El amoniaco se utiliza como combustible en una cabeza de camión y convence por su eficiencia

Amogy probó su nuevo combustible de amoniaco en esta cabeza de camión (Amogy Inc.).

Gustavo López Sirvent

Este gas incoloro consigue reducir la infraestructura en transporte y almacenaje que sí tiene el hidrógeno. El repostaje de esta cabeza tractora se hizo en tan sólo ocho minutos.

Desde distintos sectores medioambientales se mira con lupa las emisiones de CO2 en el transporte de mercancías o vehículos pesados, ya que tienen un alto grado de radiaciones de carbono. Por esta razón, se está investigando posibles soluciones como los motores eléctricos, de hidrógeno o de gas licuado, que palían esas contaminaciones.

La compañía estadounidense Amogy Inc está investigando con el amoniaco como combustible. Esta empresa está preparando una cabeza tractora impulsada por este material que, después de haber superado la primera prueba práctica con éxito, se pretende que sea una gran revolución en el sector del transporte por carretera.

Lo que se busca con este estudio es desarrollar la tecnología necesaria para convertir el amoníaco en energía. Para arrancar la citada cabeza tractora y que funcione sin problemas se necesitan 300 kW. 

En el primer test que realizó este semirremolque, estuvo en marcha durante varias horas en las proximidades de la Universidad de Stony Brook. Esta cabeza de camión hizo una parada para repostar, que tan sólo duró ocho minutos. Según los datos facilitados por Amogy Inc, la energía eléctrica total almacenada por el propulsor de este vehículo pesado fue de 900 kWh.

El amoniaco se considera "un combustible óptimo para lograr una rápida descarbonización del transporte pesado que ya está disponible en todo el mundo", según aseveró Seonghoon Woo, director ejecutivo de Amogy. La experiencia de la compañía estadounidense con este gas incoloro no es de ahora, puesto que ya ha conseguido que funcionen un dron y un tractor. 

Fácil de transportar y de almacenar

El amoniaco es un material que no necesita que se desarrolle ningún tipo de infraestructura específica ni para su transporte ni para su almacenamiento. Estas virtudes le hacen ser mucho más eficiente respecto al hidrógeno, que precisa de todas esas características.  

Todo ese procedimiento, el de convertir el material en energía, lleva su tiempo, pero cuando la tecnología acierta en el proceso, se puede convertir en la gran alternativa a los combustibles fósiles que tantos quebraderos de cabeza están dando a la sostenibilidad.

Una de las mayores trabas que se han encontrado con la utilización del hidrógeno en los vehículos que emplean esta tecnología en sus motores es la dificultad a la que se están enfrentando las compañías automotrices para almacenar y transportar este material que, de no ser por estos problemas logísticos, estarían en la pole position para impulsar los vehículos a motor.