Esta es la historia de Bugatti en Le Mans: ¿Volverán a correr?

Bugatti Le Mans

Bugatti estuvo presente en la primera edición de las 24 Horas de Le Mans en 1923. Después, vinieron muchas más, triunfos y el abandono de la competición.

Bugatti es una de las marcas más antiguas del planeta, aunque después del idilio vivido con sus coches de lujo en la primera mitad del siglo XX, desapareció para regresar a finales de 1990. Sin embargo, su historia en las 24 Horas de Le Mans y la competición va más allá.

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La marca de hiperdeportivos nos ofrece un repaso de sus aventuras en el Circuito de la Sarthe gracias a una de las mejores bibliotecas de imágenes antiguas del mundo del motor, que se conserva escrupulosamente en Molsheim.

Bugatti en las 24 Horas de Le Mans

Bugatti Type 16S de la primera edición de Le Mans, 1923.
Bugatti Type 16S de la primera edición de Le Mans, 1923.

Durante la primera edición de 1923, Bugatti se presentó con dos deportivos: los Brescia 16S con Max de Pourtalès y Sosthène de la Rochefoucauld al volante. Un automóvil ligero y fiable que soportó la carrera completa casi bajo la lluvia demostrando un gran potencial y acabando en el TOP 10.

En 1930 volvieron a las andadas con un Bugatti Type 40 con Odette Siko y Marguerite Mareuse como pilotos, dos de las primeras mujeres en disputar la prueba de resistencia. De hecho, Siko consiguió en 1932 la victoria en la clase de 2,0 litros y la cuarta posición global, lo que la convierte en la mujer con mejor resultado en la historia de la prueba.

Sus hazañas en Le Mans y resultados como el séptimo lugar con el Bugatti inspiraron a otras muchas  pilotos femeninas a correr junto a la marca, como Hellé Nice y Eliska Junkov. Sin embargo, no fue hasta 1937 cuando llegó un ansiado podio después de varios intentos.

Odette Siko (derecha) y Marguerite Mareuse (izquierda) en su Bugatti Type 40.
Odette Siko (derecha) y Marguerite Mareuse (izquierda) en su Bugatti Type 40.

Para 1936 hubo nuevas regulaciones que se tradujeron en el nuevo Bugatti Type 57G, que contó con un motor de 8 cilindros en línea de 3,3 litros con 170 CV. Su carrocería fue construida en una aleación de magnesio y las ruedas se cubrieron por completo, siendo uno de los pioneros de la aerodinámica.

El Bugatti Tank (como se le conoció cariñosamente) alcanzó en la recta trasera de La Sarthe una velocidad de casi 220 km/h. Todo un récord para la época. Jean-Pierre Wimille fue el piloto estrella junto a Robert Benoist. Consiguieron la victoria en 1937 y más tare, Wimille repitió en 1939 junto a Pierre Veyron, que inspiró el nombre del Bugatti Veyron moderno.

Jean-Pierre Wimille con su Bugatti Type 57G en Le Mans, 1939
Jean-Pierre Wimille con su Bugatti Type 57G en Le Mans, 1939

En aquella segunda ocasión, el Type 57G se evolucionó el motor para producir 200 CV y alcanzar 255 km/h. Además, se mantuvo una intensa lucha con el Alfa Romeo de Raymond Sommer y los Delage de Louis Gérad y Georges Monnet, una marca que había ganado el año anterior. Solo 20 vehículos de los 40 que comenzaron la carrera, acabaron el evento.

"Durante la carrera, el equipo de mecánicos no tuvo que abrir ni una vez el capó", afirmó Ettore Bugatti dejando clara la resistencia de sus motores de 8 cilindros. Sin embargo, no hubo más competición hasta 10 años después por culpa de la Segunda Guerra Mundial, y en ese tiempo Bugatti desapareció.

55 años después y con la marca resurgida en el seno del Grupo Volkswagen, Bugatti volvió a correr en Le Mans en 1994 con el EB110 Super Sport, que no pudo completar la carrera tras un accidente por un problema técnico. Un final para una historia que parece de todo menos un final... ¿Volverá la marca a correr? ¿El Bugatti Bolide en Le Mans? Quién sabe, después de haber visto un Nascar...