Hay veces que leyendo biografías de personajes conocidos descubres o recuerdas coches que fueron tendencia en los años 70 u 80. El que ahora nos ocupa lo fue porque ese modelo en concreto, el Matra Simca Bagheera perteneció en su día al seleccionador nacional de baloncesto, Sergio Scariolo. Poco le duró al italiano su deportivo amarillo, ya que lo estrelló al poco tiempo de tenerlo.

Hablando del vehículo en sí, pocas cosas buenas se pueden decir de él. Se le conoce como el 'Limón de plata', una acepción dada en 1971 por el Club Alemán del Automóvil (ADAC) para el coche con más averías y fallos de fabricación hasta esa fecha. 

El árbol de transmisión del Matra Simca Bagheera, sus motores de escaso rendimiento y calidad y sus tres asientos delanteros demasiado blandos (sólo el del conductor era individual), a pesar de tener forma de baquets, fueron foco de debate. Pero por lo menos quedaba el encanto francés y su bello diseño. Es más, la marca logró vender 47.796 en todo el mundo hasta 1980. 

Matra Simca Bagheera es un nombre que está tomado de 'El Libro de la Selva' de Rudyard Kipling. Concretamente, del personaje de la pantera. El coupé de motor central enfatizó su indudable lado pintoresco con llamativos colores.

El conductor se sentaba ante un volante deportivo de dos radios achatado por debajo. Una moda de dudosa funcionalidad que por cierto se ha extendido mucho entre los deportivos actuales. Además,  sus asientos estaban forrados en tweed y felpa. 

Si nos ceñimos a sus prestaciones, aceleraba de 0 a 100 km/h en 12 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 185 km/h. Lo que era un auténtico dislate era que su precio estuviera a la altura de un Porsche 914 o un Alfa Romeo GT Junior: más de 7.000 euros de la época. En 1976 se añadió el motor del Simca 1100 Ti de 84 CV y también el de 90 CV heredado del 1308 GT.

Historia de Matra

Matra era un pequeño fabricantes de coches francés. que tras el Matra Djet o el Matra Simca Bagheraa tuvo la idea de fabricar una versión europea del monovolumen Chrysler Voyager. Se embarcó con los primeros bocetos, se los enseñó a Peugeot, que no le interesó y, después, se fueron a Renault donde vieron posibilidades a este producto. De ahí nació el Renault Espace.

En el acuerdo estaba que Matra fabricaría el Renault Espace. Así, la pequeña compañía de deportivos podía salir hacía delante. El acuerdo era perfecto y las dos partes ganaban ya que el Espace fue un éxito. De la tercera generación (1996-2002) se fabricaron 365.000 unidades. Pero en Renault decidieron que la cuarta entrega de la saga ya la harían ellos mismos.

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A nivel económico supuso un mazazo para Matra, pero desde la marca del rombo le encargaron la fabricación del Renault Avantime, que era un nuevo concepto que mezclaba los conceptos de un monovolumen con los de un coupé y que, definitivamente, acabó por llevar a la quiebra a la pequeña firma de coches.