Grandes berlinas olvidadas: Citroën C6

Adelantado, pero incomprendido

Hasta ahora, en esta serie de grandes berlinas olvidadas hemos hablado de algunos ejemplos de Citroën. Por ejemplo, el CX, que fue un digno sucesor del icónico ‘Tiburón’. También hemos hablado del XM, que trató de triunfar -sin mucho éxito- en los años 80 y 90. Sin embargo, hoy nos vamos a los 2000, con uno de los coches más reconocibles de la firma francesa: el Citroën C6.

Como ya mencionamos en la entrega del Citroën XM, aquel intento de la marca de los dos chevrones de competir contra los coches alemanes no salió como se esperaba por diversos factores. Sin embargo, la incursión de la compañía en el segmento de las berlinas de lujo no se acabó ahí y en 2005 decidieron lanzar otra creación peculiar.

Se llamó Citroën C6 y, al igual que sus predecesores, su diseño estaba pensado para no dejar a nadie indiferente. En este caso, la idea era recordar al DS o ‘Tiburón’ de los años 50, razón por la cual el coche contaba con detalles como un largo capó combinado con unas líneas curvas.

Se mirara por donde se mirara, esta berlina llamaba la atención, ya que era radicalmente distinta de cualquier otro integrante de la marca y del mercado en ese momento. Por delante, destacaban detalles como su parrilla unida a los dos chevrones del logotipo y sus pequeños faros bixenón. No obstante, era la trasera su zona más reconocible.

Citroën C6 2005

En una vista lateral, la línea del techo descendía de forma pronunciada en las plazas traseras y acababa en una zaga corta y repleta de elementos llamativos. Aquí, la luneta trasera era cóncava y los pilotos estaban colocados justo al borde de la carrocería. Esto se remataba con un maletero algo abombado con un alerón activo, cerrando así un conjunto que sorprendió a todos. 

Ese aspecto, obra de Marc Pinson y basado en el concept C6 Linage de 1999, fue lo que más destacó cuando el Citroën C6 se presentó al mundo. Sin embargo, lo cierto es que esta berlina era tan interesante por fuera como por dentro.

Al entrar a este modelo, la estampa era también peculiar, pero por la falta de elementos. En este caso, la marca francesa quiso apostar por el minimalismo, pero eso no se tradujo en una reducción del confort o el equipamiento. Todo estaba ahí, pero se presentaba de otra forma.

Por ejemplo, el cuadro de instrumentos del coche era digital e incluso contaba con un Head-Up Display para no apartar la vista de la carretera. Además, en el salpicadero se encontraba una pantalla a color para manejar sistemas como la radio o el GPS. Sí, había botones en áreas como la consola central, pero se intentó mantener el entorno lo más limpio posible.

Más allá de esto, el interior del Citroën C6 también destacaba por la habitual comodidad -gracias a la suspensión Hidractiva III+- y amplitud de las anteriores grandes berlinas de la compañía, así como por el equipamiento. Contaba con un sistema de llamada de emergencia con GPS, asientos regulables electrónicamente, climatización cuatrizona, detector de cambio de carril…

 

Sin duda, todo esto convertía a este modelo en un serio rival de otros de su segmento y sus opciones mecánicas tampoco decepcionaron. En sus años de comercialización, los motores del C6 se dividían en tres diésel y un gasolina. Los primeros contaban con potencias comprendidas entre los 170 y los 241 CV, mientras que el gasolina era un V6 de 211 CV.

Este último propulsor fue el que más podía llamar la atención, pero no era el más prestacional. Con este bloque, el coche podía pasar de 0 a 100 km/h en 9,4 segundos y su velocidad máxima era de 230 km/h. Sin embargo, el 2.7 HDI igualó esa cifra, así como redujo la aceleración a 8,9 segundos. Finalmente, el 3.0 HDI permitía alcanzar 100 km/h en 8,5 segundos, estando el tope en 235 km/h.

Por qué no triunfó el Citroën C6

Parece que, con esta receta, el Citroën C6 estaba destinado a triunfar, pero no fue así. Entre 2005 y 2012, cuando se dejó de comercializar, tan solo se vendieron unos 23.384 ejemplares. Sin duda, no hace falta ser un experto para imaginar que esta cifra no se acercaba a los planes de la marca. Pero ¿por qué le fue así?

Con este modelo, la firma tenía una buena baza en el segmento de las berlinas de lujo, pero se trata de un grupo muy dominado por los alemanes -aunque el Phaeton no lograra triunfar-. Los prejuicios motivados por los problemas de anteriores coches franceses complicaron la situación y el precio de este modelo, situado entre los 40.000 y los 60.000 euros, tampoco era una ventaja sobre el resto.

¿Cuánto cuesta hoy este coche?

Aunque no fue un coche popular en su momento, lo cierto es que hay muchas unidades a la venta en estos momentos y esto hace que podamos encontrarlo por un precio más bajo. Hay ejemplos de todo tipo, pero podemos encontrar ejemplares desde unos 4.000 euros y hasta unos 15.000 en determinados casos.

Está claro que esta es una horquilla bastante elevada, pero todo depende de varios elementos. Los C6 más recientes tienden a tener un precio superior, mientras que otros son más económicos, pero acarrean una mayor cifra de kilometraje a sus espaldas.

Opinión: ¿Merece la pena comprarlo de segunda mano?

Grandes berlinas olvidadas: Citroën C6

Dado que hay opciones entre las que elegir, si estás pensando en comprar un Citroën C6 de segunda mano, recomendaría ver varios ejemplares. De entrada, puede ser recomendable alejarse de aquellos demasiado baratos, ya que pueden esconder fallos graves, mientras que los más costosos pueden no ser tan interesantes en algunos casos.

La clave está en encontrar un punto medio. Este no fue un mal coche, pero un usado siempre puede tener fallos o averías, por lo que hay que observar los detalles e intentar buscar unidades con un kilometraje razonable. Si das con una unidad bien mantenida, tendrás en tus manos a un buen coche que seguirá girando cabezas durante muchos años a su paso. 

Etiquetas: Berlinas, Motor