Cinco vicios que debes evitar para no dañar el turbo de tu motor

motor turbo

Gustavo López Sirvent

Tu comportamiento con este componente puede alargar o acortar la vida del propulsor de tu coche.

Seguro que has oído hablar de ellos en multitud de ocasiones pero nunca te has parado a pensar qué es un motor turbo. He aquí la respuesta: Es un sistema de sobrealimentación que comprime el aire, posibilitando que el motor reciba más oxígeno para realizar la mezcla con el combustible, con lo que tiene una excelente relación entre potencia y consumo. 

Además, hace uso del downsizing (motores de menor cilindrada, pero sobrealimentados) para reducir las emisiones contaminantes. Ahora bien, ¿sabes cómo cuidarlo para no estropearlo?

Te vamos a contar cómo evitar que te 'cargues' el propulsor turbo de tu coche, que en la actualidad vuelven a tener protagonismo dentro del planeta automotriz. Son cinco los vicios que debemos eludir para el buen funcionamiento de nuestro vehículo y que nos dure muchos años. El desconocimiento, muchas veces, hace que no lo tratemos adecuadamente. 

1.Una vez arrancado, déjalo un minuto al ralentí

Los expertos recomiendan que en este tipo de propulsores esperemos un minuto al ralentí tras arrancar el motor. Es más importante si arrancamos en frío. La explicación es simple. Le damos un poco más de tiempo para que el aceite puede llegar a los diferentes componentes del motor, incluyendo el turbo, que precisa que se lubrique para que no tenga daños por fricción.

Si por lo que sea, arrancas e inicias la marcha sin haber tenido ese minuto de cortesía, el turbo pude sufrir daños por rozamiento en zonas como el eje de la turbina. Esta avería la podemos evitar teniendo paciencia, ya que suele aparecer con la acumulación de kilómetros.

2.Arranca y olvídate de pisar el acelerador

Otro de los puntos que debemos apuntar es no pisar el pedal del acelerador al arrancar. Los conductores que han llevado coches con carburadores que precisaban algo de gas para empezar a funcionar son lo que suelen hacer este gesto que, ahora, con la inyección electrónica, es totalmente prescindible para arrancar.

Aun así, si sigues teniendo ese vicio vas a forzar excesivamente al motor y al turbo, ya que harán un trabajo que no es necesario y menos en frío cuando muchos de los componentes deben moverse a mayor régimen de revoluciones sin apenas lubricación. 

Lo que sí te vamos a recomendar es pisar el embrague para arrancar (en algunos modelos ya es obligatorio). De esta manera, evitarás trabajo extra al motor de arranque.

3.Evitaremos los acelerones en frío

Si pisar el acelerador al arrancar ya es nocivo para el turbo, lo mismo sucede si pegas acelerones en frío. Varios son los factores que influyen en este aspecto. El primero, la lubricación; y el segundo que los motores de combustión precisan ganar temperatura para que sus prestaciones, su consumo y la gestión de las partículas contaminantes mejoren.

La recomendación que te damos es que si acabas de arrancar el coche y el motor aún está frío, realices los cambios de marcha a 2.000 rpm y conduzcas con suavidad. No le exijas de más al motor para que acelere. De esta manera, facilitamos al motor que coja la temperatura de trabajo óptima sin que sufra desgastes excesivos por falta de lubricación.

4.Hay que respetar el régimen de revoluciones

Los especialistas también recomiendan no forzar el motor a muy bajas revoluciones ni pasarse con ellas para no llegar al corte de inyección de manera regular. La razón es tan simple como que las piezas internas estarán sometidas a mucha carga si haces esto.

Una vea tengas el motor a temperatura de trabajo idónea, puedes empezar a oscilar tus marchas mientras estás en movimiento con un régimen de revoluciones donde el turbo funcione de manera óptima. Testea a qué régimen se encuentra mejor el motor y adecúa la transmisión de marcha a esas revoluciones.

5.Deja que el turbo repose y se refrigere

Para acabar, te diremos que si quieres que el turbo de tu coche te dure muchos años, debes respetar la fase de reposo y refrigeración. Si llevas acumulados algunos kilómetros de recorrido o si has cogido una autovía o autopista, los entendidos en la materia aconsejan que dejes encendido el motor al ralentí durante al menos un minuto. De esa forma, el turbo reposará y podrá refrigerarse.

Lo que consigues dejándolo encendido es que el aceite que lo lubrica siga circulando y no se detenga al parar el motor, cuando está a una temperatura muy alta. Pero no siempre tendrás que esperar tras cada trayecto. El ejemplo lo tienes si realizas maniobras para aparcar. Ahí ya estás descontando tiempo y permitiendo que el turbo coja la refrigeración que le hace falta.