Prueba del Porsche 914/6: merece nuestro respeto

Prueba del Porsche 914/6

No todos los días puede uno realizar la prueba del Porsche 914/6, un deportivo al que no se le ha dado el reconocimiento y la importancia que merece. No obstante, fue el primer coche alemán fabricado a gran escala en montar su propulsor en posición central, por delante del eje posterior. También, obviamente, fue el primer Porsche de producción en adoptar esta disposición -recuerda que uno de los prototipos del 356 equipaba el bloque de cuatro cilindros detrás de la espalda del conductor-.

Como te comentaba, fue el primero en la historia de la compañía de Stuttgart, pero también casi el último, puesto que tras él se optó por otro tipo de vehículos hasta, nada más y nada menos que 1996, año en que nace el Porsche Boxster.

Me encuentro en Hawái, en la isla de Kona, la más grande del archipiélago estadounidense. Ha sido la firma de Stuttgart la que me ha traído a la 'Big Island' para probar, probablemente, el Porsche con el diseño más llamativo y rompedor de los que han sido creados.

Bueno, en realidad nació de la colaboración entre Porsche y Volkswagen. La idea era crear un deportivo de acceso que se comercializaría bajo ambas marcas. Así nació el apodado 'Volksporsche', el 'Porsche del pueblo', que fue presentado en el Salón de Frankfurt de 1969. Es más, en la casa de Stuttgart, su llegada supuso el fin de la producción del Porsche 912, el Nueveonce económico.

Existía la posibilidad de que fuese movido por un motor de cuatro cilindros, al que se denominó 914/4, o por uno de seis, que era exclusivo de Porsche y que respondía al nombre de 914/6. El primero era construido por Karmann en Osnabrück (115.631 unidades fueron fabricadas) y el segundo, en Zuffenhausen (3.338).  

El coche de la prueba, el Porsche 914/6, llamaba la atención -hoy también lo consigue- por su diseño. Nada que ver con ninguna creación nacida en Stuttgart, pero tampoco de Wolfsburgo. Heinrich Klie, diseñador jefe de Porsche se salió de lo establecido. También con su enorme batalla y sus cortos voladizos. 

Para que te hagas una idea, es dieciocho centímetros más corto que el 911 S de 1967, pero su distancia entre ejes es casi veinticuatro mayor. Asimismo, es nueve centímetros más bajo y cuatro más ancho.

A todo ello se suma un techo tipo targa fabricado en fibra de vidrio reforzada con plástico que puede ser desmontado y guardado en el maletero trasero. Por su parte, el espacio de carga delantero alberga la boca para repostar el carburante, ya que, como en el Volkswagen Beetle, el depósito de gasolina va situado encima del tren anterior.

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Abro la puerta, que no tiene un ángulo de apertura demasiado generoso, precisamente, y accedo al interior. Lo primero que me llama la atención son sus asientos, que parecen corridos. El respaldo es fijo. Tampoco me voy a quejar, porque el del copiloto no puede ajustarse ni de forma longitudinal -cuenta con un reposapiés móvil; una solución más barata-. Además, entre ellos hay un espacio considerable; tanto, que en Alemania estaba disponible un cojín central con cinturón de seguridad para un niño.

La llave se inserta a la izquierda del volante, como buen Porsche. También en ese lado se halla el freno de mano. En la versión de cuatro cilindros, el bombín lo tiene a la derecha.

Todo es sencillo, muy sencillo; espartano, dejando clara su procedencia germana. Dos tiradores a un lado del amplio volante, los de las luces de cruce y las de emergencia, y el cenicero, elemento indispensable en la época, al otro. Punto. Eso sí, todo ello aderezado con el cromado de los tiradores de las puertas.

Es hora de comenzar la prueba dinámica del Porsche 914/6, que para eso he sobrevivido a 32 horas de viaje con sus tres vuelos y dos escalas. A escasos centímetros de mi espalda respira el motor de dos litros bóxer de seis cilindros y 110 CV 'heredado' del 911 T. Estar tan pegado a él produce que la experiencia de conducción sea más emocional, pero también más molesta. 

Prueba del Porsche 914/6

Un anuncio de la época en Francia decía: "En el sitio de dos niños que lloran, nosotros les ofrecemos seis cilindros que rugen". Prefiero la opción mecánica que la humana, obviamente, pero esta tampoco permite tener una conversación con el acompañante sin levantar la voz. Bueno, puede ser perfecto para evitar esos silencios incómodos entre parejas a las que se les fue el amor...

La verdad es que el motor empuja bien, incluso en baja, aunque no es su zona predilecta. Marida con una suspensión cómoda, pero que mantiene el coche bien firme en los virajes, y con una dirección comunicativa, aunque muy pesada en marcha, sobre todo en giros cerrados -mucho más que la del Porsche 356-, pero ligera en parado.  

Su centro de gravedad muy bajo y sus 980 kilogramos permiten un paso por curva tan neutro como rápido. Es una pena que los asientos, que son muy cómodos gracias a su buen mullido, no agarren bien en los giros debido a la ausencia de apoyos laterales. 

La batalla la libro con el cambio manual de cinco velocidades. Equipa una transmisión de tipo 'dog leg', con las marchas impares abajo y las pares arriba. A pesar de que el paso de una a otra se hace de forma suave, de primera a segunda siempre se me atraganta, porque la varilla se mueve hacia cuarta. Necesito un periodo de adaptación bastante grande. Por suerte, a golpe de gas, consigo que no se me cale.

Lo que me vuelven loco, pero para bien, son los faros pop-up. Saco el tirador y en cuestión de segundos aparecen. Da igual que la aerodinámica sea peor, que el consumo se mayor y que reste unos 3 km/h a la velocidad punta -el techo desmontado, 6-.

Prueba del Porsche 914/6

Finalizo la prueba del Porsche 914/6 con un muy buen sabor de boca y confirmando lo que te decía al principio: no tuvo/tiene la fama que merece. Otra cosa que pudo influir es que su precio de 37.500 francos franceses fuera desmesurado si se comparaba con los 23.500 francos del 914/4; había que pagar 14.000 más por dos cilindros y 30 caballos.

Fotografías: Andi Hedrick

Etiquetas: coches clásicos