Esta es la historia de Saleen: la marca que creó al superdeportivo S7

Saleen S7

Una marca de deportivos estadounidense que fue capaz de hacer historia con un bólido muy especial.

Saleen es una de esas marcas poco conocidas por la mayoría. Una compañía de piezas de alto rendimiento y coches deportivos fundada por Steve Saleen en 1983 que también tuvo sus incursiones en competición. Sin embargo, por lo que se les recuerda es por un bólido muy concreto: el Saleen S7.

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Un superdeportivo que recordarás de videojuegos como Midnight Club o de la película Need for Speed, donde compitió cara a cara con bestias como el Koenigsegg Agera R, el GTA Spano español o el Bugatti Veyron Super Sport.

Unos comienzos como preparador y asociación con Ford

Saleen

En 1983 fue fundada inicialmente como Saleen Autosport. La empresa fabricó coches a lo largo de las décadas de 1980 y 1990, aunque gran parte de su fama vino por las modificaciones del Ford Mustang, donde Saleen decidió montar por primera vez un sobrealimentador homologado en un coche Saleen Mustang de producción.

Las preparaciones vinieron acompañadas de triunfos en pista como las carreras del Sport Car Club of America, por lo que se creó una empresa independiente llamada Saleen Performance Parts que siguió operando en el mercado de las modificaciones.

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Sobre las bases de algunos coches Ford, Saleen creó durante los años 1990 varios coches como el Contour (Mondeo inicial) o el XP8 (basado en el Ford Explorer). Coches que no llegaron demasiado lejos, aunque el punto alto estaba a solo un salto.

En el año 2000 se presentó el Saleen S7. Un superdeportivo de alto rendimiento y con un precio de unos 400.000 dólares que se convirtió en el sexto coche americano de la historia en montar un montor central.

Utilizó un bloque Ford Windsor V8 atmosférico de 7,0 litros que generó 558 CV inicialmente, aunque después se añadió un sistema biturbo que incrementó la potencia hasta los 760 CV. Todo ello con la única opción de una caja de cambios manual de 6 velocidades y un peso de unos 1.300 kg.

El Saleen S7 como un icono

Saleen S7 en las 24 Horas de Spa

El diseño exterior que evocaba claramente a un coche de carreras del Grupo C del Mundial de Resistencia, una carrocería completa en fibra de carbono y los elementos aerodinámicos lo convirtieron rápidamente en toda una leyenda.

El Saleen S7 pudo firmar un 0 a 100 km/h en 2,8 segundos y una velocidad máxima de 386 km/h. Cifras nada desdeñables para su época que estaban a la par de emergentes marcas de altísimas prestaciones como Koenigsegg o Bugatti.

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Además, fue el primer coche fabricado por la marca completamente (salvo el motor). Es decir, que no se basó en ningún concepto previo o alguna plataforma existente de otra compañía. Una esencia que condicionó el diseño exterior e incluso el interior, con un habitáculo asimétrico y un conductor ligeramente orientado hacia el centro del vehículo.

El Saleen S7 Twin Turbo montó dos turbocompresores Garret de 5,5 psi de presión con una aerodinámica mejorada que aumentó el índice de carga en un 60% respecto al modelo estándar, lo que mejoró sus marcas con un 0 a 100 km/h en 2,7 segundos y una velocidad máxima de 399 km/h.

Buenos resultados deportivos, contratos con Ford pero sin visibilidad

Aunque el proyecto apuntaba alto y los resultados deportivos fueran prometedores, Saleen nunca ha llegado a despuntar. Sextos en las 12 Horas de Sebring con el Saleen S7-R, cuatro victorias con la versión RLM en la ELMS (Posterior American Le Mans Series) norteamericana, 11º en las 24 Horas de Le Mans durante su mejor participación y varias victorias junto a Oreca.

Pese a esto, gran parte de los ingresos de Saleen provenían de trabajos de pintura. Pero no de proyectos corrientes, sino para grandes coches y marcas como el caso del Dodge Viper con Crhysler o del Ford GT de primera generación para la Ford Motor Company.

De hecho, en la actualidad poseen una planta de pintura de alta tecnología y de ensamblaje de piezas donde se han llegado a fabricar algunos de los superdeportivos de Ford y con tonalidades que han acabado en otros grandes bólidos.

Desafortunadamente, la producción de coches y las ideas dejaron de fluir y pronto surgieron las asociaciones con empresas chinas. Un país cuyo gobierno llegó a expropiar enclaves a las empresas base de Saleen en la nación asiática. Una mala suerte que ha desembocado en la actualidad, prácticamente en el olvido a nivel industrial de la compañía, aunque repleta de coches clásicos.