5 razones que hacen del Mazda RX-8 un coche muy apetecible

Mazda RX-8
Que levante la mano quien quiera conducir el mismo coche que todos los demás. ¿Nadie? Bien.

¿Te flipan los coches japoneses? Entonces disfrutarás leyendo este artículo sobre el Mazda RX-8... y las cinco razones que nos llevan a pensar en que se ha convertido en uno de los artefactos más apetecibles que existen en el mercado de segunda mano. ¿Te apetece conducir algo que no tenga prácticamente nadie ahí fuera? Sigue conmigo. Esto te interesa. 

¡Mazda fabrica su coche número 50 millones!

Como ya deberías saber, el protagonista de este artículo apareció como sucesor del celebérrimo Mazda RX-7 allá en 2002 con el objetivo de perpetuar la saga de vehículos deportivos del sello de Hiroshima con el mismo planteamiento del que hacían gala sus antecesores: un motor delantero de tipo Wankel, propulsión... y unas aptitudes a la hora de lanzarse a devorar curvas que podrían dejar en ridículo a más de un coupé o roadster con pedigrí. ¿Quieres saber sus precios en el mercado de usados? Rondan los 6.000 euros en un estado aceptable. Ahora necesitas tener uno. Y a continuación te dejo unos cuantos motivos que servirán para que justifiques tu decisión. 

Por las líneas del Mazda RX-8 no pasan los años

Mazda RX-8

Aunque no es el único modelo del mercado que ha podido presumir de ello, lo cierto es que la atemporalidad de sus formas es digna de elogio... pues es una cualidad reservada sólo a unos cuantos elegidos. Como el Audi R8, sí. Gracias a que en su momento Mazda apostó por un diseño tremendamente atrevido el RX-8 engaña muy bien al ojo inexperto y, con suma facilidad, podría ser confundido con un vehículo lanzado al mercado en 2012. Que fue el año en el que abandonó los concesionarios. Hasta que llegue por fin el RX-9, claro. 

El Mazda RX-8 era un coupé exageradamente práctico

Mazda RX-8

Vale, sé que referirse a un modelo con cuatro puertas como ‘coupé’ hace que te duela el corazón, pero es una tendencia insultantemente extendida hoy en día... y en la que nuestro protagonista fue pionero: a pesar de contar con unas formas realmente deportivas, el Mazda RX-8 podía presumir de cierta practicidad gracias a la presencia de dos zonas de entrada al habitáculo realmente generosas al estar compuestas de dos puertas normales y dos de tipo suicida. Como las del Seat 600, sí. Además, su maletero no estaba nada mal: tenía nada menos que 290 litros, que son sólo 50 menos de los que tenía el León de primera generación. En serio. 

¡Su motor era rotativo! 

El RX-8 fue el último integrante de la familia de Mazda con motor rotativo y, desde luego, fue un agradable fin de fiesta: a pesar de no contar con el torrente de potencia de las últimas y más salvajes versiones del RX-7, nuestro estimado japo llegó al mercado asociado a un corazón Wankel de dos rotores que, con una cilindrada de sólo 1,3 litros, eran capaces de rendir 192 y 231 CV de potencia, suficientes como para completar el 0-100 en 7,2 segundos con una punta de 223 km/h en la versión más comedida... y unas cifras de 6,4 y 235 en la más salvaje. ¿Has oído alguna vez que este tipo de mecánicas precisan un mayor cuidado sobre todo en cuanto a su lubricación? Es cierto. Como deberías hacer con cualquier deportivo si te pesa un poco el pie derecho. Fin. 

El comportamiento del Mazda RX-8 era soberbio

Mazda RX-8

Vídeo: sube el volumen para disfrutar de este Mazda RX-8 de rallyes

El fabricante del Mazda RX-8 es una de esas marcas de coches que, trabaje en el modelo que trabaje, siempre se mantiene fiel a sus principios... y en el caso que nos ocupa no hicieron ninguna excepción: el tacto de conducción de nuestro deportivo protagonista resultaba excelente y, en su día, la prensa especializada sólo creía superior a la hora de divertirse tras el volante a un auténtico peso pesado entre los artefactos pensados para disfrutar de la carretera. ¿Adivinas cuál? Exacto: el predecesor del actual Porsche 718 Cayman. Con eso es suficiente para que te hagas una idea de lo que estamos hablando, ¿verdad? 

Con el RX-8 tendrás un coche único... y te llevarás todas las miradas

Mazda RX-8

He de reconocer que siempre me han gustado los coches difíciles de encontrar por la calle... y mi historial lo demuestra: después del Kadett 1.8 de cuatro puertas que heredé de mi señor padre -con el que aprendí a nunca dar por hecho que al girar un volante el eje delantero actuaría en consecuencia- no he vuelto a conducir nunca un artefacto del que pudieras encontrar por la calle 20 ejemplares en menos de 100 metros. Tres Honda Civic de carrocerías muy específicas, un Porsche 924 y un Prelude del año 1988 después sigo disfrutando de esa sensación de saber que quien está echándole el ojo a tu cepo por la calle no tiene ni la menor idea de qué está mirando, y por eso me encanta el Mazda RX-8. Porque el Nissan Qashqai es una muy buena opción. Pero salirse de la norma de vez en cuando está muy bien. Oh, sí. 

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