Viejas glorias: BMW Z1, un roadster cuya obsesión fue innovar

BMW Z1 (lateral)
¡Y lo consiguió!

El BMW Z1 es un coche especial: su diseño, sus puertas, su aspecto simpático pero que esconde a todo un clásico. Uno de los coches deportivos más curiosos de los 90, concebido casi como un experimento que, y esto pocas veces en la historia ocurre, llegó finalmente a los concesionarios de BMW. Su historia sin duda es tan peculiar como sus puertas.

A finales de los años 80 se creó BMW Technik, un departamento de investigación y desarrollo donde nacieron ideas apasionantes. Una de las más chulas es la del BMW Z18 Concept, un SUV Roadster con un V8 bajo el capó y un rollo buggy que sigue enamorando hoy en día. Sin embargo, su principal creación fue el BMW Z1, todo un invento para la época.

Un roadster innovador en todos los sentidos

Y es que el BMW Z1 tenía como objetivo explorar el segmento de los descapotables compactos con soluciones innovadoras y llamativas. El jefe de ingeniería del proyecto fue el gran Ulrich Bez, ingeniero que había desarrollado el maravilloso Porsche 993 y que más tarde terminaría dirigiendo Aston Martin, durante la revolución del DB9 y del Vanquish: ¡una gran época!

Tenía varias innovaciones técnicas: la más destacable eran las puertas del BMW Z1. No se abrían ni hacia afuera ni hacia adentro. No pivotaban sobre sí mismas, tampoco se levantan como unas puertas de tijera o como las míticas alas de gaviota. Cuando parecía que todo estaba inventado, BMW se sacó de la manga unas puertas mágicas.

Casi como por obra de gracia, las puertas desaparecían bajo la carrocería del BMW Z1. Primero el cristal se introducía dentro de la puerta y después todo el conjunto se deslizaba hasta terminar dentro de la propia carrocería. Algo nunca visto que daba a este coche una peculiaridad única: podía circular sin puertas.

El diseño del BMW Z1: afilado y compacto

Harm Lagaay fue el encargado del diseño del BMW Z1 y su resultado gustó tanto que poco después fichó por Porsche para diseñar el roadster por excelencia, el Porsche Boxster. El diseño del BMW Z1 destaca por su tamaño compacto y por la ligereza de líneas. No se hace pesado desde ningún punto de vista.

En el frontal destaca el largo capó curvado, que termina en un frontal bastante afilado, con los clásicos riñones de BMW presidiendo las tomas de aire delanteras. Faros cuadrados y bastante simplicidad. En la zaga más de los mismos: unos pilotos traseros que marcaron tendencia y que inspiraron a los del BMW Serie 3 de la generación E36. Sencillos pero efectivos.

BMW Z1

A nivel estético, los únicos elementos sorprendentes son las puertas y personalmente me quedo también con los retrovisores, muy finos y colocados en una posición muy elevada, anclados sobre el propio Pilar A. En su interior el diseño no sorprendía y se puede considerar como una evolución al del Serie 3 E30 pero con toques algo más deportivos. 

Chasis y motor del BMW Z1

El BMW Z1 lucía muchas innovaciones bajo su carrocería y una de ellas era su estructura de monocasco de acero con diferentes refuerzos en termoplásticos de diferente rigidez para conseguir un resultado equilibrado y satisfactorio. El resultado fue un deportivo ligero y eficaz, rígido y con un comportamiento dinámico muy satisfactorio.

El posición estaba situado justo por detrás del eje delantero, algo que le permitía tener un gran reparto de pesos. El motor del BMW Z1 era un seis cilindros de 170 CV y 227 Nm de par, que enviaban la potencia al eje trasero mediante una transmisión manual de cinco marchas. 

BMW Z1 (puerta)

No tenía prestaciones de superdeportivo, pero gracias a su peso pluma de solo 1.250 kilos, conseguía prestaciones más que dignas para un descapotable: aceleraba de cero a cien en 7,9 segundos y su velocidad máxima pera de 227 km/h. ¡Me encantaría saber qué se siente circulando a más de 200 km/h sin puertas!

El BMW Z1 era un coche de altas sensaciones más que de altas prestaciones y puso las bases para el desarrollo de la gama Z de BMW. Desde su presentación fue un coche ganador, que generó mucho interés y que se reflejó en sus ventas: antes de empezar a fabricarlo ya tenía 5.000 pedidos. Sin embargo, BMW limitó su producción y con solo 8.000 unidades fabricadas, en 1991 se decidió su fin. ¿Por qué? 

Bueno, el Z1 nació más como un experimento que como un modelo sólido. Los roadster no eran populares en la época y se puede decir que fue un adelantado a su tiempo. Todos los que llegaron después, como el BMW Z3 o el Porsche Boxster le deben algo al Z1. ¡Un coche famoso por sus puertas pero con un fondo mucho más especial!


 

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