna duda, se aprecia que el Ford GT ha sido diseñado para la competición. No en vano, es un automóvil que marcó una época en las 24 Horas de Le Mans. El primer elemento que llama la atención es el volante, diseñado con una curiosa forma hexagonal y un tamaño reducido que facilita su maniobrabilidad. El cuadro de mandos es una generosa pantalla que puede mostrar diferentes informaciones sobre el coche. La consola central ofrece una pantalla, más pequeña que en modelos rivales, desde la que se controla el sistema de infotainment. Junto a ella aparecen varios controles que permiten modificar diferentes ajustes del coche, entre ellos el modo de conducción. Otro aspecto que llama la atención es que, por motivos de espacio en el habitáculo, los asientos no se pueden regular longitudinalmente, y solo pueden variar su inclinación. Por ello, será necesario ajustar los pedales y el volante para lograr una posición de conducción óptima. Los mencionados asientos ofrecen una sujección excelente y se adpatan a la ergonomía del cuerpo; no en vano son similares a los que se podrían encontrar en un coche de competición.

Solo disponible para unos pocos elegidos

A pesar de las incontables bondades que ofrece este coche, en Ford han pensado que sería adecuado producirlo de forma limitada. Tanto es así que solo se han vendido 500 unidades del GT, aunque Ford Performance ha anunciado finalmente que extenderá la producción de este coche dos años más. Su precio de venta es algo más elevado de lo que se esperaba en un primer momento, ya que este coche cuesta en torno a 400.000 euros. Tal coste ha sorprendido a muchos, que esperaban una cifra más popular. Aún así, las solicitudes recibidas por Ford para la compra de un GT superaron las 7.000. Este Ford GT es la interpretación moderna del deportivo norteamericano, capaz de plantar cara a las mejores creaciones auropeas. Sin embargo, ahora las tornas han cambiado, y a su diseño pulido hay que sumarle un motor más compacto que los que montan la mayoría de sus rivales.

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