Hace casi 10 años Audi presentó el R8 e-tron eléctrico. Era así

Audi R8 e-Tron

Gustavo López Sirvent

El deportivo eléctrico de la firma alemana equipaba una batería de 92 kWh, que desarrollaba una autonomía de 450 kilómetros. Su potencia era de 462 CV distribuida entre dos motores de 170 kW cada uno. Según la marca se vendieron "menos de 100 unidades" en año y medio que estuvo en el mercado antes de dejarse de fabricar en 2016.

En febrero de 2015, Audi quiso ponérselo difícil a Tesla con su primer coche eléctrico. Fue el R8 e-tron  el que plantó cara al Model S y al Roadster 3.0, que entonces empezaban a ser una referencia en el mercado de los vehículos de cero emisiones. Su presentación al mundo se hizo en el Salón del Automóvil de Ginebra, un mes después.

Contaba con una batería de 92 kWh que desarrollaba una autonomía de 450 kilómetros. Si hacemos una comparativa con el Roadster 3.0, vemos que éste equipaba un pack de 70 kWh capaz de recorrer 643 kilómetros con cada carga.

Las pilas del coche alemán estaba diseñada en forma de T. Se instalaron detrás de los asientos de los dos ocupantes y en posición central. Según el propio constructor de Ingolstadt este hecho le permite ofrecer un centro de gravedad muy bajo al R8 eléctrico, aspecto que es de agradecer en un vehículo deportivo.

Para recargarlas, no se necesitaban más de dos horas, según informaban desde Audi, gracias al sistema Combined Charging System (CCS) que permite utilizar la corriente continua y alterna indistintamente.

Para que todo el conjunto se pusiera en marcha, la firma de los cuatro aros instaló un sistema con una potencia de 340 kW (462CV) y un par motor de 920 Nm, con dos motores de 170 kW cada uno. Esta configuración permite al Audi R8 e-tron acelerar hasta los 100 km/h en 3.9 segundos, mientras que la velocidad máxima estará limitada a 250 km/h.

Contaba con algunas sutiles diferencias estéticas respecto a la versión con motor de combustión. La parrilla se cerró y los aletines de las branquias laterales hacen saber que estamos ante un deportivo eléctrico. En la retaguardia destaca la falta de salidas de escape, un nuevo alerón y un nuevo acabado para las salidas posteriores. También montó unas llantas carenadas, para reducir la resistencia al aire.

El deportivo germano tuvo que competir por aquel entonces con el Mercedes SLS AMG Electric Drive y el BMW i8. Pero el modelo de la compañía de Ingolstadt tuvo que recular porque en año y medio tan sólo se vendieron "menos de 100 unidades”, según Audi, que no dio una cifra exacta de cuantas unidades se comercializaron del Audi R8 e-tron.

Todas las ventas se produjeron en Europa y con un abultado precio de un millón de euros. Un precio muy elevado si se tiene en cuenta que el Audi R8, con el motor V10 de 540 caballos, partía desde 194.720 euros. Este hecho motivó que el deportivo eléctrico se dejara de producir, ya que fracasó en su intento de electrificar este segmento.

En aquel momento y tras el fiasco del R8, el portfolio de vehículos eléctricos de Audi, los llamados e-tron, sólo se componía por dos unidades: el Audi Q7 e-tron y el Audi A3 Sportback e-tron, algo que hoy en día ha crecido y tiene numerosos modelos donde elegir. Desde berlinas como el e-tron GT, pasando por SUV como el Q4 e-tron o crossover como el Q8 e-tron.