Pierce-Arrow: los coches de lujo clásicos nacidos en Nueva York

Pierce-Arrow es otra de esas marcas estadounidenses de lujo que no sbrevivieron a la década de 1930 y que ahora son clásicos muy apreciados.

Estas semanas nos hemos lanzado a desenterrar los grandes nombres de coches de lujo americanos. Hoy es el momento de Pierce-Arrow, después de haber contado la historia de otras grandes firmas como Duesenberg, Packard o DeSoto. Muchas de ellas ya extintas y justo después del Crack de 1929.

Estos fueron los coches más caros de la década de 1930

Sin embargo, Pierce-Arrow Motor Car Company tiene algo especial porque es una de las más antiguas del mundo. Nació en Buffalo en 1901, en el estado de Nueva York. Comenzó a fabricar algunos de los primeros vehículos del planeta con motores a vapor bajo licencia de Overman y pronto dio el salto a motores de combustión interna. ¿Ahora? Unos coches clásicos inmensamente elegantes.

Los primeros coches de la historia

Pierce-Arrow Series 31 de 1919.
Pierce-Arrow Series 31 de 1919.

En 1901, Pierce-Arrow fabricó un primigenio coche con un motor monocilíndrico y en 1903 introdujo el primer motor de dos pistones en su primer coche de verdad: el Arrow. Sin embargo, muy pronto la compañía se enfocó en el sector del lujo e incluso en la competición.

En 1905 ganaron el Glidden Trophy, también conocido como el National Reliability Runs. Una serie de eventos de resistencia organizados en Estados Unidos en los que se recorrían grandes distancias para comprobar la fiabilidad de los coches que se presentaban. Una especie de rally que Percy Pierce, fundador de la marca, ganó después de 1.100 millas en un Great Arrow.

Como curiosidad, los dos primeros coches oficiales de la Casa Blanca fueron dos modelos del Pierce-Arrow White Model M Tourer, que se usaron en actos públicos por primera vez a partir de 1909 por parte del presidente William Howard Taft.

Pierce-Arrow Model 66 de 1915.
Pierce-Arrow Model 66 de 1915.

RM Sotheby's

La marca usó motores de entre 4 y 6 cilindros de forma común con un cubicaje que alcanzó los 13,5 litros. Ya sabemos como se las gastaban en la época. Aunque su gran innovación fue el motor de válvulas laterales o motor SV (Side Valves), que tenía una culata en forma de L o incluso de T. 

El árbol de levas estaba situado en la parte inferior y conectado directamente al cigüeñal para accionar las válvulas mediante unos taqués o varillas de empuje. Aunque se trata de un diseño muy primigenio que carecía de suficiente compresión y que no conseguía quemar con efectividad el combustible.

Hollywood, presidentes de Estados Unidos y Studebaker

En 1914 se diseñó la apariencia característica de los Pierce-Arrow. Los faros se movieron hasta los guardabaros, en los laterales, y se integraron en los mismos con una figura especialmente curiosa. Algo que se convirtió en tradición con todos sus vehículos hasta 1938.

Efectivamente, la compañía se posicionó como un referente del lujo y las grandes estrellas de Hollywood tuvieron sus coches. De hecho, fue en esta época cuando se formó The Three P's of Motordom o la Triple P: Pierce-Arrow, Peerless y Packard. Todas ellas referentes del sector.

Pierce-Arrow Silver Arrow de 1933.
Pierce-Arrow Silver Arrow de 1933.

RM Sotheby's

Studebaker se hizo con el control de la fábrica de Búfalo en 1928 y ambas empresas trabajaron en paralelo. Incluso se beneficiaron del nuevo motor de 8 cilindros en línea y 6,0 litros de los de Indiana. Aunque la crisis económica explotó drásticamente.

Se presentó el sensacional Pierce-Arrow Silver Arrow. Un coche aerodinámico, con sus característicos faros sobre los guardabarros, de color plateado y con un motor V12 de 7,5 litros con 175 CV de potencia y una velocidad máxima de 185 km/h. Aunque costó 10.000 dólares de la época y solo se vendieron cinco unidades, de los que solo se conservan tres.

La empresa no supo o no quiso rebajarse a vender coches más baratos y finalmente, se declaró en bancarrota en 1938 y el ingeniero jefe, Karl Wise, consiguió terminar un último vehículo utilizando las últimas piezas fabricadas mientras el resto de componentes (y hasta cuarenta Arrows ya ensamblados) se subastaron ese mismo año.

En la actualidad existen muy pocas unidades. Las de principios del siglo XX alcanzarn en subasta más de 500.000 dólares y los de última generación se han llegado a vender por más de 350.000 euros. Las mejores piezas, seguramente, firmadas por LeBaron.