Siendo sinceros, en este momento no tiene mucho sentido comparar a Ford con Ferrari. Sin embargo, hubo una época, allá por mitad y finales de los años '60, que la rivalidad entre Ford y Ferrari estaba 'on fire'. Una serie de acontecimientos que marcaron la historia del automovilismo no solo de competición, sino también el de producto. El de los coches que se venden en los concesionarios. ¿Por qué? Pues precisamente por una relación entre estos dos fabricantes, que compitieron de tú a tú durante años en un enfrentamiento que se recordará para siempre. Una leyenda.

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Ford contra Ferrari: una historia que pone los pelos de punta

Si no conoces la historia de Ford contra Ferrari, te animo a que sigas leyendo. Es apasionante y seguro que después de esta noticia quieres investigar más. En cualquier caso, te recomiendo que veas la película estrenada el año pasado y dirigida por James Mangold. Los protagonistas, Christian Bale y Matt Damon, hacen que te sumerjas en ella y que, a pesar de durar unas dos horas y media, se te pase volando. Acabarás con la piel de gallina.

Corría el año 1962. La película que inauguraría la saga de James Bond, Dr No, estaba lista, Sonny Liston noqueó a Floyd Patterson para convertirse en el campeón del mundo de los pesos pesados, y el escritor Anthony Burgess lanza su gran obra maestra, La Naranja Mecánica. Ah, y Enzo estuvo a punto de vender su compañía a Ford. Hasta que se retiró en el último momento desde su fábrica de Ferrari.

Tras esa retirada, Henry Ford II (nieto de Henry Ford) estaba furioso. Y la pasión que tuvo durante muchísima parte de su vida por conquistar Le Mans, una carrera dominada históricamente por Ferrari, salió a la luz. La firma italiana había ganado todos los años entre 1960 y 1965. Para vencerles dio instrucciones a sus ingenieros para que construyesen un coche que les enviase a la lona. Entonces, surgió el Ford GT40. Ford contra Ferrari.

La primera versión tenía un V8 de 4.7 litros y debutó en 1964. Los tres coches que participaron se retiraron, y el proyecto acabó en manos de Carroll Shelby. Cuando volvió a Le Mans en 1966 lo hizo con un V8 de 7.0 litros y 485 CV que era capaz de superar los 300 km/h. La carrocería era de plástico reforzado con fibra de vidrio, y con sus dos asientos pesaba poco más de 1.110 kg. Más o menos lo mismo que un Fiesta.

Esta segunda entrega volvió a lo grande y en esa temporada ocupó las tres primeras posiciones. No obstante, la victoria estuvo envuelta en la polémica con Ken Miles, que vio cómo le arrebataban el primer puesto en el último momento. Sea como fuere, Ford ganó de manera consecutiva todos los años hasta 1969, y la imagen de cabecera de este artículo muestra cómo llegaron los tres primeros en el '66. Disfrútala.