Los hitos de la historia de la automoción pueden llenar libros con artículos y fotografías icónicas, pero cuando hablamos de hazañas superlativas ya cambia la película. En 1966 se batió el récord de velocidad extrema en el lago salado de Bonneville (Utah, Estados Unidos). Un Studebaker Land Speed Coupe alcanzó los 466 km/h 'volando' sobre una de las mecas del automovilismo mundial.

Neil Thompson fue el creador de este coche, que él mismo construyó a partir del chasis de un Studebaker de 1953 con el aerodinámico morro de un Corvette. Este experimento automovilístico contaba con cuatro salidas de escape debajo de cada puerta, numerosas ranuras en las aletas traseras y un orificio trasero para el despliegue de un paracaídas para ayudar a detenerlo.

Thompson consiguió hacer dos pasadas en el lago salado de Bonneville, una en cada dirección, a 438 km/h y luego consiguió hacer una única pasada en la que alcanzó los 466 km/h. Toda esta hazaña quedó registrada y patentada en ese 1966 y con el Studebaker Land Speed como protagonista.

Después de aquella proeza, este vehículo desapareció del mapa siendo un misterio su paradero. Se sabía que Neil Thompson falleció en 2012 pero hasta ahora nada más se supo. Estos días atrás ha vuelto a reaparecer con una imagen vetusta, desgastada pero con porte. Y sobre todo, llega con todos sus elementos originales, incluido el número 400 que exhibía en las puertas.

¿Y qué ha hecho que se vuelva a saber de esta joya? Pues que será subastada será subastado por George Callaway, quien tenía el coche guardado en su rancho ubicado en El Mirage, California. Callaway comentó que el propio Neil dejó el Studebaker guardado en su rancho y nunca pagó el alquiler.

La incógnita del precio por el que se subastará

La subasta de este coche de leyenda que fabricó Neil Thompson se llevará a cabo el 18 de agosto del presente año en la casa de pujas Gooding & Company, en Pebble Beach, California. En la página de la casa de subastas no se ha informado de cuál va a ser el precio estimado pero seguro que para muchos coleccionistas norteamericanos será una pieza muy deseada.

Ahora bien, no esperes que sea una cifra a la baja porque la heroicidad de los 466 km/h y más en 1966 donde la mecánica todavía no estaba tan avanzada como la actual, harán que su precio sea considerablemente alto.