VÍDEO: Todavía se nos cae la baba al escuchar a este Napier-Campbell 'Bluebird II'

¡Un clásico con mayúsculas!

Alucinante el sonido del motor de este Napier-Campbell 'Bluebird II'. Han pasado unos cuantos años, pero seguimos babeando al escucharlo. ¡Qué pasada!

No te pierdas: 5 vicios de los nuevos conductores por culpa de las nuevas tecnologías

Hay coches clásicos que molan y luego, hay clasicazos como este, que pasaron a la historia por méritos propios y que, a día de hoy, siguen siendo leyendas. Hablamos del Napier-Campbell 'Bluebird II', un vehículo que fue desarrollado para ser el coche más rápido el planeta en su época. Brutal. 

VÍDEO: Los motores turbo suenan bien y, si no te lo crees, mira esto

Napier-Campbell 'Bluebird II', pura potencia 

Si no sabes de que coche estamos hablando, tan sólo debes ver este vídeo para saber que no es un modelo cualquiera. Sube bien el volumen y deléitate con el brutal estruendo que provoca al arrancar el motor. Media calle se queda mirando perpleja… Es un verdadero show. 

Mira esto: VÍDEO: Estas son algunas de las perrerías que Koenigsegg hace a sus modelos

Bajo esa estética de coche antiguo, se esconde un motor de aviación Napier Lion de 12 cilindros que desarrollaba cerca de 450 CV de potencia y que tenía como objetivo alcanzar la barrera de los 321 km/h de velocidad máxima y lograr el récord de ser el automóvil más rápido del mundo en superficie terrestre.  

Su diseño era muy característico. Era un monoplaza con un enorme frontal con salidas de aire a ambos lados y una prominente parrilla que concentraba todo el protagonismo. El chasis estaba fabricado en acero de níquel y era muy resistente. Es considerado como uno de los modelos más icónicos de la historia de Gran Bretaña. 

No te pierdas: VÍDEO: un gato y un Corvette, esto es lo que sucede

Un deportivo clásico que ofrecía un rendimiento espectacular y, que, a pesar de no lograr su objetivo de superar la barrera de los 321 km/h, tiene en su legado el honor de ser uno de los coches más rápidos del planeta. Una burrada. Casi un siglo después de su creación, seguimos babeando al escucharlo rugir.